Del día de la tierra al greenwashing
Hablábamos estos días del día de la tierra en clave de sostenibilidad medioambiental en nuestro canal de noise.cash. Pero la cuestión es que, desde una perspectiva sistémica (ya saben que lo de los sistemas me encanta) las cosas no son para nada simples. Todo lo contrario, son sistemas de extrema complejidad que albergan el caos.
Y digo esto con cierto conocimiento de causa, pues ya son casi 10 años que llevo estudiando estas cuestiones y alguna cosa he logrado comprender.
Resulta que el mundo que hemos creado, el mundo en el que vivimos, es un tremendo sistema complejo, compuesto por otros sistemas complejos, compuestos por elementos que, son a su vez sistemas complejos. Lo que quiero decir, es que a menudo vemos campañas de concienciación medioambiental (preservar agua, energía, reciclar, etc.) que tratan de abordar las problemáticas en cuanto a la sostenibilidad de manera directa.
‘Si los ríos se llenan de basura, pues no tiremos la basura al río’ o bien ‘vayamos a limpiar los ríos como buenos voluntarios ecologistas’.
Pero en los sistemas complejos, las causas de un efecto pueden ser sutiles y pertenecer a un ámbito distinto al que se producen. Recuerden el efecto mariposa de Lorenz sobre el que ya les hablé hace tiempo.
Así, el problema medioambiental puede tener unas causas muy lejanas pero interconectadas que nada tienen que ver con el medio ambiente, sino con la cultura, con la organización social, y por supuesto, con un sistema económico.
Cultura, medioambiente, economía y sociedad, son en sí mismos sistemas complejos, que cuando se relacionan mutuamente, surgen las civilizaciones. No hay civilización sin un territorio (medioambiente), o sin personas (sociedad) o sin cultura (modo de vivir compartido) o sin economía (manera de obtener e intercambiar los bienes necesarios para la vida). Cualquier civilización se compone de ellos. Si alguno falta, no hay civilización.
Pero además, se retroalimentan. Imaginen un pueblo pequero en la costa: el espacio medioambiental que ocupa invita a un tipo de construcciones. La economía tiende hacia la pesca o el comercio marítimo. Las festividades (cultura) suelen conmemorar eventos vinculados a esa economía (llegada de los barcos de pesca, cultos para rogar una buena campaña marítima, etc.). La organización social también se adapta a ello (por ejemplo, pueblecitos matriarcales, ya que los hombres se pasan en el mar la mitad del tiempo).
Pero esa organización social, esos cultos y esa economía, requieren también sus espacios (sus templos, lugares festivos, almacenes y mercados de pescado, espacios para hombres y para mujeres…) que retroalimentan esa economía, esa cultura y y esa organización social. Dicho muy rápido, un pueblo pequero es un pueblo pesquero a causa de un milagro: una combinación de espacio medioambiental, economía, sociedad y cultura que se estimulan y retro estimulan, para que emerja un pueblo pesquero.
Pues bien: a una escala superior todo nuestro mundo es así. Como una gran urbe global interconectada y en donde lo que pasa en un lugar remoto, tiene efectos devastadores en otro. Un ejemplo: Un señor come algo raro en un mercado de Asia y dos años después 100 personas pierden su empleo en una ciudad Alemana y todo el mundo cambia de forma de vestir porque incorporar las mascarillas a sus atuendos (ahí tienen una consecuencia del COVID, que comienza como algo biológico y afecta a la economía remota y termina por convertirse en un acto cultural de llevar mascarilla, como una prenda más).
Me estoy liando, lo sé. Lo que quiero decirles es que las cosas son mucho más complejas que los que nos cuentan los “claim verdes” y que las cosas no se solucionan atacando directamente los efectos (limpiar el rio) sino abordando las causas (¿por qué se contamina el río?).
Un ejemplo muy evidente muy repetido en los discursos de ONU Habitat (tengo cientos de miles de ejemplo, pero no quiero aburrirles) y que suscribo plenamente:
Cada vez vivimos más personas en el mundo y las tasas de urbanización son cada vez mayores (gente que abandona el campo para vivir en la ciudad). Pues bien, una persona que pasa de vivir del campo a la ciudad, adquiere un estilo de vida, tiene unas demandas de energía, productos, servicios y genera unos deshechos que MULTIPLICAN X 10 a lo que generaba cuando vivía en el entorno rural. Así de simple. Solo por cambiar de lugar de vivienda.
Más personas, más urbanización, más contaminación. De hecho, es un incremento exponencial. Pero claro, si todo el desarrollo sucede en las ciudades es normal que la gente quiera vivir en un lugar donde tenga acceso a un hospital, a un colegio, al agua potable… en fin, a todos los mismos servicios que los demás. Y como en el entorno rural no sale rentable (¿un colegio con 3 niños para una aldea? ¿una universidad para 15 jóvenes?, etc.) se mudan a la ciudad. Retroalimentación: menos rentable montar un hospital, colegio o lo que sea en el entorno rural, menos empleo, menos personas… más incentivos para las migraciones de los rural a la ciudad.
¿Entienden lo que quiero decir? Resulta que una de las mejores acciones que podemos hacer por el medio ambiente es facilitar servicios (aunque no sean económicamente rentables) a quienes viven en el entorno rural. Nada que ver con ríos, ni cerrar el grifo o desenchufar la TV cuando está apagada.
Hay cientos de miles de millones de variables que causan el deterioro medioambiental. Algunas son realmente de injerencia en la naturaleza por parte de los humanos, pero otras son de índole económica, social y cultural.
Las causas son multifactoriales y los efectos también lo son, aunque en este artículo solo me centre en los medioambientales. Es decir, alterar este sistema para resultar más sostenibles en términos medioambientales puede suponer que tengamos que renunciar a determinadas cosas en lo económico, en lo social y en lo cultural. A lo mejor no podremos comprar un teléfono cada dos años, o no podremos tener la ropa de moda, o no podremos tener la variedad exótica de alimentos lejanos en nuestro supermercado, o no podremos comer carne siempre que nos de la gana y será muy cara, o no podemos celebrar determinados eventos culturales masivos, o tendremos que renunciar a cierto tipo de turismo que genera empleo y riqueza, pero a costa del medio ambiente… ¿me siguen? En un mundo finito, el desarrollo no puede ser infinito (que es en lo que seguimos perseverando con este sistema económico global basado en el crecimiento ilimitado).
Salvar el mundo no es ponerle una pegatina de color verde a la Energía y decir que es eléctrica y no contamina (¿cómo se genera esa electricidad? Se lo digo: quemando combustible fósil, así que lo comido por lo servido), no tiene que ver con comer Chía y Quinoa deforestando media Asia, ni con liberar pajaritos exóticos que nos encontramos con un ala rota y que inmersos en el nuevo entorno producen plagas y desequilibrios ecosistémicos de alto impacto, porque no pertenecen a ellos.
Insectos, plantas, hasta árboles no autóctonos propensos a plagas y enfermedades porque no han evolucionado en esos lugares pero que producen mucha madera rápido y barato… afectan el medio ambiente. Así que hasta lo de ‘vamos a plantar un árbol’ puede ser más nocivo que beneficioso, según el lugar en el que lo plantemos y la variedad de árbol que escojamos.
Es todo una gran maraña de claims de marketing, más orientados al ‘greenwashing’ de actividades destructoras de entornos que hacia una vocación medioambiental.
No se dejen engañar. Está bien que tomen todas las medidas que puedan desde sus ámbitos de acción, pero no es suficiente. Piensen en todo aquello que provoca que ustedes tengan que tomar esas pequeñas medidas y obsérvenlo a escala. ¿Qué es lo primero que hay que detener? ¿Lo primero que hay que cambiar? En un mundo en lo que todo cuando yo pueda hacer en 30 vidas, se ve truncado por un solo misil nuclear detonado en el Índico, solo para que alguien saque pecho.
Seguiré reciclando diariamente mi basura, claro, pero soy muy consciente de que con eso solo no servirá. Hay que cambiar todo el sistema (medioambiental, social, económico y cultural). No hay otra manera.
@Loucy
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Siempre ha sido una lucha el que podamos mejorar la calidad de vida de la zona rural para que la gente se sienta que está en un excelente ambiente y con buena calidad de vida; de esta forma las ciudades de no se ven tan abarrotadas. Es que independientemente de que existan todos los servicios, estas ciudades siempre tienen graves problemas por hacinamiento.