La libertad y el mito de la meritocracia

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2 years ago

La Declaración de los Derechos Humanos es una señora ya mayor que ha cumplido más de 70 años. En uno de sus primeros párrafos se afirma que:

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos

Es una gran declaración, y una gran frase, con un mensaje y unos valores difícilmente discutibles. La Declaración de Derechos Humanos es un gran pacto internacional alcanzado tras las atrocidades acontecidas durante la 2GM y con el objetivo de que nunca más volviesen a suceder semejantes horrores.

Lamentablemente, volvieron a suceder y siguen sucediendo. A nuestra señora de más de 70 años le empiezan a salir demasiadas arrugas. Y quienes firmaron aquellos acuerdos, casi han olvidado las causas que lo motivaron.

La Declaración de Derechos Humanos sigue siendo hoy una meta, una gran Utopía inalcanzable, que sin embargo, debemos mantener y trabajar para acercarnos lo máximo posible a ella.

Cuanto más nos acerquemos a ese ideal, mejor para el mundo. Y también mejor para quienes lo habitamos.

Lamentablemente, pese a los numerosos avances en materias de igualdad en algunos aspectos, los retrocesos han sido aún mayores. De hecho, hasta hemos llegado a un punto en el que esa bella frase de libertad e igualdad entre seres humanos, ha sido empleada como instrumento para manipular y pervertir absolutamente todo cuanto nos rodea.

Dice nuestra declaración que todos los seres humanos nacen libres en dignidad y en derechos, sí. Pero se queda en papel mojado si observamos la realidad. Y ese el problema de la Declaración de Derechos Humanos; que no resulta vinculante y de obligado cumplimiento por los firmantes. Es más una declaración de voluntades que de compromisos.

Imagen: elaboración propia a partir de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Lo cierto es que no, no todos los seres humanos nacemos libres e iguales en derechos y libertades, ni siquiera en dignidad.

En algunos lugares somos libres de caminar por la calle de noche y disfrutamos del derecho a que nadie nos agreda, pero en otros no. En algunos lugares disfrutamos de escoger libremente el tipo de educación que queremos recibir en virtud de nuestro derecho a recibir una educación de calidad. En otros ni si quiera existe un sistema educativo medianamente estable o formal. Podemos poner infinidad de ejemplos para ver que en la práctica estamos muy lejos de esa igualdad en derechos, libertades y dignidad.

En definitiva, esa afirmación no se cumple. Y de hecho, cada vez está más lejos que cumplirse. Lamentablemente, no tenemos los mismos derechos y libertades que alguien que dispone de muchos recursos económicos, pero al mismo tiempo gozamos del privilegio de tener algunos derechos y libertades más, que quienes no tienen ninguno.

Y ¿saben qué? Las diferencias se retroalimentan, precisamente por ese mismo ideal que debemos perseguir, pero que se pervierte.

Por decirlo simple, tenemos esos derechos y libertades en TEORÍA. Pero ni de lejos en la PRÁCTICA.

Uno de los grandes mitos que se fundamenta en esta lamentable perversión es la llamada MERITOCRACIA. Es decir, si todos/as nacemos iguales y libres, el progreso y el éxito en la vida tiene que ver con el esfuerzo y el talento de cada cual. Si fuésemos iguales desde que nacemos y tenemos los mismo derechos, libertades y dignidad, alguien progresa por sus propios méritos y prospera en la vida gracias a sus propios logros. Se trataría de una suerte de ‘selección natural’ donde aflora en talento, el esfuerzo, el conocimiento y el saber hacer... siempre que se parta del mismo punto de partida, igual para todos y todas. 'Nacen iguales', dice la Declaración.

Si partimos de esa premisa, podemos llegar a conclusiones como que, ‘pobre es el que quiere’, o ‘no tienen un trabajo porque no quiere trabajar’, o ‘es un tipo con mucho talento porque ha triunfado en algún aspecto o alguna disciplina’. En efecto, si todos y todas nacemos iguales y libres, lo que suceda en nuestra vida es fruto en gran medida de lo que hagamos con ella.

Pero como decía, ¡en la práctica real, estamos muy lejos de ser iguales en derechos y libertades!

Hay personas en el mundo que por mucho que se esfuercen y por mucho talento que tengan, tendrán muchísimas dificultades para prosperar. Tal vez serían los mejores cirujanos o las mejores empresarias, pero nunca, jamás, tendrán en la práctica ni el derecho ni la libertad de estudiar medicina o de montar su propia empresa.

Y al contrario, personas sin ningún talento ni mérito, tendrán todas las oportunidades y libertades para estudiar en las mejores escuelas (así fracasen en los estudios) y de invertir en cualquier ocurrencia empresarial, con una 'red de seguridad' familiar que garantiza que si fracasan, no pasará nada. Podrán invertir en cualquier otra cosa o dedicarse a su próxima iniciativa caprichosa, para la que ni están cualificados ni tienen talento. Está cubiertos ante el fracaso. Su vida no va en ello, así tengan o no talento.

Así sucede que la meritocracia se convierte en una patraña, avalada por una Declaración Humanista desvirtuada que está muy lejos de cumplirse en la práctica.

Si no me creen les invito a disfrutar de una tesis doctoral que hace tiempo que pude leer y que recientemente ha recibido un prestigioso reconocimiento europeo.

Es de Carlos J. Gil (2020) y lleva por título: Cracking Meritocracy from the Starting Gate: Social Inequality in Skill Formation and School Choice (algo así como Desmintiendo la meritocracia de el principio: Desigualdad social en la formación de habilidades y en la elección de escuela).

La tesis habla de la gran mentira que supone la meritocracia y evidencia con datos y estudios de campo que no existe eso de la ‘movilidad social’. Por decirlo rápidamente, quienes nacen en el seno de una familia humilde, están casi condenados a ser humildes el resto de su vida, independientemente de los méritos que logren.

Y del mismo modo, quienes nacen en el seno de una familia rica e influyente, no decaerán de sus estatus por muchos fracasos y errores que cometan, porque su propio tejido social actúa como una red de seguridad que lo impide. Así sean las personas mas obtusas y sin talento del mundo.

Es decir, que no existe esa supuesta escalera social, a través de la que unas personas suben y otras bajan según sus propios méritos, sino que más bien, la desigualdad social se perpetúa a sí misma desde el mismo nacimiento de un ser humano.

No nacemos libres e iguales, ni en dignidad ni en derechos. Ojalá lo hiciésemos, pero falta muchísimo para lograrlo.

@Loucy

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2 years ago

Comments

se siente terrible tener que darte la razón, ya que este es un tema con muchas vertientes, unos nacen libres y en al camino por decisiones políticas pierden la libertad de escoger, otros nacen sin libertad y no la llegan a conocer jamas. En oportunidades hablamos de los derechos humanos, sin darnos cuenta de que nos llevamos por el medio a otros humanos que fueron en su momento vilipendiados, en definitiva es un acto de hipocresía, no apoyar los derechos humanos sino la forma como están siendo planteados. Gracias de nuevo por refrescar nuestros conocimientos con nuevas ideas.

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2 years ago

Cómo siempre tan impecable, soy fan de tu pluma. Certera y con suma razón, y aunque puedan entristecernos o decepcionarnos en el fondo pienso que no hay más que seguir intentando aportar porque la libertad que se predica se convierta en libertad de facto. No hay mayor mito que el de la libertad.

Debemos reaprender a vincular las emociones con la moral, y que las injusticias (por ejemplo) no se nos parezcan solo injusticias sino que nos parezcan desagradables. Porque sin la emoción será aún más complicado actuar en pro de una mejor civilización.

Me propondré leer el texto que mencionas. Saludos 👋

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2 years ago

Cuánta verdad hay en esta publicación, que más puedo decir que no hayas dicho querida @Loucy. Estas cosas me entristecen, a veces prefiero cerrar los ojos y mirar para otro lado, aunque solo sea por unos segundos.

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2 years ago

Es lo malo. Que de lo penoso y del hartazgo, cerramos los ojos y miramos para otro lado. Nos 'acostumbramos' a estas injusticias. Las tomamos como inevitables o como hechos naturales.

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2 years ago

Cada escrito sobre la libertad del ser humano me ha llevado a reflexionar en estos días en que tanta necesidad y carencia de esta hay, sobre todo para muchos seres humanos que estamos en otros lugares de la tierra donde esa palabra, es eso palabra. Donde la desigualdad cada día es más ancha, es un abismo entre las "clases" sociales

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2 years ago

En efecto, la desigualdad en el mundo crece y crece, mucho más rápido que los avances que podemos lograr. No solo es cosa de 'clases', sino también de edad (mayores descolgados del mundo por la brecha digital, niños que no se respeta su derecho a la infancia), raza, sexo, religión.... (no te voy a poner ejemplos de todos ellos porque seguro que puedes encontrar 1000)

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2 years ago