El populismo como forma de obtención de poder tiene un largo recorrido en la Historia. Desde los emperadores que repartían pan y denarios en los juegos circenses hasta los planes de asistencia económica y las promesas de facilidades a cierto grupo poblacional, junto a distintas técnicas discursivas y retoricas, quienes detentan al poder como también quienes aspiran a él, han logrado captar el voto de grandes sectores poblacionales en beneficio de sus objetivos.
Las ramas populistas de la política que apelan a emociones chatas, enardecidas por discursos vacíos cuyo fin ultimo es el de decir sin decir nada verdaderamente, son los tipos de discursos que manejan la escena política en la mayoría de los partidos a nivel mundial.
Uno de los casos mas violentos de populismo es Latinoamérica, Argentina para ser precisos, donde el asistencialismo es tan desmedido que ha logrado corromper la moral ciudadana al nivel de pervertir la institución familiar.
Un gran porcentaje de los cuarenta y cuatro millones de habitantes que componen al país viven única y exclusivamente del asistencialismo por parte del Estado. Las grandes villas del Conurbano se encuentran atestadas de populismo barato y recalcitrante en el que la ciudadanía vende su alma al diablo por unos pocos pesos. Y es así como se obtienen, no solo los votos en las elecciones sino las presencias en las marchas de pocos partidos políticos -principalmente de la izquierda- dirigidos por personajes que nunca vieron acción en el sector privado dado que vivieron y vivirán, directa o indirectamente del Estado.
La unidad familiar ha sido corrompida y no esta logrando cumplir su cometido. La educación a duras penas se relega a las instituciones educativas (si es que los niños asisten a alguna). Esto desemboca en un problema generacional que está afectando el ahora pero en mayor medida afectara el futuro nuestro porque serán ellos, la masa populosa y acéfala, que el día de mañana dependerán de nosotros y a quienes nosotros deberemos mantener. Este ciclo vicioso puede ser el remate de gracia que sufra Latinoamérica si los gobiernos continúan con los populismos baratos.
Niños sin educación, sin modales, sin formación alguna. Seres humanos sin afecto ni cuidado, que generalmente habitan en las villas miseria, en donde si obtienen una excelente y de la mas alta calidad capacitación en robos, consumo de estupefacientes y en las mas inmorales disciplinas.
La formación teórica que pueden llegar a recibir en las instituciones educativas (si es que se las puede llamar de esa forma) es paupérrima, y muchas de las familias no apoyan a sus hijos por varios motivos: el principal de ellos es que no sueñan con algo más. No sueñan con avanzar y progresar en la vida para vivir de una forma mas cómoda, porque se encasillaron en la simple idea de que ellos son pobres y que pueden vivir medianamente cómodos con la asistencia estatal. En segundo lugar, los padres al carecer de formación y estimulo para ello, no alientan a sus hijos a proseguir con sus estudios. Los adolescentes terminan con las llamadas "malas juntas" que los descarrían y deforman, arrastrándolos hacia el vacío de la vagancia y el mal vivir.
Cuando los gobiernos interrumpen en la sagrada institución familiar, las desviaciones que producen tienen un impacto negativo directo en el desarrollo de la patria misma. Pero cuando los intereses personales de quienes nos gobiernan están en riesgo, no hay freno para la capacidad de acción.
¿Qué clase de futuro develamos para nosotros y para nuestros hijos?
Excelente manera de ponernos a pensar...