La Alegría Medicina de Todos Tus Males
En medio de tantos problemas de salud propios y de mi esposo, los cuales me corresponde atender y tratar de sanar llegó a mí un hermoso escrito , titulado “La alegría, el estado del ser, más sublime”, me gustó mucho, cada uno de sus párrafos trajo una enseñanza a mi vida porque en se momento por “causalidad” – no por casualidad, porque hoy día sé que nada es casual en la vida ya que todo obedece a un plan divino – siendo esta parte la que más me gustó:
“En la alegría de envejecer vives para siempre, pues la vida ya no es una ardua tarea, sino una aventura maravillosa de la cual sólo quieres más. Cuando la alegría está presente, eres uno dentro de tu reino del Yo.
En un estado como ése has encontrado la utopía. ¿Cómo consigues la alegría? Sabiendo que cada momento de tu vida te brinda la libertad y la oportunidad de expresar la alegría, si ése es tu deseo. Y sabiendo que no hay nada por lo que merezca la pena separarte de la felicidad, de la alegría y de Dios. Nada. Amándote a ti mismo completamente, intensamente, pues cuando lo haces estás amando a Dios.”
Desconozco el autor pero debo agradecerle infinitamente esa forma de escribir, de motivar, de estimularnos a vivir en alegría, porque ciertamente la alegría te hace rejuvenecer física y espiritualmente…a partir de ese momento me propuse como meta levantarme cada mañana sonriendo, a pesar de mis dolencias propias de mi condición física y de mi edad, y me digo a mi misma “esta no soy yo”, este cuerpo físico no soy yo, yo soy más que eso: yo soy paz, yo soy amor, yo soy belleza, yo soy armonía, yo soy alegría….y vivo con alegría y desde la alegría de sentirme viva, cada dolor en mis piernas me recuerda: “tengo piernas” cada punzada en mis rodillas me dice: “todavía sientes, estás viva”.
Ahora cada mañana me levanto motivada a recobrar una salud física que perdí por mi propia irresponsabilidad, si estoy redescubriendo mi vida, desde el ser, es preciso ser sincera y reconocer que gran parte de mi estado de salud obedece a tantos años de descuido de ser una persona llena de amor para mi familia, amigos, colegas en fin para todos menos para mía una persona que descuido el amor propio y por eso había perdido la alegría. Ciertamente el amor al prójimo es importante pero primero debo amarme a mí misma para poder amar de verdad y disfrutar la vida con gran alegría.
Gracias Dios, Gracias autor desconocido - y a la vez tan amigo- por enseñarme a descubrir que cuando estás en un estado de gozo, estás en el flujo de lo que Dios es. Y en ese flujo, no hay lugar para lo malo, lo feo, lo egoísta, allí solo puede reinar Dios con su paz, armonía, belleza y bondad.