¿Cuáles son las posibles causas de la epidemia de obesidad?, entre ellas:
Modificaciones en el estilo de vida
La virtual desaparición de la actividad física y la fácil accesibilidad de alimentos energéticamente densos han propiciado un balance energético positivo sostenido en el tiempo (incluso en poblaciones económicamente desfavorecidas), por lo que ocurre un incremento en la adiposidad corporal.
Incremento en la longevidad
El control de las enfermedades infecciosas y otros avances en salud pública han permitido una mayor expectativa de vida y un envejecimiento relativo de la población. La prevalencia de obesidad se incrementa con la edad.
Hipótesis del genotipo económico
Cuando las comunidades debían enfrentarse a un medio hostil, con escasez de alimentos y necesidad de realizar grandes desplazamientos a pie, la selección natural determinó la supervivencia de los individuos con un genotipo económico, personas con organismos que gastan poco y almacenan eficientemente para los tiempos de escasez. Los individuos que heredaron el genotipo económico se enfrentan a un aporte calórico superior al que su cuerpo requiere, y almacenan la mayor parte de la energía ingerida, lo que culmina con el desarrollo de obesidad.
Hipótesis del fenotipo económico
Los niños con bajo peso al nacer tienen en la adultez un mayor riesgo de desarrollar obesidad si durante la infancia alcanzan un peso normal. Se trata de niños que son sometidos a duras condiciones de deprivación nutricional en el útero y a pesar de ello sobreviven porque tienen un fenotipo ahorrador de energía. Al llegar a la edad adulta y poseer un aporte calórico superior al que su cuerpo requiere, desarrollan obesidad. Esta hipótesis cuenta con menos soporte que la del genotipo económico, pues los factores que brindan al feto la posibilidad de sobrevivir a un entorno uterino hostil han de ser genéticos, lo que hace volver a la hipótesis del genotipo económico.
Aunque en los determinantes de la obesidad actúan factores genéticos, esta es producida fundamentalmente por factores ambientales, como es el desequilibrio entre el ingreso y el gasto de energía, de ahí la importancia del conocimiento de estos dos últimos factores para definir una estrategia adecuada de prevención.
El 95 % de los casos de obesidad tienen en su desarrollo un claro componente ambiental vinculado al sedentarismo y a unos hábitos dietéticos que favorecen el balance positivo de energía y el depósito paulatino de masa grasa. La disminución del gasto calórico vital se debe en buena medida a los avances de la sociedad moderna; menos esfuerzo en el proceso productivo, mecanización de las tareas domésticas y deambulación; menor gasto por termorregulación y quizá también, a una menor competencia de los mecanismos de acción dinámico-específica de los alimentos muy elaborados.
La obesidad tiene su origen en múltiples factores, aunque los más importantes se relacionan con los cambios ocurridos con el desarrollo tecnológico, las condiciones sociales y laborales, y el estilo de vida actual que se impone en las sociedades desarrolladas. El aumento del consumo de grasas saturadas y de carbohidratos, la disminución de la ingestión de frutas, vegetales y pescado, así como de la actividad física, que se expresa desde la ausencia de esta actividad programada hasta el incremento del tiempo dedicado a actividades con notable base sedentaria, como ver la televisión o trabajar en la computadora, han influido en el desarrollo de este problema de salud mundial. La inexistencia o insuficiencia de políticas de salud acordes con dichos cambios no han influido en la modificación progresiva de los hábitos alimentarios y en el incremento del sedentarismo.
La inexistencia o insuficiencia de políticas de salud encaminadas a la prevención del sobrepeso corporal y la obesidad, incluso en países con gran desarrollo en salud, puede ocurrir debido a varios factores. La obesidad no es vista como una enfermedad por muchos pacientes, es desdeñosamente considerada por sectores profesionales de la salud y no integra programas de salud para la mayoría de los gobiernos, entre otras razones debido a que no se presenta como una urgencia médica. La sociedad manifiesta actitudes discriminatorias hacia los obesos, hacia los profesionales que los atienden y hacia los recursos terapéuticos empleados en su atención.
¿Cuáles son las posibles causas de la epidemia de obesidad?, entre ellas: Modificaciones en el estilo de vida La virtual desaparición de la actividad física y la fácil accesibilidad de alimentos energéticamente densos han propiciado un balance energético positivo sostenido en el tiempo (incluso en poblaciones económicamente desfavorecidas), por lo que ocurre un incremento en la adiposidad corporal. Incremento en la longevidad El control de las enfermedades infecciosas y otros avances en salud pública han permitido una mayor expectativa de vida y un envejecimiento relativo de la población. La prevalencia de obesidad se incrementa con la edad. Hipótesis del genotipo económico Cuando las comunidades debían enfrentarse a un medio hostil, con escasez de alimentos y necesidad de realizar grandes desplazamientos a pie, la selección natural determinó la supervivencia de los individuos con un genotipo económico, personas con organismos que gastan poco y almacenan eficientemente para los tiempos de escasez. Los individuos que heredaron el genotipo económico se enfrentan a un aporte calórico superior al que su cuerpo requiere, y almacenan la mayor parte de la energía ingerida, lo que culmina con el desarrollo de obesidad. Hipótesis del fenotipo económico Los niños con bajo peso al nacer tienen en la adultez un mayor riesgo de desarrollar obesidad si durante la infancia alcanzan un peso normal. Se trata de niños que son sometidos a duras condiciones de deprivación nutricional en el útero y a pesar de ello sobreviven porque tienen un fenotipo ahorrador de energía. Al llegar a la edad adulta y poseer un aporte calórico superior al que su cuerpo requiere, desarrollan obesidad. Esta hipótesis cuenta con menos soporte que la del genotipo económico, pues los factores que brindan al feto la posibilidad de sobrevivir a un entorno uterino hostil han de ser genéticos, lo que hace volver a la hipótesis del genotipo económico. Aunque en los determinantes de la obesidad actúan factores genéticos, esta es producida fundamentalmente por factores ambientales, como es el desequilibrio entre el ingreso y el gasto de energía, de ahí la importancia del conocimiento de estos dos últimos factores para definir una estrategia adecuada de prevención. El 95 % de los casos de obesidad tienen en su desarrollo un claro componente ambiental vinculado al sedentarismo y a unos hábitos dietéticos que favorecen el balance positivo de energía y el depósito paulatino de masa grasa. La disminución del gasto calórico vital se debe en buena medida a los avances de la sociedad moderna; menos esfuerzo en el proceso productivo, mecanización de las tareas domésticas y deambulación; menor gasto por termorregulación y quizá también, a una menor competencia de los mecanismos de acción dinámico-específica de los alimentos muy elaborados. La obesidad tiene su origen en múltiples factores, aunque los más importantes se relacionan con los cambios ocurridos con el desarrollo tecnológico, las condiciones sociales y laborales, y el estilo de vida actual que se impone en las sociedades desarrolladas. El aumento del consumo de grasas saturadas y de carbohidratos, la disminución de la ingestión de frutas, vegetales y pescado, así como de la actividad física, que se expresa desde la ausencia de esta actividad programada hasta el incremento del tiempo dedicado a actividades con notable base sedentaria, como ver la televisión o trabajar en la computadora, han influido en el desarrollo de este problema de salud mundial. La inexistencia o insuficiencia de políticas de salud acordes con dichos cambios no han influido en la modificación progresiva de los hábitos alimentarios y en el incremento del sedentarismo. La inexistencia o insuficiencia de políticas de salud encaminadas a la prevención del sobrepeso corporal y la obesidad, incluso en países con gran desarrollo en salud, puede ocurrir debido a varios factores. La obesidad no es vista como una enfermedad por muchos pacientes, es desdeñosamente considerada por sectores profesionales de la salud y no integra programas de salud para la mayoría de los gobiernos, entre otras razones debido a que no se presenta como una urgencia médica. La sociedad manifiesta actitudes discriminatorias hacia los obesos, hacia los profesionales que los atienden y hacia los recursos terapéuticos empleados en su atención.