Desde que llegó el hombre a la tierra, no ha sido fácil para él. Ha tenido que vencer obstaculos con perseverancia, amor y tolerancia, aparte de otros valores que han ayudado también.
Cada día el individuo se debe fijar metas, y cumplirlas con constancia. Acá en esta publicación, te darás cuenta como este personaje de la historia lo logra.
Años atrás existió un cacique llamado Vacumachí, vivía en una tribu indigena con una gran extensión de tierras. Este amaba a las aves y a los árboles del lugar, pero pensaba que a la vegetación le faltaba color, además de otras plantas.
Pasaron los días y Vacumachí pidio hablar con Amilsú, miembro de la comunidad que se encargaba de realizar trabajos de pintura. Acércate deseo que realices un dibujo para mí.
Llegó el joven Amilsú a dónde estaba el cacique y le expresó:
- ¿ Que desea que realice para usted Gran Vacumachí?.
El cacique dijo:
-Me dibujaras un hermoso árbol.
Amilsú le contesto:
-¿ Qué deseas que tenga el árbol.?
- Quiero que sea diferente a los árboles que hay en la comunidad respondió Vacumachi.
Amilsu le respondió:
-Necesito tiempo para dibujar y pintarlo.
Vacumachí le expreso:
-Sólo dos días para crear el árbol.
Amilsú se fue y empleo los días dado en la construcción del árbol, en ese tiempo no se supo nada.Luego al tercer día, apareció ante Vacumachí y le dijo, espero te guste mí trabajo.
Había utilizado de lienzo para pintar la superficie de un tronco grueso y pequeño. En el pinto un árbol cuyas ramas eran largas y sus hojas de menor tamaño.
_ El cacique miró la obra fijamente y le preguntó cómo lo creaste?
Amilsú le respondió:
- Estuve en el bosque que está próximo a la tribu, de el obtuve diferentes hojas de árboles y raíces. Separe las hojas de las raíces, utilice un mortero para desmenuzar las hojas, añadí agua de la mezcla logre sacar el color verde y pinté las hojas del árbol.
Para el tronco y las ramas hice el mismo procedimiento, machaque las raíces, incorporé agua y obtuve el color marrón y pinté el tronco y las ramas del árbol.
Vacumachi le contestó:
- Se ve Amilsú que le dedicaste tiempo al dibujo, pero el árbol qué hiciste le falta color.
El joven Amilsú le dijo:
- Puede darme Gran Vacumachí otros días más por favor.
El cacique le respondió:
- Si, tienes cuatro días más.
Amilsú se fue otra vez .Regresó al quinto día, era la segunda vez que volvía a estar ante la presencia del cacique.
Le llevó otra pintura, en el había un árbol con las hojas de color verde pálido y el tronco de color marrón. Ojalá este árbol le agradé, Vacumachí miraba el dibujo y se quedo pensando, movía la ceja de un lado a otro y le dijo qué procedimiento realizaste Amilsú?
-Tuve que ir más lejos de la comunidad, incorporé otros elementos como las piedras, las rayé unas con otras y saqué un polvo oscuro, pude pintar el tronco y las ramas. Con el pasto de lugar lo desmenucé y uní con otras hierbas, forme una mezcla de color verde y pinté las hojas del árbol.
Vacumachí respondió:
- Te haz esforzado Amilsú, pero el árbol no es bello.
Amilsú al escuchar lo que dijo el cacique se puso triste, no pudo dejarlo alegre. Vacumachí se percató que el joven se sentía mal, por no lograr lo que él quería y le expresó:
-AmiIsú, tendrás una semana más para traer lo que quiero, no abrá más prórroga. Se fue de la tribu, ya era el tercer viaje que hacía.
Al pasar la semana, apareció al día siguiente, ante la presencia del cacique, traía una cobija blanca.
Vacumachí le dijo:
- Amilsú ¿Con qué me vas a sorprender?
Amilsú abrió la cobija, en el centro de ella estaba pintado un árbol con muchas flores amarillas, parecían oro en trocitos. Escasamente se apreciaba el tronco y la rama de color marrón oscuro.
Vacumachí le pregunto:
-Me puedes decir como lo pintaste?
Amilsú le respondio:
- Tuve que ir al monte que está cerca de aquí, y vi un animal era un venado. Él se me acercó y conversó conmigo.
Yo le platiqué del porque estaba en el bosque. Me respondió, súbete sobre mí, te voy a ayudar.
Recorrimos un buen trayecto, pasamos por valles secos, bosque sin iluminación y por pequeño ríos hasta que se llegó a un cerro. Allí paramos, llovía fuerte y había un viento enorme.
De la nada,aparecio Bribasú, el Dios de los vientos. Tenía conocimiento de lo que yo quería.
Me expreso, no te preocupes, montate en mi espalda, te llevaré a dónde está el arcoiris y de él obtuve los colores, el cual elegí el amarillo para las flores. Luego me fui con Bribasú, iba muy rápido, por lo que el polvo se levantó y agarre un poco y lo guarde con el hice la mezcla para pintar el tronco y las ramas.
El dios de los vientos me llevó a una selva cercana, tomé de varios árboles sus fibras y pude tejer una manta y posteriormente pinte en ella el árbol con todos los elementos que conseguí, gracias a la ayuda del venado y Bribasú.
El cacique le contestó:
- Te haz esmerado Amilsú, tu perseverancia ha sido grande, tu dedicación te permitió no rendirte, ni abandonar lo que te había encomendado. A pesar de las dificultades que pasaste en el camino.
Tu constancia, fue el mejor instrumento para intentarlo nuevamente, ante los fracasos que tuviste, y así me demostraste que eres capaz de ejercer cualquier trabajo que se te otorgue.
¿Qué nombre le vas a colocar a este hermoso árbol que has creado?
Amilsú le dijo:
-Se llamará Araguaney.
Vacumachí le responde:
- Me parece muy bien, tendrá ese nombre, seguidamente el cacique logró decirle a todos los miembros de la comunidad que Amilsú, sería su pintor porque había hecho una linda obra y cumplió con lo pautado. Sólo falta esperar que el Dios de las plantas, nos de la semilla para que el árbol que Amilsú creo se de en nuestra tribu.
De esta manera fue como Amilsú obtuvo el Araguaney. Actualmente es el árbol nacional de nuestro país Venezuela.
En este mito, está presente la perseverancia valor que debe tener la persona de forma paciente, y continua hasta lograr cualquier actividad que se proponga. La perseverancia nos permite:
Cumplir con lo planificado.
No desistir.
Fijarse metas.
Obtener el triunfo.
Terminar lo que empieza.
স্টোরিটা অনেক সুন্দর দেখে ভালো লাগলো