Un día un turista fue a visitar a un maestro espiritual y quedó estupefacto al ver que su casa sólo tenía una estancia llena de libros con una mesita y un banco, que eran sus únicos muebles. Y le preguntó:
– Maestro, ¿dónde tienes tus muebles?
– Y los tuyos, ¿dónde están?, replicó el maestro.
– ¿Los míos? Yo sólo estoy de paso.
– Yo también, respondió el maestro.
Por eso, no hay que pensar tanto en tener y tener cosas materiales. No hay que alardear de lo que somos o tenemos. Hay que vivir para la eternidad y ser humildes.
Un día un turista fue a visitar a un maestro espiritual y quedó estupefacto al ver que su casa sólo tenía una estancia llena de libros con una mesita y un banco, que eran sus únicos muebles. Y le preguntó:
– Maestro, ¿dónde tienes tus muebles?
– Y los tuyos, ¿dónde están?, replicó el maestro.
– ¿Los míos? Yo sólo estoy de paso.
– Yo también, respondió el maestro.
Por eso, no hay que pensar tanto en tener y tener cosas materiales. No hay que alardear de lo que somos o tenemos. Hay que vivir para la eternidad y ser humildes.