¿Somos libres realmente o estamos atados a creencias? Una reflexión para el fin de semana
Si una mujer se quita la camisa o la blusa en público, en una calle; generará todo un movimiento a su alrededor de observación y crítica; pero si un hombre lo hace, pasa desapercibido. ¿Te has preguntado si realmente eres libre de concepciones externas? Ves a la mujer y al hombre en forma diferente, pero también vez entre hombres y entre mujeres diferencias; y hasta las catalogamos de buenas, malas y hasta de erróneas. Es bueno comenzar al terminar con estas falsas concepciones que tenemos del otro.
Que excelente es que este sábado y este domingo nos propongamos comenzar con una reflexión que nos permita entender de qué manera estamos viviendo; hacia qué determinado patrón de visión estamos enfocando nuestras percepciones de vida.
Una de las cosas que más nos llaman la atención es que vivimos buscando libertad.
Hoy es un día donde celebramos la libertad pues muchos de nosotros no trabajamos y podemos dedicarnos a hacer lo que queramos; y porque lo llamamos “nuestro tiempo libre” con esa palabra, libertad; es bueno preguntar ante ella:
¿Qué significa para nosotros libertad?
Es realmente la capacidad que tenemos de decidir por nuestros propios medios lo que queremos, lo que creemos y lo que observamos; y todo esto está definido por todo un bagaje de conocimientos y experiencias que el ser humano ha tenido históricamente.
Yo propongo que en estos dos días libres que tenemos, sábado y domingo, de tiempo libre; nos preguntemos ¿Qué tan libres somos de definir a los demás?
Porque una de las cosas que más está dañando en el mundo actual, es la intolerancia, la capacidad de vernos en forma diferente. Pero no diferente porque todos somos completamente distintos, sino que somos diferentes a lo que aceptamos.
Yo parto de la idea de que si existe, es porque es posible; porque es parte de la creación; porque al estar, forma parte del todo qué llamamos humano; y es de esta manera como nosotros podemos entender que el respeto a la existencia va más allá que dejar vivir a alguien.
Respetar la existencia es dejarlo vivir bien.
Yo propongo, que cuando tenemos días libres, que nos preguntemos qué tan libres estamos de fórmulas culturales, religiosas, estereotipadas, producto del marketing, producto de los cánones que yo quiero para poder tener o ejercer una influencia sobre el resto de la población y así, valga la redundancia, tener poder en mi entorno. Esto se aplica mucho al político o a la política.
Qué tan libres somos en el momento en que percibimos al otro.
¿Es el otro como yo, tal como las máximas filosóficas de grandes religiones?
Estas proponen amar al prójimo como a ti mismo, e implica verlo a él como me veo a mí ;por lo tanto, debo considerar que hay una igualdad.
La igualdad radica en que somos hijos de la misma especie, eso está claro; y al ser hijos de la misma especie, por lo tanto, poseemos características que son inherentes a la raza humana; y la más importante, el raciocinio y la capacidad de tener afectos complejos como el amor.
¿En qué radican en entonces las diferencias físicas, que no es más que el vehículo en el que anda la energía que tiene la capacidad de razonar, pensar, decidir, crear y producir?
Los días libres son importantes porque podemos pensar y dedicarnos a la meditación de situaciones que, en momentos laborales, no podemos analizar.
Yo propongo que los fines de semana o en cada momento libre que tengamos para descansar, por supuesto, porque dedicamos mucho tiempo libre a diversión y eso no es descanso; yo propongo que comencemos a plantearnos conceptos que manejemos interiormente; si están correctos o si hay que transformarlos.
Porque el mundo en estos días, luego de la pandemia; nos ha mostrado que necesita con urgencia la reestructuración y, si se quiere, el reajuste de los conceptos que manejamos.
Para nadie es una cosa ignorada el hecho de que la pandemia nos señaló como a todos por iguales; que todos estamos en peligro o estuvimos en peligro; y a todos nos pudo haber ocasionado el final de la existencia independientemente de lo que poseyéramos.
Hoy, independientemente de las características físicas o fisionómicas que nosotros tengamos, todos nos igualamos.
Si una persona tiene defectos de funcionalidad podemos categorizarla dentro de los pacientes médicos porque necesita la ayuda y la corrección; pero que una persona no funcione en la sociedad producto de cómo la mira el resto y la rechaza o la acepta, es algo que todos tenemos que reajustar y reacomodar; porque sí existimos, somos y es porque debemos estar.
Lo que está es y lo que es en el planeta o sobre el planeta, merece respeto, consideración y entendimiento; porque todos tenemos un puesto.
Te invito a que te preguntes hoy:
¿Qué tan libre soy en estos momentos de paradigmas y conceptos que yo no generé?
Emilio Ríos – Venezuela
@Erigo580
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Hola 🙋♀️ Erigo muy interesante post, me llama especialmente la atención los temas que tratan sobre la libertad o el libre albedrío, tema bastante complejo. Mi opinión personal es que nacemos libres, pero que a medida que vamos creciendo o viviendo en sociedad, la persona que somos va perdiendo grados de esa libertad cuando tomamos como nuestras las normas sociales; que nos dicen lo que es bueno o malo, lo que es bonito, feo, aceptable, o más extremo; lo que nos conviene o nos perjudica, afectando nuestra percepción de las cosas, personas y situaciones. Cada una de nuestras elecciones están de algún modo, influenciadas por nuestra historia, el entorno y por los programas de nuestro subconsciente. Pero el ser esencial que somos jamás perderá su libertad, así como, tampoco podemos perder nuestra divinidad. Trabajar en nosotros mismos, ser conscientes y vivir en el aquí y ahora, son herramientas que nos ayudan a proteger nuestra esencia mientras vivimos en sociedad y a tomar decisiones más consientes, entendiendo que todos somos iguales y que todos aquí somos seres espirituales viviendo una experiencia humana, esto nos permite respetar el proceso de cada quien, lo que hace o como vive.