Sueños de fe.
Una casa destruida, y todo un mundo de posibilidades para volver a donde una vez estuvimos. No siempre tendrás una mano amiga para levantarte, y eso no es malo, porque todos tenemos nuestros problemas, y no sabemos porque puedan pasar los demás, no es falta de humanidad, es requerir ayuda en el momento equivocado.
El día que supe eso dejé de estar molesto con el mundo por acudir a mi llamado, pero también entendí que yo podía ser esa mano amiga que pudiera ayudar cuando alguien realmente lo necesite, y por eso es que decidí levantar estas paredes nuevamente.
El que ganar, no me preocupa, siempre y cuando sea la tranquilidad que tanto deseo. No es una carga, si se que puede generar un cambio positivo, un cambio positivo que va a comenzar en mi por supuesto.
Se siente bien iniciar desde cero, porque así no se esperan un buen progreso, sinceramente eso me da más ganas de sorprenderlos. Hoy tengo más calma, más experiencia, y menos envidia en el corazón, porque sería una gran mentira decir que no fui envidioso antes de pisar fondo. La casa sigue tomando forma, ya pusimos los primeros bloques, y un piso grande para compartir buenos momentos.
Que el silencio imponga mis logros más inmensos, y esta casa será el resultado. Ayer cuando me fui a dormir, vi como ya casi estaba lista, y confirmé que ese sueño llegaría a su finalización, y podría darle rienda suelta a ser una mejor persona.
No quiero ayudar para ser recordado, sino que para que la gente recuerde que aún existe esperanza, y aunque las cosas anden mal, si se tiene la intención de crear grandes cosas, todos pueden ser arquitectos, aunque les hayan robado esa motivación.
Estoy en la recta final, aunque esta fase es la que tomará más tiempo, pero vamos, ya inicié, estoy mucho mejor que la última vez, porque iniciar es demostrar que ya no tengo que quedarme de espectador pero si como actor de mi propia historia.
Tengo un motivo claro, y es terminar de construir este espacio, para darle cobijo a ese pequeño niño que habita en mi mente, que siente miedo, y que no sabe a donde ir porque sus inseguridades lo persiguen. Esa es mi meta. Y aunque esta casa solo sea una metáfora, me ayudará a edificar cosas palpables, porque ese niño confundido, al fin tendrá un hogar donde desarrollarse.
Quiero darle seguridad, para que el día de mañana logre ser el hombre que debe ser, esa versión de mi que yo mismo necesito, y la que se hará sentir cuando llegue el momento adecuado.
Si, quiero ayudar, quiero colaborar, quiero cambiar el mundo, pero cuando me sienta listo y preparado y yo mismo me haya ayudado, porque no les sirvo de nada, si colaboro pero por dentro soy un cascarón vacío. Les sirvo más pleno que derrotado, porque si no lo hago bien, en vez de desmoronarme, los ayudaré a que todo encuentre solución.
Eso son mis sueños, mis sueños de fe.
Foto de Wendelin Jacober: https://www.pexels.com/es-es/foto/interior-de-muebles-para-el-hogar-destrozados-1411392/
Entendí esto hace unos años, a veces esperamos mucho de los demás pero no nos hacemos responsables de nosotros mismos. De ser nuestro propio guía. Tenemos que creer más en nosotros, tener más fortaleza y trabajar activamente por mejorar, sin esperar por terceros, porque cada uno tiene sus propios retos y problemas que afrontar.