La vuelta al hogar, y a uno mismo hasta cierto punto, gracias al confinamiento; nos ha permitido adquirir nuevos cuidados relacionados con la salud; así, a diario descubrimos que cocinar en casa es un evento importante, divertido y lleno de color; que la elección de nuestros alimentos es el primer paso para una dieta balanceada; y que reconocerlos, probarlos y darles cabida en nuestras mesas a esos elementos vivos y llenos de virtudes que antes no tomábamos mucho en cuenta, como en muchos hogares a la berenjena; va siendo otro resultado positivo de re-descubrir nuestro nuevo mundo y de la creación de paradigmas de vida más saludables y actualizados.

Con la berenjena me pasa que cada vez que pienso que necesito una limpieza orgánica que me ayude a eliminar toxinas del cuerpo, pienso en ella; su alto poder diurético y sus beneficios digestivos, la hacen perfecta para comerla en una semana de alimentos saludables que nos permitan eliminar toxinas e impurezas.

Con ella, gracias a sus dotes nutricionales, aseguro que mi organismo sea provisto de una serie de antioxidantes que ayuden a proteger las células contra crecimientos patológicos y de daños provocados por tóxicos ambientales o externos; y de hecho, la uso para recuperar el estado corporal después de infecciones virales o bacterianas, como cuando acabamos de pasar resfriados e infecciones respiratorias o urinarias.

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En su composición maneja vitaminas como la A, las B1 y B2; la C y el ácido fólico; por lo que es excelente para reforzar el sistema inmunológico y aumentar las defensas. En su piel existe un antioxidante que previene el envejecimiento celular, la nasunina; y de minerales están entre otros, el calcio, fósforo y el hierro, que completan la amplia gama nutricional contra la anemia, la descalcificación y las enfermedades cardíacas.

Igualmente baja el colesterol malo y favorece la circulación sanguínea; y por si fuera poco, induce la creación de serotonina, ese neurotransmisor que ayuda a combatir las depresiones y que mejora notablemente el estado de ánimo.

Es tan saciante y contiene tan pocas calorías, ya que su composición es agua en un 90% y fibras; que es imperdible a la hora de hacer dietas para rebajar.

Pero la consumimos poco; solo la dieta mediterránea la usa en forma frecuente; y debido a esto es que pocas veces sabemos cómo cocinarla.

Primero hay que advertir que siempre debe cocinarse, ya que contiene la sustancia solanina que puede ser tóxica, pero que se inactiva con el calor, y segundo, es bueno saber que existen métodos y técnicas que hacen de ella un alimento delicioso, de suave y delicado sabor.

Quiero compartir tres maneras de hacerla, como un aporte para que vamos conociéndola y utilizándola en forma permanente en nuestros hogares; y te adelanto que si no la conoces, no te arrepentirás de consumirla

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Rodajas de Base

Cortarla con piel en forma de ruedas o lonjas a lo largo; dejarla remojando en agua con un chorrito de vinagre y algo de sal durante una media hora, para después escurrirlas y secarlas; es una manera muy propia que tengo para quitar un cierto amargo que trae; aunque te digo que no lo hago siempre; por lo que no sé si es mito o realidad que trae ese sabor medio amargo, ya que en lo personal, no me molesta su sabor sin pasarla por agua avinagrada y salada.

Luego en una plancha o sartén bien caliente, engrasada con aceite de buena calidad, ya que ella absorbe mucho; irlas sellándolas por ambos lados, hasta cocinarlas.

Y ya tenemos listas las rodajas para preparar las recetas que queramos. Con ellas podemos hacer desde torres de rodajas con tomates y cortes de mozzarella y albahaca, bañados en pesto; hasta capas para hacer pasticho con salsa bolognesa o napolitana; pues las ideas son infinitas; así que veamos tres...

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Crema de Berenjena estilo Árabe

Ya sea asada en horno o al carbón, o con las rodajas selladas; hacemos un licuado en una procesadora, con la cantidad de una o dos berenjenas medianas; dos dientes de ajo; el jugo de un limón; crema de ajonjolí, que es el Tahini, aunque también puedes usar algunas nueces de tu elección, como avellanas o las de cajún o anacardo, que en Venezuela llamamos semillas del Merey; para luego condimentar con sal, pimienta y comino; y finalmente procesar con dos dedos de aceite de oliva; si es extra virgen mejor…

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Decora con unas hojitas de menta, de albahaca o hierbabuena; y lista la salsa para untar tus panes, acompañar el pollo, pescado o la carne sellada a la plancha; y para suplantar la pesada mayonesa, por ejemplo…

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Bandeja de Vegetales al Horno

Aunque no tenga que ver con la famosa ratatouille francesa, esta bandeja lleva en forma ordenada y alterna, las rodajas de berenjena selladas, tomate, rodajas de cebolla, si también lo deseas así; y ruedas de calabacín o zucchini; salpimentadas, con rocío abundante de aceite de oliva, y si es de tu gusto, pues, un generoso rociado de queso blanco, parmesano, trozos de mozzarella o el queso blanco de tu preferencia; eso sí, 15 minutos después de haber comenzado a hornearse, para que no se dore sin haberse integrado y cocinado los vegetales antes.

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Canoa de Berenjenas Crudas

No, no la comeremos tal como Dios o el árbol, en este caso, la trajo al mundo; lo que pasa es que aquí la cocción es más larga, una hora aproximadamente en el horno, pues utilizaremos la media berenjena sin cocinar, es decir, firme; a la que sacamos parte de su pulpa, y la rellenamos de carne molida de tu preferencia, sazonada con vegetales cortados, sal, pimienta y comino.

No te dejes llevar por la fotografía que muestra una carne molida sola; lo ideal es condimentar muy bien; y aunque en la foto resalta, queremos algo sabroso antes que elegantemente fotogénico.

Una vez relleno el hueco de la berenjena con la carne, la cubrimos con lonchas de jamón y de queso blanco que no se derrita tan fácilmente; lo que hará un efecto de cubierta para que la carne y la pulpa se cocinen en sus propios jugos de una manera perfecta, y que a la hora, éste tenga un color dorado no quemado.

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Como vemos, en ocasiones solo necesitamos de una guía para iniciar el viaje de conocer algún alimento que nos ayude a nivel de la salud, pero que no nos quite el gusto por la buena mesa y los sabores placenteros.

La salud comienza en casa, es verdad; por la elección correcta de los ingredientes de la cocina, de la forma de cocción; de lograr hacer de la hora de alimentarnos un momento de esparcimiento familiar; y sobre todo; de prolongar ese momento en una sobremesa  donde todos quedemos satisfechos y complacidos.  

Emilio Rios. Venezuela

(freelance writer: emiliorios580@gmail.com)

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