Hace poco decidí revisar el estante de libros de mi papá. Encontré cuentos que seguramente solo leí una vez de niña, para luego dejarlos en el olvido o quizá en el recuerdo que no sabía que tenía.
Los libros de mi infancia estaban llenos de polvo, todos llamaban mi atención por los gráficos, poco a poco iba navegando en mi memoria. Sacaba y guardaba varios libros, hasta que uno llamó mi atención más que los demás, así que volví a leerlo.
Fue una experiencia muy extraña. El libro que estaba leyendo era "Mi amigo se escribe con H" de María Fernanda Heredia Pacheco. Desde el primer momento me sentí abrumada, especialmente cuando el amigo de la protagonista dice que le da miedo la memoria.
Porque fue algo parecido lo que pensé cuando comencé a pensar si leer o no el libro. Me puse a reflexionar en eso un rato, interpretándolo a mi manera, antes de continuar con la lectura. Comencé a recordar cosas en las que no había pensado, es curioso porque conforme me adentraba a mi memoria me sentía triste porque esos recuerdos me estaban gustando tanto que desearía volverlos a vivir y quedarme en esa época para siempre.
Mi infancia fue muy buena, recuerdo a mi mamá preparándome el desayuno, a mis hermanas, a la mascota de la familia, a mi papá alistándose para llevarme a la escuela. No había complicaciones ni problemas, e incluso los problemas que había entre mis papás pasaban desapercibos para mí. Soy una persona medio distraída, y de niña, aún más, por eso nunca me daba cuenta de las indirectas que se lanzaban luego de discusiones que nunca escuché sino que me contaron que hubo. Yo solo los veía ocupados pero felices desde mi punto de vista infantil.
Quisiera vivir esa época de nuevo, muy egoísta de mi parte sabiendo que posiblemente fue una de las épocas más estresantes para mis padres por los gastos de la escuela y universidad de mis hermanas mayores.
Pero es inevitable para mí sentir ese deseo por volver. La vida ahora es tan complicada, ahora me doy cuenta de todo y ciertamente todo es tan cruel.
Últimamente, ando preocupada por todo y no llego a concretar nada, es decir, los trabajos y examen de mi universidad, cumplo con eso, pero aún así siento que no hago nada, por eso extraño mi infancia, ni siquiera conocía la palabra preocupación solo disfrutaba el presente.
Es una sensación de nostalgia por las cosas buenas que viví en mi infancia.
Es una sensación de melancolía por la ausencia del pasado que no volveré a vivir.