El ser humano necesita convivir en grupo para lograr su desarrollo psicosocial y alcanzar las metas que se ha propuesto. La familia es el primer grupo, del cual formamos parte; las relaciones interpersonales dentro de ella tienen gran influencia en el desarrollo social y la salud mental del individuo.
Es en el grupo familiar donde se adquieren las primeras normas de comportamiento y convivencia. De allí la importancia de las relaciones armónicas entre los miembros de la familia, las cuales deben estar basadas en el amor, el respeto y la ayuda mutua.
El ambiente social que rodea al individuo se amplía al ingresar a la escuela. Allí comienza otra etapa de su sociabilización, al compartir juegos y estudios con compañeros y maestros.
Progresivamente se produce la integración de la persona a la comunidad: barrio, urbanización, ciudad ..., dentro del cual compartirá múltiples actividades y administraciones. Para mantener una buena convivencia y lograr un desarrollo social óptimo, cada individuo en particular, debe cumplir con los requisitos éticos morales: honestidad, generosidad y respeto por uno mismo, por los demás y por la propiedad ajena.
La honestidad:
Es una de las virtudes que han de convertirse en valores del ser humano para alcanzar la plenitud como persona. Ser honesto es ser auténtico y firme en nuestros pensamientos, decisiones y acciones.
Debemos actuar conforme pensamos, pensar una cosa y hacer otra es deshonesto. Igualmente lo es robar, o también el cambio de opinión, de hoy para mañana, por influencia de otros, o por obtener alguna ganancia o provecho, sin que exista un razonamiento válido y honesto que lo justifique.
Ser honesto es reconocer nuestras virtudes y defectos, aceptar nuestras equivocaciones y rectificar nuestra conducta.
La generosidad:
Es la capacidad de dar y compartir lo que poseemos. Ser generoso, no es solo compartir nuestros bienes materiales, comprende el brindar apoyo moral y afectivo, espontáneamente, a otros cuando lo necesiten.
Cuando un niño explica un compañero de estudio una materia que no entiende, o lo ayuda en alguna mano de obra, está brindándole parte de sus conocimientos y generosidad. La persona generosa vive llena de satisfacciones y ganando el afecto de los seres que la rodean.
Por el contrario, el egoísta se aísla, porque no sabe compartir, ni reconocer las virtudes de los demás.
El respeto:
Es reconocer nuestros derechos y los de los demás, no violar la dignidad y privacidad de otros. El respeto, es la base fundamental para la buena convivencia en sociedad.
La persona que mantiene una actitud respetuosa por los demás, y por la propiedad ajena, tiene derecho a exigir que se le respete. Por el contrario, un individuo irrespetuoso, es propenso hacer irrespetado y no tiene fuerza moral para requerir de los demás, lo que él no ofrece.
Cabe destacar que el incumplimiento de los principios éticos morales en nuestra convivencia diaria, originar situaciones de conflicto que afectan negativamente en las relaciones interpersonales y reacciones, a veces violentas, entre los miembros de un grupo social. Las reacciones y sentimientos que se desencadenan como respuesta al incumplimiento de los principios éticos Morales pueden y deben ser canalizados por cada individuo.
El autocontrol y el manejo adecuado de los sentimientos y emociones, el enfrentamiento adecuado de las situaciones conflictivas, de forma tal que no se produzca agresión verbal o física entre los miembros que interactúan.
Estoy de acuerdo cuando se refiere a generosidad . de dar apoyo moral espiritual y todos aquellos conocimientos que Dios nos dio Jesús fue muy generoso en compartir y dejarnos los conocimientos que Dios le dio