Nada nuevo bajo el sol: vivimos en la sociedad del "todo ya" y si no es YA, entonces quiere decir que es inalcanzable. Una dicotomía que, aunque no parezca, termina causando estragos en nuestra calidad de vida. Y todo por una sencilla razón: pone a nuestra cabeza en contra de nuestros objetivos. El cerebro juega en nuestro equipo pero le encanta hacer goles en contra...
Lo particularmente difícil es poder hacer frente a esos mecanismos saboteadores. Y aquí es donde la racionalidad puede hacer de técnico y corregir los hilos del partido. No es tarea fácil, obviamente. Pero como siempre digo: difícil no es sinónimo de imposible.
Pero es un trabajo de hormigas. Todos los días. Un granito a la vez. Una lucha a la vez. Somos animales de hábito e instintivamente buscamos hacer aquellas actividades a las que estamos acostumbrados y que nos hacen sentir bien. Y comer nos hace sentir bien, y las explosiones de palatabilidad ni te cuento... Nadie come chocolate porque no le guste...
Un gran problema es que nuestro cerebrito nos hace confundir intensidad con efectividad, y esto no necesariamente funciona así. Si bien es cierto que si durante el mismo período de tiempo uno imprime una mayor intensidad, los cambios pueden ser más notorios. Pero casi siempre se falla al establecer un plazo de tiempo prudencial: una semana o un par de meses no alcanzan para visualizar un gran cambio (o el cambio al que apuntábamos al inicio)
Vamos con un ejemplo: supongamos que una persona A (vamos a llamarla Jaimito) pesa 70kg, y una persona B (Pepito) pesa 130kg. En un simple experimento, hacemos que Jaimito copie la alimentación de Pepito durante una semana. Luego de 7 días lo más probable es que Jaimito no se sienta del todo bien ya que, obviamente, no está acostumbrado a comer como Pepito y hasta es posible que tenga un aumento de peso interesante, pero imposible que llegue a 130kg. Si damos vuelta el experimento y hacemos que Pepito se alimente como Jaimito, es probable que después de una semana se sienta más "liviano", más "ligero" y que hasta haya bajado algunos kilos. Pero imposible que pese 70kg.
Y en ambos casos ambos individuos igualaron la alimentación del otro durante 7 días, pero sin llegar a igualar las condiciones físicas el uno con el otro. Lo que quiero ejemplificar con esto es que no se trata solo del "qué" se hace sino del "cuánto tiempo" se hace. Todo cambio lleva tiempo, nada sucede de la noche a la mañana ni por accidente ni cuestiones del destino o porque el universo conspire en nuestra contra. Casi siempre el logro (o no) de nuestros objetivos es el resultado del esfuerzo multiplicado por el TIEMPO invertido para alcanzarlo.
Si no planteamos un escenario en el que podamos darle el tiempo necesario a nuestro cuerpo para plasmar los cambios de nuestras actividades, estaremos indefectiblemente yendo a un destino no deseable: ciudad Frustración. Y es difícil salir porque es una ciudad que te bombardea con propagandas que te hacen "sentir bien" y, sobretodo, te sacan la responsabilidad:
"No te preocupes... es que tenés mucho trabajo y por eso no pudiste"
"En tu casa no acompañan así que no es tu culpa sino de ellos"
"Tu metabolismo cambió... Te conviene probar algún fármaco porque la dieta sola no sirve"
"Y bueno... vos le pusiste ganas pero te lesionaste... Tomá, usá esta promo de descuento para pedirte una promo de hamburguesa y helado"
"Vos intentaste... fuiste a entrenar 3 veces esta semana y no pasó nada. Eso quiere decir que el ejercicio que hiciste no funciona. Tomate un tiempo de relax hasta encontrar el mejor ejercicio que puedas hacer, y mientras tanto tomá este cupón de descuento para pizzas y cervezas"
De alguna forma u otra hay que romper el ciclo. Repetir mil veces la rutina que te ha llevado a la condición que querés cambiar no va a hacer que la mil y una sea la efectiva. Matarte de hambre no sirve. Buscar la salida en suplementos no sirve. Eliminar alimentos que habitualmente ingerís no sirve. Todo lo que ponga a tu sistema nervioso en alerta constante NO SIRVE. Pero pensar que todo es un caminito de rosas y dulce y bello y amigable TAMPOCO SIRVE. La mayoría de las veces es difícil. Te va a costar un huevo o una teta. La vas a pasar mal. Vas a creer que arruinaste todo...
¿PERO QUÉ VAS A HACER AL RESPECTO?
¿SENTARTE A ESPERAR A QUE OTRO LO HAGA POR VOS?
¿QUE POR ALGUNA MÁGICA CUESTIÓN TODO SE SOLUCIONE SIN QUE VOS MUEVAS UN DEDO?
Te vas a pasar la vida esperando...
Asumí la dificultad. Arremangate. Poné cara de perro y peleala lpmqlp, que las cosas que valen la pena y por las cuales algún día te vas a auto-dar gracias NO CAEN DEL CIELO. Te las tenés que ganar.
