La conducta violenta puede ser un medio para conseguir determinados objetivos cuando no seamos capaces de lograrlos por otros. En este caso nuestra conducta responde a un déficit de habilidades y puede mejorar adquiriéndolas.
Cuando hemos aguantado demasiado y saltamos por algo sin importancia, en realidad reaccionamos a todo lo que nos ha ocurrido previamente. Como nuestra reacción se considera desmesurada, tendremos a reprimirnos y aguantar más, en consecuencia nuestra siguiente reacción violenta será mayor y seguiremos en ese círculo vicioso. Para salir de ese círculo vicioso el camino no es aguantar más, sino poder reaccionar de forma inmediata a los problemas y frustraciones. En ese caso la reacción es más adecuada y comedida porque las razones que nos llevan a reaccionar serán muchas menos
Los trastornos psicológicos son las causas más comunes del comportamiento agresivo. Si bien cualquiera de estos trastornos puede causar agresión, los más frecuentes son: la depresión, el trastorno bipolar, la esquizofrenia, el trastorno por déficit de la atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno límite de la personalidad (TLP) y el trastorno por estrés postraumático (TEPT). Las madres que padecen depresión posparto son especialmente susceptibles a los brotes agresivos, algunas veces contra el niño. Los trastornos no psicológicos o los episodios de agresión extrema se pueden tomar a la ligera y los síntomas de muchos trastornos psicológicos disminuyen o desaparecen por completo con el diagnóstico y el tratamiento apropiado recomendado por un profesional de la salud mental.
Los que tienen antecedentes de migrañas, accidentes cerebrovasculares, epilepsia y diabetes pueden ser propensos a desarrollar comportamientos agresivos.
También la toma de dosis bajas de antidepresivos u otros medicamentos pueden facilitar los comportamientos agresivos.
Otro problema puede surgir cuando nosotros interpretamos que existe un ataque y una dificultad que no es vista de la misma forma por los demás. Este problema suele ocurrir cuando reaccionamos ante las intenciones de los demás en el lugar de reaccionar ante los hechos explícitos. El juicio de intenciones es la causa más frecuente que nos puede llevar a tener reacciones violentas desmesuradas y desproporcionadas.
¿Qué hacer si eres una persona agresiva?
Ponerse en manos de un psicólogo experto que pueda ofrecerme terapia cognitivo conductual
Es útil Identificar indicios de tensión que avisa de que la expresión de la agresión está cerca para poder reaccionar cuando todavía es posible. Puede ser el sudor de manos, puños cerrados, latidos del corazón, aceleración respiratoria, incomodidad. Será útil la relajación para dejar la agresividad en su justo término. Y mucho la Terapia de Aceptación y Compromiso, que es la evolución más reciente de la terapia cognitivo conductual. Plantea los métodos básicos para poder manejarse con la agresividad: tomar distancia de nuestros pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones de forma que no disparen automáticamente las respuestas agresivas. Tomar distancia de nuestro concepto de nosotros mismos, haciéndolo menos vulnerable a las posibles opiniones de los demás, haciendo realidad el dicho de que “no ofende quien quiere, sino quien puede”. Ser conscientes de nuestros intereses en las diferentes situaciones, porque el comportamiento impulsivo se convierte en una descarga emocional que en realidad no nos interesa. Estar siempre en el momento presente, que es desde donde se puede evaluar lo que está ocurriendo, para poder así tener conciencia de lo que ocurre en el presente, y no responder a antiguas ofensas oa problemas que pueden ocurrir en el futuro, lo que distorsiona de forma tremenda nuestra capacidad de juicio.
¿Y cómo debemos actuar los familiares ante una persona agresiva?
Cuando veas a una persona enfurecida ten siempre en mente algo, lo único que quiere es amor.
Por increíble que parezca, cuando alguien actúa con ira y perjuicio, no es más que la evidencia del amor que busca.
El alma humana tiende al amor. Así como las plantas giran hacia donde se encuentra un hilo de luz, nuestro ser verdadero quiere expresarse en amor.
Si hay necesidad de dañar, de vengarse, de manipular, es porque existe un hueco tremendo de amor, así que debemos aprender a ver con ojos más compasivos.
El mensaje no es permitir la agresión, pero sí entenderla para no seguir el mismo ciclo una y otra vez, es decir, ir a la verdadera raíz para ponerle una solución.
A veces el silencio es la mejor respuesta si es que no tenemos un mensaje pacificador.
Tomar distancia y ver las cosas con más objetividad y desprendernos de lo personal.
Como dice el doctor Miguel Ruiz: nada es personal, sólo se trata de la película que proyectamos sobre aquello que nos apartó del amor, y que a veces representa tanta distancia que parece imposible establecer una conexión entre éste y lo que ocurre.
Sea lo que sea a lo que te enfrentes, mira hacia el amor, elíjelo conscientemente.
Aunque al principio no lo creas de verdad, intenta imitar a alguien que responde con amor.
Recuerda a alguno de tus mentores de los que recibías un acto de bondad, de comprensión y de compasión cuando actuabas incorrectamente. Inspírate en ellos y en las figuras de la humanidad que con sencillez y contundencia han demostrado
que el amor es la fuerza más poderosa.
La violencia, las guerras y lo que atenta contra la vida son grandes espejos de la agresión que decidimos mantener dentro de cada uno ya nuestro alrededor.
Así que comienza por transformarte tú porque si frecuentemente encuentras personas agresivas en tu vida es porque tú estás atrayendo eso, estás recibiendo lo mismo ue das.
Transforma tu agresión en creatividad: canta, pinta, baila, toca un instrumento,
escribe, diseña un proyecto, toda la fuerza con la que dices odiar puede ser transformada,
en una obra maestra de la que te sorrenderás.
Alienta al artista que llevas dentro y deja descansar al artista: el que está harto del dolor, del ciclo de violencia, de la vida como una carga.
Aprende a pacificarte; no reacciones al primer impulso, porque esto es una clave en la evolución. Ayuda al todo siendo parte de la solución.
Atrévete a transformarte, porque así te convertirás en un gran transformador para tu entorno.
Recuerda siempre que somos células de un mismo cuerpo. Evita en lo posible unirte al grupo de las células enfermas, porque de esta manera dejarás de recibir más de lo mismo que ya no quieres.
La fuerza de la vida actúa a través de la conciencia, y si pones tu intento al menos en quererlo, ella hará su trabajo impecable.
No nacimos agresivos ni enojados. Recuerda tu naturaleza, busca purificarte con los actos de bondad, porque además te conectarán con tu verdadero ser. Respeta la vida,
ama y encuentra el amor en todas las cosas.