La Isla Morroka

Hola, me presento, mi nombre es Equis, sip, Equis, como la letra "X" pero escrito "EQUIS". Y si, decidí llamarme así, Equis, tan fácil como así, tan fácil como que un día también decidí mandar todo a la shit. Es decir, a la mi3rda, y es que normalmente escribo así, con shit en lugar de mi3rda, o mi3rda así con el "3" en lugar de la "e", y muchas cosas de esa manera, así que deberías acostumbrarte a eso si piensas seguir leyendo. Sip. Pero esto no trata de como escribo, sino del día que mandé todo a la shit.

Me encontraba en la oficina, en mi rol de esclavo / empleado, sentado frente a la PC, rodeado de zombies esclavos, y computadoras usando windows 7 pirateado, observando como el mundo pasaba y se iba a la shit en un internet de menos de 1mbps, en una red saturada de gente chateando y publicando sus patéticas vidas y leyendo el horóscopo y los resultados de la lotería. Y de pronto me sentí como James McAvoy en Wanted cuando ya está obstinado de tanta pero de tanta shit y siente que tiene que salir de allí y entonces por fin, por fin explota y se va, y lo hace de la mejor manera (https://youtu.be/bwSjy0aQqAE).

Pues este era yo en mi cubículo escuchando numetal y otras cosas heavys, cuando tomé la decisión de arrancar de allí. De un tirón arranqué los audífonos y puse el volumen a tope para que todos pudiesen escuchar What de Rob Zombie.

Enseguida todas las miradas se dirigieron a Equis, entonces aproveché y me subí a la mesa, y luego de darle un puntapie a una montaña de expedientes comencé a bailar/rockear, mientras me pasaba de una mesa a otra, de cubículo en cubículo, pisoteando los teclados, documentos y otras pendejadas de todos los esclavos de la corporación. Y algunos enmudecieron, y otros murmuraban, mientras Equis rockeaba y Rob cantaba:

"Vampire lovers.. in a wild bikini say:

Uh-huh u-huh uh-huh u-huh

Cannibal man and a jungle girl, say

Uh-huh u-huh uh-huh u-huh"

Antes de terminar la rola ya había salido de allí, arrancándome la estúpida corbata y llevando conmigo el discoduro con mis partidas salvadas de GTA películas descargadas. Tras de mi salió vociferando mi ahora ex-jefe inmediato, no pude escucharlo porque en mi mente ahora sonaba Thundersruck de AC/DC (https://youtu.be/v2AC41dglnM) y me valía nada lo que tuviese que decirme, sin voltear le hice la señal con el dedo medio mandándolo a la verg*.

Este relato es posible gracias al apoyo de mis queridos sponsors. Yeah!!

Thanksss friends!!

Caminé sin importarme un bledo las luces ni las leyes, y los insultos y maldiciones me resbalaban, y sonreía mientras subía a mi auto estacionado en una calle concurrida. El vago pendejo "cuida autos" intentó cobrarme pero supo al ver mi mirada que era mejor quedarse callado si pretendía seguir ileso. Cuando aceleré gritó que no volviera por allí, y claro, claro que no volvería más por allí ni por ningún lado. Había llegado el momento de partir.

Conducía rápido por las calles. Salude a Morroka, mi pequeña morrocoy, resguardada en una pecera plástica en el asiento de copiloto. Le comenté que hoy era el día, y ella pareció sonreír. Los edificios comenzaron a quedar atrás, luego las casas y árboles. Luego solo eran mi auto y la carretera, rodeados de arena y en frente, el océano, la salida, el final, y el comienzo.

Cuando el aslfato terminó detuve el auto a unos metros del mar. Me quité los zapatos y los calcetines, me coloqué mis lentes de sol y bajé del auto, montando en mi espalda el morral con el discoduro, la laptop, el teléfono y lo demás necesario. En la mano izquierda llevaba una botella de agua mineral, en la derecha cargaba a Morroka, mi pequeña morrocoy, la cual iba creciendo rápidamente a medida que caminaba por la playa. Cuando finalmente el agua tocó mis pies, Morroka estaba tan grande que apenas podía sostenerla con ambas manos. La coloqué en la arena húmeda.

La morrocoy no espero y dando unos cuantos pasos se adentró en el agua. La olas la cubrieron y por unos instantes no la vi. Caminé entonces dentro del agua fría y refrescante. Podía imaginar mi propia escena de un tipo con pinta de oficinista, lentes oscuros, un morral deportivo en la espalda y una botella de agua en la mano adentrándose en el mar. No podía disimular la sonrisa. Cuando el agua me llegó a la cintura, sentí que estaba pisando algo especial. Casi caigo cuando el suelo debajo de mi se movió y se elevó saliendo del agua.

Me encontraba de pie sobre la espalda de Morroka, mi morrocoy que ahora era gigantesca y que nadaba lentamente entre las olas del mar, alejándose tanto de la costa que pronto ya no se veía. Me acomodé entonces en la silla playera plegable que llevaba guardada en el morral y me bebí lentamente el agua mineral mientras disfrutaba del paisaje en movimiento, arrullado por las olas y el sonido de las gaviotas, iluminado por el sol abrazador, saludado por las blancas nubes sobre el cielo azulado. Tan apacible me encontraba que caí en un profundo en suave sueño.

Cuando desperté, me encontraba acostado sobre una arena bastante clara y suave. Un cangrejito me saludaba/picaba la mano con sus pinzas. Me senté y visualicé la situación. Me encontraba en una hermosa playa con palmeras. A mi derecha las olas rompían suavemente y a unos cuantos metros de distancia se encontraba mi morrocoy, ya no tan gigante, pero si enorme, comiendo de unas palmeras caídas. A mi izquierda continuaba la playa preciosa, volviéndose en el fondo siluetas de las palmeras contrastando con el cielo naranja, la noche se aproximaba, y solo sabía que... lo había logrado.

La brisa fría me llenaba el cuerpo de alegría y sentía el espíritu crecer dentro de mi. Viré dando la espalda al mar y pude ver la inmensidad de la isla, con la vegetación creciendo hasta el fondo y perdiéndose donde iniciaban unas grandes montañas. Entonces pleno de felicidad dije...

- Yo te bautizo: ISLA MORROKA -

Y así finalizaba mi vida, y comenzaba otra, más prometedora y divertida.

Mostrorobot

220329

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