La confianza no es algo que pueda suceder por casualidad, ni algo que puede programarse mecánicamente en nosotros. Cuando nosotros confiamos en alguien se debe a una mezcla de las emociones, las ideas y las opiniones personales que tenemos hacia una persona o cualquier otro ser viviente.
Muchas veces confiamos en lo que vemos con tan solo una primera impresión, pero mientras vamos creciendo y madurando (acumulando experiencia) nos damos cuenta de que no "hay que juzgar un libro por su portada", sino que antes de decidir si confiamos en alguien debemos conocer primero a ese alguien.
Igualmente la confianza no debe ser algo unilateral, ¿cómo puedes confiar en alguien que no confía en ti? Sin igualdad de condiciones no es posible hacer nada. Igualmente la confianza no es solo cosa de los seres humanos, también se da en el reino animal; y también en la relación humano-animal.
Vean por ejemplo esta foto donde estoy jugando con mi perrita Bárbara; si ella no confiara en mí no se acostaría en el suelo y me mostraría la pancita, al contrario le costaría acercarse a mí. Igualmente si yo creyera que Bárbara pudiera atacarme (ella tiene muy buena dentadura) no estaría tan cerca de ella en esa actitud de calma y amistad.
¿Esta confianza fue construida de la noche a la mañana? Claro que no, la confianza se construye día a día, paso por paso y se fortalece o disminuye con el tiempo, según sea la experiencia de las partes involucradas.
En 9 años Bárbara jamás me ha mordido, entonces puedo confiar en ella; en 9 años yo no le he hecho daño a Bárbara, la he alimentado, la he bañado, sacado a pasear y jugado con ella. Entonces claro que ella puede confiar en mí. No solo se trata de que vivamos con alguien, junto a alguien o cerca de alguien; es la naturaleza de la relación que tenemos con cada quien y las experiencias positivas mutuas las que permiten que exista confianza entre dos o más personas, o entre un ser humano y un animal.
