La conjura de los necios es una novela de John Kennedy Toole, que no llegó a publicar en vida. Cuando su madre la encontró, la llevó de editorial en editorial sin que nadie le hiciese demasiado caso. Al final, un editor la encontró en un cajón y cuando la comenzó a leer no podía creer lo buenísima que era. Hoy día es muy conocida y es una de mis obras preferidas porque no puedo parar de reír.
Los personajes son disparatadísimos, el especial el protagonista: Ignatius J Reilly. En uno de los episodios le toca escribir una carta a un proveedor. Ignatius escribe una carta con el encabezado de:
“Señor I. Abelman, caballero mongoloide:
Hemos recibido por correo sus absurdos comentarios sobre nuestros pantalones. Comentarios que revelan claramente su total falta de contacto con la realidad”
Y así comienza este artículo sobre el día 12 de octubre, un día después como una carta abierta a toda esa gente que vierte disparates y enarbola orgullos patrios que ni son suyos, ni tienen demasiado sentido.
Si quieren generar polémica, lo mejor es abrir el melón del todo. Pero sin hacernos trampas o repetir lo que nos han contado como loros sin criterio. Así que...
Señor I Abelman, caballero mongoloide:
Hemos recibido sus absurdos comentarios sobre este día festivo. Comentarios que revelan claramente su total falta de contacto con la realidad histórica. Para empezar, le diré que Cristobal Colón no era español y que ni España, ni los españoles, descubrieron América. Básicamente porque España, no existía. Eran solo los reinos unidos de Castilla y Aragón. Y aunque otros reinos les rendían vasallaje otros no lo hacían.
Por otro lado, Cristobal Colón no quería someter a nadie. Resulta que la antigua Constantinopla (hoy Estambúl), capital del Imperio Romano de Oriente estaba amenazada por el Imperio Otomano, lo que significaba que para Europa el comercio con Asia a través de Constantinopla no era seguro. Colón buscaba una ruta alternativa por mar hacia las Indias (como le llamaban a Asia).
Ni soldados, ni conquistadores. Marinos y comerciantes negociadores, eso llevaba mayoritariamente. Básicamente, porque lo que esperaba encontrar era una ruta comercial nueva y no a nadie al quien someter. Si había militares eran para protegerse de algún posible encuentro con tropas otomanas hostiles.
Colón se pasó de largo, pero llegó a una isla en su convencimiento de que era territorio perteneciente a las Indias. Es posible que el pobre Cristóbal muriese en 1506 sin saber que había descubierto un continente que no aparecía en los mapas, convencido de que aquello era Asia. Es evidente que usted, Sr. Abelman no ha pensado en esto demasiado ante de tirar abajo esa estatua.
Pero tiene razón en que los conquistadores llegaron después, cuando resultó que se dieron cuenta de que aquello era un continente desconocido para los reinos europeos. Hernán Cortés, Pizarro, Aguirre, etc. Pero como usted debería saber, aquello se siguió llamando Las Indias y todavía se recuerdan la Compañía de las Indias Orientales y la Compañía de la Indias Occidentales. Si no lo recuerda es que usted no ha visto Piratas del Caribe.
Lo de América viene de un comerciante Italiano, Florentino mejor dicho, ya que Italia también estaba dividida, llamado Americo Vespucci.
En sus comentarios me señala usted las atrocidades cometidas por los conquistadores, algo que es indudable e innegable. Pero se olvida de que las gentes del lugar no eran cervatillos indefensos e inmaculados, que también se mataban mutuamente, se esclavizaban y celebraban sacrificios humanos. Incluso, hubo líderes que se pusieron del lado de los conquistadores, traicionando a su propio pueblo.
Lo de los sacrificios humanos y atrocidades enlaza también con la religión. Resulta que órdenes religiosas las hay de varios tipos. Y resulta que, por aquel entonces, el Papa era como muy favorable a declarar “seres sin alma” a quienes no habían oído la palabra de Dios. Y a un ser sin alma, se le puede matar y esclavizar porque es poco más que un animal. Como bien sabrá, más allá del oro y las riquezas materiales, lo que movía la economía eran los esclavos. Entienda, amigo Abelman, que la esclavitud de entonces no tenía que ver con una cuestión social, sino que era más una cuestión económica. Si hubiese leído un poco sobre ello, se daría cuenta de que Portugal se dio buena prisa en presionar al Vaticano para que le autorizase poder hacer esclavos. Y también sabría que varias órdenes religiosas se apresuraron a “evangelizar” a muchas comunidades de nativos para tratar de evitar semejante destino. Si los esclavistas llegaban pero habían sido bautizados, ya no podrían esclavizarlos. Ya tendrían "alma". La orden de los franciscanos, y, sobre todo, miembros jesuitas, trataron de hacerlo oponiéndose incluso a decisiones papales, motivo, por cierto, que les valió la excomunión. Incluso, fueron perseguidos y asesinados. Y si no se lo cree, lea sobre las tribus guaraníes en Paraguay, y si no le gusta leer, vea la película La Misión. Ahí se lo cuentan para que usted pueda entenderlo.
Por cierto que en 1512 en los reinos de "España", se aprobaron las primeras leyes que otorgaban derechos y reconocían a los indígenas como seres humanos libres no sometibles a esclavitud (por presiones de órdenes religiosas, por cierto), aunque es cierto que se sometieron continuamente a debate en las décadas posteriores. Esto no ocurrió en otros países conquistadores...
Así que ser esclavo de los portugueses (por ejemplo) o de la tribu de al lado, me parece que no cambiaba nada la realidad de los más humildes. En cambio, esas órdenes religiosas salvaron miles de vidas, por supuesto, a cambio de inculcarles la doctrina cristiana como quien prepara a alguien para un examen en el que le va la vida.
Y aquí podemos citar un gag de los Monty Pithon Nobody expects the spanish inquisition! (nadie esperaba la Inquisición Española) en la que una serie de inquisidores aparecían de la nada y sin venir a cuento. Pues eso, nadie esperaba a los inquisidores que se aparecían por doquier sin avisar. Y lo mismo quemaban a indígenas que a jesuitas excomulgados por herejes. Sepa, señor Abelman, que, por entonces, el confesor de la reina Isabel era el prior dominico Tomás de Torquemada, a quien no le temblaba el pulso en señalar herejías.
Por cierto, dado que no podían oír la palabra de Dios (porque no entendían el latín básicamente) algunas órdenes elaboraban biblias gráficas, a modo casi de comic, para que aquellas gentes pudiesen comprender algo y demostrar al que llegase con malas intenciones que alma, lo que se dice alma, tenían aunque sea un poco. Le garantizo que he tenido la suerte de ver uno de esos maravillosos ejemplares incunables impresos en piel de oveja y leer las anotaciones de quienes iban a predicar compadeciéndose del destino de aquellas gentes si llegaban los esclavistas.
No es que yo sea una persona de fe ni especialmente religiosa. Pero las cosas suelen ser más complejas que los relatos reduccionistas sobre la “Iglesia y la religión”.
Dicho sea de paso, ¿cómo es que usted llama Latinoamérica a su tierra si allí nunca se habló latín salvo en las oraciones?
Aunque lo que más tristeza me causa de sus misivas es la reivindicación que hace usted de sus tierras y su patria, declarándose ser primigenio y propietario original de las mismas. De apellido, Pérez (hijo de Pere), Álvarez (hijo de Álvaro), Rodríguez (hijo de Rodrigo), Hernández (hijo de Hernán) Chávez (hijo de… ¿conoce al chavo del 8). ¿Dé quien cree usted que desciende? ¿De algún colono/conquistador o de una tribu originaria local?
Sepa usted que, tanto las veces que he visitado su patria como cada vez que hablo sobre el tema con sus gentes (ya sean de Perú, Venezuela, Ecuador, Cuba, Argentina, República Dominicana, El Salvador, Paraguay… ¡vaya! ¡Ni yo era consciente de con cuántas gentes de su patria me relaciono!), llego a la misma conclusión. Con su puesta en primer plano haciendo alarde de su patria deja fuera del foco a quienes yo denomino los triples ‘In’.
Indígenas, Indigentes, Invisibles.
En las calles de su patria los he visto. Con apellidos que me resultan impronunciables, estos seres humanos, auténticos y originarios a los que la tierra les pertenece por estirpe, pero también porque la trabajan, vagan por sus calles tratando de vender pequeños productos locales y artesanías originarias arrastrando a sus familias mientras todo el mundo los ignora con desprecio. Están también las tribus del Amazonas expulsadas de sus tierras para poder deforestar a gusto, a las que a nadie les importan. O aquellos que han sido expulsados de la ciudad a la montaña y de la montaña a la selva, entre tantos y tantos. Incluso cuando algún líder político llega al gobierno de su patria con la intención de salvaguardar los derechos de estas personas originarias, han hecho lo imposible pasa sacarlo, como sea, del poder.
Todo eso no lo hizo Colón hace 500 años, sino sus compatriotas, los de usted, día a día.
Me recuerda usted a los norteamericanos, hijos y nietos de ingleses, independizándose de Inglaterra, reivindicando que eran nativos y que no debían pleitesía a ninguna reina extranjera puesto que ellos eran originarios de los EEUU. Mientras, con una escoba, escondían bajo las alfombras a los Mohawk, Apaches, Arapahoes, Sioux, Cherokee, Cheyenne y un largo etc. ¿Quiere usted diversidad, raza, origen, arraigo? Apoye a su alrededor hoy en día y deje de mirar a hace 500 años. Ahí tiene la oportunidad de proteger toda esa riqueza cultural y diversidad, completamente invisibilizada en el día del orgullo de no sé muy bien qué ni de quién.
No le pediré que renuncie a su religión no originaria, que, por cierto, según su calendario hoy es 13 de octubre. Si usted fuese un auténtico ser originario debería guiarse por los astros, el calendario maya, el inca o el que le toque, pero desde luego no por el gregoriano. Tampoco le haré renunciar a sus apellidos, ni al prefijo "latino", ni a su historia, para aceptar que usted reivindique algo en lo que está en su pleno derecho. Pero hágalo con buenas razones y argumentos y no por relatos infundados con oscuros intereses, que usted y yo no somos enemigos.
No encontrará enemistad en mí. Yo solo combato la ignorancia y la manipulación. Y no la encontrará porque verá, soy una persona con múltiples identidades. Mi patria es mi familia y mi gente. Mi barrio, mi ciudad. Mi identidad la dicto yo y nadie más. Soy una persona que se siente vasca (sí, en España hay múltiples sensibilidades nacionales), como vascos eran Ignacio de Loyola (de Loiola) o la Casa de Simón Bolivar (en la Puebla de Bolibar). También soy una persona Española. Y también mediterránea, y cuando estoy en Grecia y en Roma me siento en casa. Y Europea. Y también Hispana, o si lo prefiere Latina (puesto que aquí sí se hablaba latín).
Siento hermanamiento con todas las personas que hablan mi idioma, o comparten rasgos culturales conmigo, independientemente a lo que sucediese medio milenio atrás. De hecho, muchos de sus compatriotas están aquí conmigo, igual que muchos de los de aquí, se fueron y viven allá.
¿Qué deberíamos reivindicar más allá del hermanamiento de pueblos que comparten historia, aunque esté llena de claroscuros? ¿Qué deberíamos defender si no es el derecho de todas esas personas, en su patria o en la mía, a tener una vida digna, a vivir su cultura, a seguir sus ricas tradiciones antes de que se pierdan para siempre?
Es tan estúpido hacer un desfile militar con cazas y tanques por el centro de Madrid como salir a la calle con banderas para vivir un solo día un orgullo patrio, incompatible con otros. ¿Un día de división de pueblos hermanados? ¿Es eso? Mire usted que bien se lleva Reino Unido con EEUU pese a sus conflictos históricos, con su idioma en común y con sus tratados de libre comercio, etc.
Mejor que no nos despisten con festividades patrias y enemigos externos para distraernos de que se desahucia a familias de sus casas, de que los jóvenes se marchan, o de que la gente se muere de hambre, y le falta de todo (hasta el agua y la luz).
¿Es eso para estar orgulloso? No deje que nos tomen el pelo, ni en su patria ni en la mía.
Nada que celebrar por aquí. Pero no por los motivos que usted esgrime.
Atentamente, un Ignatius cualquiera
Esta carta, ficticia, no va dirigida a nadie en particular. Solo es una invitación a reflexionar sobre las absurdas polémicas infundadas que flaco favor nos hacen a los pueblos que estamos hermanados, ya sea solo porque albergamos en nuestras tierras a muchas personas el uno del otro.
Creo que, en realidad, estas exhibiciones de orgullo nacional solo sirven para camuflar problemas muy reales que vivimos aquí y allá. Y que esas absurdas disputas históricas solo son un instrumento que puede hacer mucho daño a la cohesión social de locales y migrantes. Pero lo que me parece aún peor, es que inciden en la separación de regiones que tendrían mucho que ofrecer en conjunto, pero que son un rival débil si se las divide y se las confronta por separado.
Y así nos va a usted y a mí. Mirando lo que nos diferencia en lugar de mirar lo que nos une. Como por ejemplo, esta comunidad en read.cash.
Y ahora, si quiere, puede ofenderse cuanto quiera y buscar más diferencias.
Imagen de la cabecera: Templo de Kukulcan en Chichen-Itza extraído de wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/Templo_de_Kukulk%C3%A1n
Excelente en todo su contexto y más. Te escribo desde mi experiencia, desde pequeña en mi escuela, en primaria, me enseñaron a festejar el día de la raza y descubrimiento de América, recuerdo que se hacía una cartelera en mi escuela, con composiciones y actos culturales se llamaba a “España”: la madre patria, con todo honor, se dibujaba la cara de Cristóbal Colón, las tres calaveras, la llegada de Colón con una Bandera y los indígenas recibiéndolo, en una playa.
En secundaria, era otra historia, junto con amigos planificábamos ese día festivo (12/10), para ir a la playa. En la Universidad hacíamos lo mismo, celebrar el día festivo en la playa…aunque profesores podían hablar de lo inexacto que es decir, el descubrimiento... ya que nosotros (los indios) ya estábamos allí.. Así, que se tomaba a risa, y ya.. Ahora profundizando en el tema todo lo que eso, nos trajo como pueblos que cometimos errores, atrocidades y etc. fue hace más de 500 años, debemos superarlo y buscar lo que nos une, tal como lo escribes y totalmente de acuerdo.. Aquello nos hizo crecer, en muchas direcciones, en diversas formas, derechos y torcidos en: lo político, religioso, financiero, en honestidad, corrupción, ya lo que no fue .. Lamentablemente no fue... como lo vemos ahora es más honesto para los países, que compartimos historias, reconocernos e identificarnos en lo verdaderamente importante, en que: no hemos superado la pobreza, en que hay hambre, falta de servicios básicos públicos, como salud, educación, luz, agua, gas, como pasa aquí en mi país (Venezuela) donde la injusticia, campea con un aire, de despreciable igualdad. Estamos re-direccionando nuestra historia y aprendiendo de ella, y soy fiel creyente, que el presente y el futuro, están siendo más críticos en otras áreas, estamos mejorando y creciendo cómo seres humanos, que es como debemos vernos, con sentimientos, defectos y virtudes. Gracias por tu excelso escrito, me encanto, te felicito...