Un poco de mí: mis padres, intereses dispares y 3 licenciaturas.
¿Quiénes somos? ¿Quién soy? ¿Por qué?
Recapacitar sobre quiénes somos a veces nos conduce a otras preguntas. Como, por ejemplo, si somos así por elección propia o a causa de una serie de circunstancias que no hemos elegido. Creo que se trata un poco de ambas. Las circunstancias favorables o desfavorables nos convierten en personas privilegiadas o desfavorecidas, ya que no las hemos escogido y son fruto de la mera fortuna. Las elecciones que hacemos en nuestra vida sí nos pertenecen y ahí es donde está nuestro mérito personal. Podemos tener muchas oportunidades y echarlas a perder. O bien podemos tener circunstancias adversas, pero sacar lo mejor de nuestro interior y sobreponernos a ellas.
Pensaba en ello estos días ¿Cuáles son las circunstancias que me han favorecido? ¿Qué decisiones vitales que tomé fueron un acierto? En gran medida, somos como somos, a causa de todo ello.
Por tratar de explicarlo, les contaré que mi madre fue una mujer vinculada a las artes y la docencia. Mi padre, en cambio, vinculado a la ingeniería y la industria. Cuando tenía dudas sobre algo, recurría a uno de ellos según el tema. A mi madre con cuestiones sobre música, literatura o arte. A mi padre con cuestiones sobre física, química, mecánica, termodinámica…
Curiosamente, desarrollé pasión por el cine, pero en toda su amplitud. Me fascinaba como arte, pero también como ingenio. Es decir, que me encantaba ver películas y analizarlas, pero también descubrir cómo funciona una cámara o cómo los datos se convierten en imagen.
Cuando tuve mi primer ordenador, pasó algo similar. Me encantaba lo que se veía en pantalla (sobre todo los juegos) pero también me fascinaba saber cómo funcionaba todo aquello, como se programaba.
Digamos que siempre me mantuve entre las ‘ciencias’ y las ‘letras’, amando ambas (como amaba a mis padres) y lamentando tener que elegir, tener que decidir hacia cuál orientarme. Eso era como decidir a quién quieres más, a tu padre o a tu madre.
La licenciatura que escogí compaginaba ambas y, además, me vinculaba al cine. Un poco técnica, un poco artística: ‘Comunicación Audiovisual', con especialización en 'Radio, Cine y Televisión’. Mientras, paralelamente, aprendía sobre diseño y programación de manera no reglada, más como instrumento para acompañar a mis 'futuras obras audiovisuales' que como meta final.
Cuando entré en la Universidad, vi claramente el itinerario que quería seguir. Resulta que los dos primeros años de ‘Comunicación Audiovisual’ eran comunes con la licenciatura de ’Periodismo’ y también con ‘Marketing y publicidad’. Durante esos dos años, me apasioné también por esas licenciaturas y supe claramente lo que iba a hacer. Y así lo hice.
Si tenía dos años en común, y a partir del tercero las asignaturas troncales eran distintas pero se podían escoger materias optativas y de libre elección, desde Comunicación Audiovisual, yo escogería como optativas las asignaturas troncales de ‘Periodismo’ y de ‘Marketing y Publicidad’.
Al obtener la licenciatura en ‘Comunicación Audiovisual’ me tomé un año más y me matriculé de ambas carreras. Pero al hacerlo, no tenía sentido que cursara de nuevo los dos primeros años (comunes y ya superados con mi licenciatura) así que entre directamente en tercero. Pero, y aquí viene lo bueno, al hacerlo mi expediente académico demostraba que yo ya había superado esas asignaturas. Efectivamente, pude convalidar la mayor parte, ya que la que estas licenciaturas exigían como troncales, yo ya las había superado al haberlas cursado anteriormente como optativas.
Así que, un curso más, algunas pocas materias más, escogiendo de nuevo optativas claves. En un solo curso, superé lo necesario para licenciarme en ‘marketing y publicidad’. Y como las optativas que escogí en 'Marketing' eran troncales de ‘Periodismo’, todo fue cosa de convalidar materias para obtener también ese título.
En parte, suerte porque tuve un entorno que me permitió seguir estudiando. En parte acierto porque decidí hacerlo así y esforzarme un poco más, no tanto para tener tres títulos, sino para aprender sobre todas esas cosas tan fascinantes.
Cuando alguna persona joven universitaria busca orientación, suelo explicarles esto. Hoy existen muchísimas posibilidades que yo no tuve, como los ‘dobles grados’ que permiten a los estudiantes obtener una doble titulación directamente. Pero claro, el estudiante tiene que estar en disposición de hacerlo y tiene que querer hacerlo.
En cualquier caso, siempre es buena idea elaborarse un buen planteamiento de la trayectoria académica. Aunque luego no la cumplamos, al menos tendremos la puerta abierta a sí queremos o no, hacer ese esfuerzo adicional para aprender más cosas.
¿Y que hay del diseño y la programación? Pues creo que ahí están de nuevo, mi madre y mi padre. La parte más visual, creativa y artística… y la parte más lógica, sistémica y matemática. Creo que ya no puedo renunciar a esa dualidad en todo lo que hago. Incluso mi tesis doctoral sobre ciudades imbrica ambas cosas: la ciudad como la mayor obra de arte jamás creada, y la ciudad como un espacio matemáticamente calculado y con propósitos predefinidos.
Ahí estoy de nuevo, en medio de dos mundos. Creo que lo siguiente que me gustaría estudiar es arquitectura. Arquitectura como arte (Licenciatura en Arquitectura) y también como ciencia (Arquitecto/a). Una se estudia en las facultades de Historia del Arte y tiene que ver con el simbolismo, la cultura y las representaciones artísticas. La otra en escuelas de arquitectos y tiene que ver con pesos, volúmenes, cálculo y dibujo.
Ahí están de nuevo, los lazos hacia madre y hacia mi padre. Hacia las Artes y las Ciencias.
Personas que no elegí. Que fueron un privilegio.
Estar incurso como tu en las aguas de la creatividad, tal vez distintas pero creatividad en fin, suele ser no de las mejores motivaciones para convertirse en creativo, siempre nos demuestras que eres capas de crear desde cualquier tema propuesto sacándole el máximo provecho a todo lo que te ha influenciado... lo que quiero decir con esto es que viendo hacia atrás siempre nos permite saber el porque de nuestras realidad hoy y muchas veces que deseamos para mañana.