Estando en el tren de los Valles del Tuy, una abuela y su nieto se sentaron al frente de mi. La abuela estaba medio molesta con el niño porque no quería comerse la comida que le dio. Ella le decía que se lo comiera y él estaba resistente, no sé por qué, entonces me atreví a hablarle y le dije: "¡Hola! ¿Eso que es?" "Arroz con leche", me dice. Le dije: "¿Queeé? ¡Qué rico! A mí me encanta eso, con canela". Mostrando realmente lo que sintió. El niño, que estaba comiéndolo con desgana, se me quedó mirando. Le pregunté: "¿Tu abuelita te hizo eso?" Asintió. "No tienes idea de lo hermoso que es eso, ¿sabes por qué? Porque ella te lo hizo con mucho, mucho amor". Ahí se sonrió. La abuela también. Seguí: "Cuando te lo comes, no es solo arroz con leche, es el amor de tu abuelita en cada cucharada
Estando en el tren de los Valles del Tuy, una abuela y su nieto se sentaron al frente de mi. La abuela estaba medio molesta con el niño porque no quería comerse la comida que le dio. Ella le decía que se lo comiera y él estaba resistente, no sé por qué, entonces me atreví a hablarle y le dije: "¡Hola! ¿Eso que es?" "Arroz con leche", me dice. Le dije: "¿Queeé? ¡Qué rico! A mí me encanta eso, con canela". Mostrando realmente lo que sintió. El niño, que estaba comiéndolo con desgana, se me quedó mirando. Le pregunté: "¿Tu abuelita te hizo eso?" Asintió. "No tienes idea de lo hermoso que es eso, ¿sabes por qué? Porque ella te lo hizo con mucho, mucho amor". Ahí se sonrió. La abuela también. Seguí: "Cuando te lo comes, no es solo arroz con leche, es el amor de tu abuelita en cada cucharada