La igualdad y la inclusión
La inclusión siempre me parecerá algo positivo, sobre todo si hablamos de la dimensión social. Más aún, creo que la inclusión es un derecho de todas las personas, puesto que nadie puede ser de ninguna manera excluido por motivos completamente arbitrarios como pueden ser el sexo, la raza o la religión.
Pero hay muchísimas otras variables. Ser pobre, ser migrante, ser mayor, tener alguna diversidad funcional… hasta en algunos lugares ser pelirrojo es motivo de exclusión social.
Los grupos sociales más reivindicativos han logrado introducir en las agendas políticas sus demandas, como es el caso del Movimiento Feminista que, en mi opinión, funciona como una punta de lanza para lograr la igualdad, y por ende, la inclusión.
Las mujeres, aproximadamente el 50% de nuestras sociedades, son excluidas en importantes cuestiones sistemáticamente. Pero a partir del gran colectivo de 'las mujeres', podemos ir desgranando: mujeres lesbianas, mujeres negras, madres solteras, mujeres pobres, mujeres maltratadas…etc.
El sistema establecido siempre trata de hacer lo mismo: divide y vencerás.
No es lo mismo el nivel de derechos conquistados de una mujer blanca con estudios que el de una mujer negra sin ellos. Por tanto, son grupos distintos. Lo mismo con las lesbianas que se desmarcan de las mujeres hetero. O lo mismo con las mujeres religiosas y las laicas, de ideología de izquierda o de derecha, jóvenes o ancianas, radicales y moderadas... Y podemos y mezclándolo y atomizándolo todo para dividirlos aún mas: Mujeres blancas que no es lo mismos que mujeres solteras blancas y mujeres negras que no es lo mismo que mujeres solteras negras, añadámosle más: mujeres solteras blancas lesbianas y pobres de religión musulmana. Al final, lo que trata el sistema es de atomizar, de dividir hasta el individuo un grupo social inmenso para desarticularlo. Ha pasado siempre, sigue pasando y pasará. La manera de desarticular reivindicaciones sociales es dividir hasta el átomo al colectivo que las reivindica. Al final, acaba todo en un individuo reclamando sus derechos individuales, mucho más fácil de desarmar y deslegitimar:
Pero esto no va de eso, aunque así se pretenda. El Movimiento Feminista es un movimiento que pone su foco en las mujeres como gran colectivo. Pero es transversal a la raza, sexo, religión, edad… etc. Gracias a eso tiene más fuerza a la hora de insertar sus justas reivindicaciones en las agendas políticas. De lo que se trata es de igualdad sí, pero la igualdad implica la inclusión en aquellos espacios y actividades hasta entonces restringidos. De nuevo, volvemos al feminismo como punta de lanza para la igualdad, ya no solo entre hombres y mujeres, sino entre razas, religiones... etc.
Sin embargo hay varios errores de concepto en torno a la inclusión que las agendas políticas suelen cometer, voluntaria o involuntariamente.
Por una parte la aceptación no es inclusión.
Por ejemplo, podemos aceptar que exista un barrio de migrantes latinos en la periferia de una ciudad Europea. Ya está. Inclusión.
Pues no. Eso es un gueto. Permitido y aceptado, pero un gueto. No tiene nada de inclusivo sino más bien de exclusivo. Tú en tu sitio y yo en el mío.
La integración tampoco es inclusión.
Convertimos a toda esa gente distinta en seres como nosotros. Que renuncien a su cultura, su idioma, su idiosincrasia, su música, etc. Que se comporten como europeos caucásicos bien avenidos y ya está. Inclusión.
Pues tampoco. Eso es integrar en una comunidad a alguien distinto, pero bajo el requisito de que se convierta a alguien igual o parecido al resto. Que renuncie a su diferencia para ser aceptado. Que se vuelva alguien 'normal'.
La inclusión es otra cosa.
Es aceptar al distinto con toda su diferencia. Sin que nada cambie y sin que haya distinciones de derechos, ni espacios, ni zonas, ni salarios ni nada por semejantes motivos. Una mezcla completa que implica una adaptación mutua de una mayoría ‘normativa’ que se adapta para incluir en su seno a una minoría ‘no normativa’ que se adapta para para ser incluida.
Porque, ¿saben que? Les cuento un secreto: la mayoría está compuesta de una infinidad de minorías, nos guste o no.
Somos, en realidad, minorías mayoritarias, que si no es por una cosa será por otra pero estamos siendo sistemáticamente diferenciados/as.
Por ser pobre, por ser de determinada religión, por ser alta, por ser guapo, delgado o musculada, joven o mayor, soltero o casada, calva o con melena… todos somos terriblemente diferentes, pero configuramos una mayoría cuando nos reconocemos mutuamente como ‘iguales’.
Seguiremos con el tema.
Tú artículo me lleva a la teoría de la evolución biológica de las especies de Darwin. No hay inclusión mientras haya diversidad. Cuando nos aceptan no siempre nos incluyen. Creo que la definición de eres diferente ya te discrimina y te excluye. Pasa en mi país con el conteo de las dirigentes de raza negra, se cuentan como un récord. Para mi eso es exclusión, a veces resulta tan feo cuando dicen en noticias, dirigen en 35% de las féminas de raza negra. Por favor dirigen y punto.