El paroxismo económico
Quien diría (exceptuando a los profetas de los viejos tiempos) que de lo que más se hablaría en estos años es sobre una inminente crisis, que ya se asoma, y que en esencia, ya muchos están viviendo.
De hecho, si me pongo a revisar mi historial de publicaciones, creo que de esto he hecho algo bastante repetitivo, pero que en un punto de inflexión, resulta necesario recordarlo cada que se pueda, porque estamos experimentando las crónicas de una muerte anunciada, pero a nivel de economía global.
Las distintas opiniones al respecto hacen un mosaico interesante, pero en el fondo todos sabemos que los números están en roj0. Ejemplo claro del cripto mundo (#Bch y su hermano mayor #BTC, si que fueron un carrusel de emociones durante el fin de semana), que ha sufrido unas debacles interesantes estos meses, y que cuando ya asomaba un ápice de claridad, volvió a la baja por razones muy fáciles de analizar.
En cuanto al mundo real, la tónica es más o menos igual, solo que estamos a ley de un botón (metafóricamente hablando) para que inicie un hecatombe de magnitud planetaria. Nervios de punta se sienten en cada rincón del globo.
¿Se puede sacar algo bueno después de todo?
Básicamente, conocimiento, aprendizaje, y reflexión. No es la primera vez que sucede, no será la última, pero si que se puede aprender. Nuestro gran problema es la pequeñísima memoria que tenemos los humanos con nuestra historia, y el hecho de que pareciera que en algún punto, nos gusta repetir los errores del pasado, con los momentos del presente.
Hay un largo trecho que recorrer, pero cuando imaginamos que el mundo puede ser complejo, resulta que a un nivel macro, somos más simples de lo que imaginábamos.
¿Debemos preocuparnos?
Sí, no, tal vez, es posible. Todo depende de con que cristal miremos el escenario, y claro está, cual sea nuestra realidad en nuestro momento. Pero recuerden que después de todo, el mundo va a seguir girando, con nuestra presencia, o sin ella, y aunque esto último suene cruel, es una manera de decir que, pase lo que pase, el tiempo sigue su curso.
La clave está en moldearnos a cada situación que se nos presente, y manejarla a nuestro propio estilo, para seguir formando parte de esta carrera llamada vida.
Fragilidad en su máximo esplendor.
Es un buen momento para recordar lo frágiles que podemos ser cuando el panorama luce desfavorable, y el momento idóneo para saber que luego de esto, solo nos podemos hacer más fuertes, si es que llegamos a entender la razón de las consecuencias que se viven.
Sonando lo más profético posible: "Los grandes que un día fueron grandes hoy se le ven las costuras", porque precisamente sus carencias se ven ejemplificadas dentro de sus sociedades inmensas, pero vulnerables.
No me crean pesimista
Si alguien tiene positivismo de que todo pintará mejor, es este servidor, pero el hecho de que quiero que todo esté bien, no significará que como un caballo miraré la meta sin mirar lo que hay alrededor, porque sería el egoísmo más grande mi parte.
Podemos mejorar, claro que sí, tenemos que en el camino acomodar muchas cosas, por supuesto.