📖 Seres sin alma | Novela Web (Ciencia Ficción) | Cap 1 Parte 1
Nota: Partes de este texto las he publicado en otros sitios web (Wattpad, Hive...), por lo que pudieran ser consideradas contenido duplicado, pero soy el autor original y considero que tengo derecho de publicar el material acá siempre que no infrinja las normas correspondientes. Además, he realizado importantes modificaciones al contenido, de modo que la parte duplicada es reducida.
Índice
Capitulo 1 Parte 1.
Global City; Vie, 22-ago-2121 /GlovalNews.info/ -- Partido Naturalista propone ante el congreso metropolitano la creación de un muro que divida a la ciudad.
Tras los asesinatos ocurridos en los últimos meses a manos de ciudadanos pertenecientes a la primera cohorte de nacimientos eugenésicos, es cada vez mayor el temor de las personas nacidas de manera natural durante el siglo anterior, a convertirse en víctimas de sus propios descendientes concebidos de forma artificial, ya que un alto porcentaje de estos ha venido presentando cada vez con mayor frecuencia la llamada Esquizofrenia Psicopática, que les lleva inesperadamente a atentar contra las vidas de quienes se encuentren a su alrededor...
Varias han sido las medidas que se han estado evaluando para hacer frente a esta crisis de seguridad ciudadana, una de ellas fue presentada formalmente la noche de ayer por el minoritario partido naturalista, en la moción se solicita al estado metropolitano realice una división física de la ciudad y distribuya a la población en dos grupos, de un lado los nacidos naturalmente y del otro los miembros de la generación cero, para evitar así que continúen los asesinatos de personas adultas por parte de jóvenes eugenésicos...
[Artículo de prensa]
Durante toda su vida, Alex había ignorado muchos de los detalles que rodeaban al suceso en el que sus padres supuestamente perdieron la vida, solo conocía la escasa información oficial suministrada por las autoridades metropolitanas, sobre el acontecimiento ocurrido 25 años atrás, pero eso estaba a punto de cambiar; el documento audiovisual que acababa de comenzar a reproducir en su visor ocular, contenía información que le haría recuperar aquella vaga esperanza, ya casi extinta, que había albergado en su interior durante años, deseando descubrir que en realidad sus padres no habían muerto. Lo que reveló ante sus ojos la data almacenada en ese archivo digital le dejó perplejo, su sorpresa fue tal que por un instante se quedó paralizado, contuvo la respiración y sus ojos se expandieron como si fuesen a salir de sus órbitas.
Pocas horas antes, al iniciar el día, le habría sido imposible imaginar que pronto estaría topándose con un descubrimiento capaz de cambiarlo todo para él, y que le haría reavivar las ansias por descubrir los secretos que giraban en torno a su intrigante origen; casualmente en los últimos meses y en particular este día, había conseguido superar ese anhelo, desplazándolo a un segundo plano, para así priorizar su actual relación sentimental. La etapa de su vida que estaba transitando, se enfocaba en la experimentación del presente y la planificación del futuro, relegando los misterios del pasado a una situación marginal.
Aquella mañana despertó tarde, más tarde que lo habitual en su rutina diaria: a diferencia de otras alboradas no tomó ni un solo instante para desperezar y extender sus extremidades, como solía hacerlo regodeándose entre las sábanas que le abrigaban al dormir, mientras los paneles de cristal líquido que tapizaban las paredes y el techo de su amplio apartamento, reflejaban los rayos del sol atravesando los ventanales e ingresando al interior de la vivienda tradicional japonesa, que la habitación estaba configurada para recrear; ese era su ritual matutino, el que ejecutaba constante e inconscientemente con cada nuevo amanecer. Sin embargo, en este caso pasó por alto tal comportamiento: apenas abrió los ojos, parpadeo un par de veces y salto de la cama con gran agilidad; lanzando a un costado el edredón que lo abrigaba, para de inmediato cual gimnasta olímpico caer en pie sobre el tatami que cubría el suelo.
Ese acrobático movimiento no se correspondía en ningún sentido con un aspaviento, el cual pudiera ser provocado por la sorpresa de permanecer dormido más de la cuenta y observado al espabilar que su dormitorio ya estaba totalmente iluminado, tampoco se trataba de un sobresalto a consecuencia de alguna pesadilla que hubiera estado experimentando y perturbara su sueño; por el contrario, ese acto reflejo era la inequívoca manifestación de su optimo estado anímico: en aquel momento la energía de su alma no cabía en el interior de su ser, sentía como si pudiera alzar el vuelo y surcar las nubes sin más sustento que su propia dicha. Pero, ¿cómo no iba a sentirse así? habiendo compartido, solo horas antes, una inédita noche de pasión con su novia Keily.
Día tras día con la llegada del alba, era rediseñada de forma automática la decoración en la parte norte del inmueble: conservaba el estilo nipón con el que Alex estaba obsesionado, pero reemplazaba detalles como los murales interiores mostrados durante la jornada previa; él mismo había establecido de tal forma los ajustes del software, para que el panorama que observara al abrir los ojos tras despertar, le resultara agradable y novedoso. No obstante, esa mañana ignoró por completo la actualización del tapizado digital, estaba allí parado en medio de la habitación con los ojos abiertos, pero aun así, su cerebro no percibía otra cosa, más que la imaginaria visión de su Geisha Americana, como él solía llamarla; la de aquella chica cuya tez pálida y tersa cual Porcelana de Hasami, en conjunto con su negra cabellera y los grandes ojos rasgados que protagonizaban su rostro, exhibía una exótica belleza oriental.
Visiblemente ella era una joven hermosa y sexy, pero más allá de su atractiva apariencia física de complexión delgada y carita angelical, exhibía además una personalidad que combinaba a partes iguales la humildad con la intelectualidad, agregándole a la mezcla un sutil toque de picardía y una porción sustancial de ternura que podía percibirse al escuchar su dulce voz y observar la amabilidad que la caracterizaba. Ese cóctel temperamental cautivó de inmediato a Alex, dejándolo encantado desde el mismo instante en que se topó con ella tan solo unos ocho meses atrás: se habían conocido mientras ambos visitaban una feria-exposición sobre la cultura de la llamada "tierra del sol naciente" de la que, pese a ser un joven orgullosamente latinoamericano, Alex era un gran fanático.
Su fascinación por la sociedad e historia japonesa, tenía una connotación familiar para él, sus bisabuelos habían formado parte de la diáspora nacional que se dispersó por todo el mundo durante la mega crisis de inicios del siglo anterior, en particular sus antepasados emigraron a ese archipiélago motivados por la gran apertura migratoria del país asiático en aquellos años. Luego, a causa de la denominada Guerra de los Dragones que se desato en 2048, sus familiares regresaron a su tierra de origen en el continente americano, trayendo consigo una gran afinidad por aquella cultura, en especial su abuelo paterno Erik Zambrano, quien fue miembro de una fuerza militar antiterrorista de elite conocida popularmente como Los Nuevos Samuráis.
Pronto el asistente robótico de servicio se aproximó a Alex para suministrarle un par de chanclas plásticas, de modo que introdujo sus pies en ellas, estiro ahora sí los músculos de su esvelta y atlética humanidad, gesticulando en su boca un corto bostezo, y a continuación caminó en dirección al baño del sofisticado apartamento. Tales acciones las realizó en piloto automático, pues no conseguía apartar de sus pensamientos, los recientes recuerdos que habían cuajado en su mente pocas horas atrás: en el momento en que sus neuronas captaban una serie de impulsos nerviosos, que le llevaban a experimentar la sensación de roce entre su cuerpo y la exquisita desnudes de su amante. Aquellas señales recibidas por su cerebro, le dotaban con la percepción de sus dedos al palpar la piel de mayor suavidad que hubiera acariciado antes, a la vez que le permitían vislumbrar la femineidad de Keily al danzar sobre él y sorprenderlo con un imprevisible derroche de sensualidad y erotismo.
Sin duda alguna, haber adquirido la última generación de accesorios de híper sensibilidad neuronal, había llevado la relación al siguiente nivel, ahora el cibersexo se había vuelto algo mucho más auténtico y sublime para ambos. Tanto, que aunque personalmente solo se habían encontrado en un par de ocasiones, mientras visitaban lugares públicos de la ciudad, y el tiempo que habían compartido juntos físicamente era muy escaso, ya habían contemplado la posibilidad de formalizar su unión ante la sociedad, adquiriendo una biocápsula para engendrar a un bebé como lo haría cualquier otra pareja de jóvenes enamorados, que pretendiera convivir en una relación sentimental y emular a lo que en épocas pasadas se le daba el nombre de "Matrimonio".
Lo único que les había impedido hasta el momento legalizar su relación mediante la convención jurídica que ahora se denominaba Acuerdo de Procreación Compartida, era que no estaban a gusto con traer al mundo a un “Ser sin alma”, como las doctrinas espirituales solían referirse a los hijos procreados artificialmente, y debido a que ambos albergaban posturas naturalistas, no estaban de acuerdo con la clonación humana. Ellos mantenían la esperanza de que con el pasar de los años, la ciencia médica consiguiera un procedimiento eficaz para concebir niños del modo natural, como ocurría en las décadas pasadas.