Historias jamás Contadas – Las dos caras de las Apariencias
“Juzgar por las apariencias, condición económica o por una mala referencia, te convierte en esclavo de tu pobre conciencia” – A.Evora. Y con estas duras palabras iniciamos, esta Historia donde veremos el por qué no debemos dejarnos llevar por comentarios de terceros y la importancia de nosotros mismos diferenciar lo bueno y lo malo, esperamos disfruten de esta lectura.
Era, una hermosa mañana de un mes de mayo; día de mudanza para la familia Rodríguez, conocer nuevos vecinos, reorganizar nuevamente los muebles, camas, utensilios de la cocina y así sucesivamente, pensaba Carmen la mayor de los hermanos; transcurridas 3 semanas una de las vecinas, la señora Virginia una madre soltera que tiene a su cargo 9 hijos, decide acercarse y ofrecer sus servicios domésticos en cuanto a limpieza, lavado y planchado; en vista que los padres de Carmen, Julieta y camilo trabajan, deciden aceptar la oferta de la doñita.
Sin embargo la esposa del arrendatario, le advierte a Julieta que tenga cuidado con esa señora, es decir Virginia porque es una ladrona, que a ella le robo recientemente cuando la contrato para planchar, en vista de este comentario Camilo le manifiesta a su esposa que lo piense bien en cuanto a contratar a esta señora, porque si esta señora se atreve a hacer esa advertencia acerca de Virginia es porque sucedieron tales hechos. Lo cierto es que Julieta obvia el comentario de esta mujer y decide darle el beneficio de la duda a esta madre que necesita trabajar para alimentar a sus hijos.
¿Qué creen ustedes que sucedió?
La gran mayoría piensa que la arrendataria tenía razón, que Virginia es una vulgar ladrona, pues se van a sorprender, Julieta observo que Virginia es solo una mujer humilde, analfabeta, abandonada por el padre de sus hijos que un buen día decidió alejarse, no hacerse responsable por sus hijos obligada ella salir a trabajar para sobrevivir junto a sus niños.
Llego el sábado y Virginia acude a casa de los Rodríguez a cumplir con las labores domésticas, pero Julieta y la familia deben salir fuera de la ciudad porque se presentó una emergencia con uno de los padres de camilo, en vista de que Virginia ya está en la casa deciden dejarle las llaves de la vivienda con instrucciones que en cuanto culmine las labores cerrar y quedarse con las llaves hasta ellos regresar. Camilo no estaba de acuerdo, debido a las advertencias de la arrendataria.
Julieta hizo caso omiso de los comentarios de su esposo, comentarios infundados por la arrendataria. La familia Rodríguez regresa al hogar el día domingo en horas del mediodía, y para mayor sorpresa de todos, la señora Virginia, lavo, limpio la casa, organizo las habitaciones, plancho y elaboro el almuerzo; es decir cumplió con otras funciones en comparación a las pautadas, y no solo eso cuando se le pregunto cuanto se le debía dijo estas palabras. Cinco dólares.
Julieta quedo rotundamente sorprendida, por tan poca cantidad de dinero, que solicito Virginia, y le respondió, por favor mi doña eso es muy poco dinero por todo lo que has hecho y eso no te va alcanzar para alimentar a tus niños y la bondadosa Julieta le obsequio 50 dólares, y aparte le preparo una bolsa con víveres, camilo un poco disgustado le dijo oye el dinero no crece en los arboles Teresa de Calcuta, ella molesta le respondió, no seas injusto ella hizo más de lo que se le pidió, tiene muchos hijos que alimentar es sola y solo basta con verla para darse cuenta que es una buena persona revisa a ver si falta algo en la casa, ¿no verdad?.
Todo está allí lo de valor en su lugar. ¿A quién debemos creer? a la intrigante de la arrendataria con sus aires de grandeza y arrogancia o a una mujer humilde que debe doblarse el lomo para sobrevivir. Con el tiempo Julieta, entendió del porque esta mujer hablaba mal de Virginia, pues la muy engreída cuando la contrataba no le quería cancelar su trabajo, la explotaba porque de paso pretendía que esta hiciera labores domésticas a toda su familia, y solo le pagaba con un plato de comida, de paso la obligaba a comer en el patio y no en la mesa como cualquier mortal. Pero Julieta siempre se dejó llevar por su instinto y las palabras sabias que algún día le dijo su padre. “Hija no todas las personas son lo que aparentan, y debes aprender a conocer muy bien a las personas y todo esto es posible cuando los ves directo a los ojos, si esa persona no esquiva su mirada y la sostiene en ella veras nobleza y humildad. Por el contrario quien no te ve directo a los ojos, presume quien no es, es porque en su mirada solo puedes encontrar, rencor, maldad y envidia, recuerda ese viejo refrán: Las Apariencias Engañan”.
Hoy en día los hijos de esa pobre mujer analfabeta, esa con sus manos desgastadas de tanto lavar, para llevar alimentos, vestido y educación, se han convertido en grandes profesionales. Mientras que los hijos de aquellos que no tuvieron que sacrificar nada, tenían los recursos y calificaban a estos chicos como los mugrositos. No concretaron ninguna meta. Virginia dice que no le alcanza la vida para agradecer a Julieta todo lo que hiso por ella y sus hijos.
Lastimosamente aún se sigue juzgando por la condición económica de una persona, todos no tienen una historia feliz en sus vidas, imagínense que ningún ser humano se encontrara en situaciones desagradables todo sería perfecto y el mundo un paraíso. Pero sencillamente de eso se trata la vida, de vencer obstáculos, levantarse después de cada tropiezo, ayudar sin mirar a quien, no juzgar sin antes conocer la realidad de una persona, pero eso si nunca dejar de mirar a los ojos como decía el papa de Julieta: “Porque en la mirada de cada persona están las respuestas que oralmente no te pueden explicar”.
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