Capítulo 1. Muerte. Tema 25.

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3 years ago

—¡Es un niño! Un niño, fuerte y sano —exclamó la partera entre los llantos del bebé.

— Es un niño precioso señora. Jamás he visto a ninguno tan hermoso. ¿Quiere que avisemos al señor? —preguntó la doncella que había asistido en el parto.

Con la cara perlada de sudor por el esfuerzo, la madre asintió sonriendo mientras extendía sus brazos para indicar que deseaba coger en brazos a su hijo.

Un mes y medio más tarde, viajaba con su esposo y el bebé en un carruaje con dirección a palacio desde el Santuario de Jaeco, escoltados por unos treinta soldados de la Guardia Real y cinco doncellas para asistirle. Volvían de celebrar la Ceremonia del Nombre del pequeño. Se trataba un ritual en el que los neonatos varones eran depositados durante horas bajo la sombra de un milenario árbol drago, que, pese a su aspecto completamente blanquecino por el paso de los años, seguía dando frutos. Cuando caía uno de aquellos frutos, los monjes Jaecos interpretaban el sonido que hacía al chocar contra el suelo y el niño recibía ese nombre, que, según las creencias, los dioses habían escogido para él.

Durante más de un siglo, la Ceremonia del Nombre había sido prohibida y los monjes Jaecos habían sido perseguidos por el Culto de Rotz, una aberrante organización que había gobernado durante el periodo anterior los Reinos del Este y había instaurado un régimen de brutalidad, persecuciones y rituales siniestros.

Pero hacía más de cinco décadas que, precisamente el abuelo de aquel bebé, tomó el trono y logró expulsar del territorio a los líderes y acólitos de Rotz. Se decía que más allá de las fronteras, aún se podían ver sus ropajes característicos y escuchar sus tétricas enseñanzas pero lo cierto es que nadie podía confirmarlo personalmente. Todo eran habladurías de viajeros que decían haber oído a alguien contar algo durante sus travesías. O de comerciantes que aseguraban haber comprado un objeto ritual del culto pero que ya habían vendido, sin recordar ni a quién ni en dónde.

De pronto, el carruaje se detuvo bruscamente y los caballos relincharon. Todo quedó en silencio durante unos segundos. A continuación, se escucharon algunos gritos ahogados, como quejidos de los soldados. Y entonces…

 —¡A la guardia! Nos atacaaaa... ahg!

Se escuchó un tremendo griterío que duró unos pocos segundos, seguidos de un breve instante de armas chocando entre sí. Finalmente, alguien abrió la puerta del carruaje: 

— My Lord, My Lady, ¿me harían el favor de salir un momento? 

Se trataba de un tipo grotesco. Estaba sucio y apestaba a licor de bayas. Y aunque trataba de aparentar buenos modales, su tono y su aspecto dejaban claro que eran una impostura que pretendía hacer mofa, y no mostrar respeto. Era el líder de un grupo de bandidos que se escondían en los bosques cercanos.

Al salir del coche, los señores de los Reinos del Este percibieron claramente que aquello no era un simple asalto. Alrededor todos los guardias habían sido asesinados y uno de aquellos bandidos iba cortando el cuello de aquellos que aún se movían. El cuerpo del cochero colgaba ensangrentado boca abajo con las riendas enredadas en sus piernas. Más de una centena de hombres con espadas y ballestas rodeaban el lugar. Algunos, tenían ramas, hojas y matorrales prendidos de sus ropas, señal de que habían permanecido ocultos entre el follaje hasta el momento de la emboscada.  Solo dos doncellas habían sobrevivido, pero hubiera sido mejor que no lo hubiesen hecho ya que estaban siendo violadas junto a los arbustos del camino con una amenazante daga en la boca para que no emitiesen sonido alguno.

Junto a la más joven y hermosa, se había formado una hilera de hombres aguardando su turno, mientras la muchacha dejaba correr unas silenciosas lágrimas por su mejilla, pese a tener los ojos cerrados.

—¡Malditos cobardes! ¿Qué es lo que queréis? — dijo el señor, interponiéndose entre aquel hombre y su aterrada esposa que sostenía al bebé en sus brazos fuertemente pegado a su pecho.

—¿Qué tal un poco de respeto, My Lord? ¿Tal vez podría… no sé… arrodillarse frente a mí?

Una gran risotada prendió entre los bandidos.  

—¡Sucio bastardo! Pagarás por esto —gritó el señor echando mano a la empuñadura de su espada.

Pero el líder de los bandidos fue más rápido y estaba preparado. Con una daga que había permanecido oculta en su mano, dio un paso hacia adelante y apuñaló dos veces en el pecho al caballero que cayó de rodillas ante sus pies con el corazón perforado.

—Muy bien My Lord, eso sí que es una muestra de respeto. ¿Lo ve? Se ha arrodillado. No era tan difícil.

De nuevo unas carcajadas se extendieron entre aquellos hombres desalmados.

Ese fue el momento en el que la madre del bebé trató de huir, pero uno de aquellos bandidos le cerró el paso.

— No, no, My Lady, aún tenemos que divertirnos un poco. Ya verá lo que le tenemos preparado. —dijo con una sonrisa, que más que malicia transmitía crueldad.

Ella no se amedrentó. Sujetó al bebé con una sola mano y, con la otra, arañó ferozmente la cara de aquel hombre que emitió un terrible grito. Después, esquivándolo salió corriendo en dirección al bosque.

Sonó un zumbido.

Una saeta de ballesta le atravesó la garganta cuando estaba a punto de alcanzar el primer árbol. Todo cuanto pudo hacer antes de morir, fue derrumbarse lo más despacio posible, para que el bebé no sufriera daños.

El niño empezó a llorar.

A nadie le importó.

Fuente: Elaboración propia a partir de gráficos vectoriales CC. Descripción: en el suelo yace un cuerpo femenino con una flecha atravesada a la altura de su cuello.

Los bandidos se entretuvieron un rato buscando joyas y objetos valiosos entre los muertos, hasta que alguien dijo:

—Ya está todo, jefe. Deberíamos marcharnos antes de que llegue alguien.

—Bien. Larguémonos de aquí —dijo el líder de la banda mirando al cielo en el que se empezaban a arremolinar algunas aves carroñeras llamadas por el olor a sangre derramada.

—¿Qué hacemos con las dos mujeres y el bebé?

—Ummmm… coge a las mujeres. Nos harán compañía en el campamento. Con el crío, haz lo que quieras. Acaba con él o déjaselo a los huargos, como prefieras — y se dio media vuelta en dirección a uno de los caballos con intención de soltarlo del carruaje para usarlo de montura.

El bandido que recibió la orden palideció. No quería hacer nada de eso. Una cosa era asaltar un carruaje en busca de botín y otra muy distinta ejecutar a sangre fría a un bebé. Por otra parte, el filo de una espada era un destino más apetecible que acabar devorado vivo por las aves o por los lobos huargo. Miró al cielo y vio a los buitres y los cuervos revoloteando.

Aquellas aves sabían bien que, en las proximidades de aquel bosque, mandaban los lobos huargo. Si se aventuraban a pisar tierra antes de que los lobos llegasen, corrían el riesgo de ensimismarse con el banquete y acabar en las fauces de aquellas bestias, que parecían lobos por su aspecto, pero caballos por su tamaño. Más de un ave carroñera había cometido aquella imprudencia y había acabado como un montón de plumas entre excrementos de huargo. No. Las aves sabían, que allí, primero comían los lobos. Y después les tocaría a ellas deleitarse con lo que dejasen como sobra.

El bandido sacó su espada y caminó hacia el bebé. Junto a él pudo ver a un gran cuervo, mirando fijamente a los ojos de la pequeña criatura que lloraba sin parar, como deleitándose por anticipado ante semejantes bocados. Ese cuervo no parecía temer a los lobos ni lo más mínimo. Ni tampoco al bandido.

El bandido se acercó con intención de atravesar al bebé con su espada y darle así una muerte mejor que la que aquel cuervo le auguraba. Sin embargo, al acercarse el cuervo se giró, le miró y extendiendo las alas emitió un graznido que dejó congelado al hombre. Por algún motivo aquel pájaro le resultó verdaderamente aterrador y no se atrevió a interponerse entre él y su presa.

—Pues que se encarguen los huargos —pensó. Envainó su espada y se dio media vuelta.

Al poco no quedaba allí nadie con vida. Excepto un cuervo, una multitud de aves revoloteando en círculos y un bebé llorando. Alrededor, un montón de cadáveres. Fue entonces cuando el cuervo se acercó aún más al bebé. Puso su pico junto a la oreja del niño y dijo:

—¿Quieres vivir?

No hubo respuesta, más allá de un llanto ligeramente más agudo que el anterior.

—Dime humano, ¿quieres vivir?

De nuevo un grito agudo como respuesta.

—Está bien, está bien. Por el momento, te daré algo más de tiempo —y salió volando en dirección al bosque.

Fuente: Elaboración propia a partir de gráficos vectoriales CC. Descripción: un cuervo susurra al oído de un bebé entre manos de cadáveres.

No pasó demasiado tiempo hasta que llegaron los lobos. El primero en aparecer fue una enorme criatura a la que le faltaba un ojo y tenía un aspecto realmente feroz. Le seguía aproximadamente una docena de lobos con un aspecto igualmente aterrador, atraída por el olor a sangre y carne.

Los llantos del bebé llamaron la atención del huargo tuerto que se dirigió hacia él relamiéndose. Cuando estuvo lo suficientemente cerca olfateó el cuerpo de su madre muerta, como valorando qué le satisfaría más. Decidió que prefería un pequeño bocado de carne viva que darse un festín con un cadáver. De modo que comenzó a olfatear al pequeño mientras salivaba cada vez más intensamente.

En ese momento el cuervo volvió volando, saliendo de entre los árboles del bosque y emitió un graznido que alertó a los huargos. Todos se giraron en dirección al ave. Cuando lo hicieron, vieron aparecer a Nychel de entre los árboles, una enorme loba huargo albina, considerablemente más grande que el resto y con un aspecto que transmitía nobleza, pero también la ferocidad de una bestia indomable.

Los lobos dejaron lo que estaban haciendo y agacharon la cabeza hacia Nychel en señal de sumisión. Los huargos comían antes que las aves, pero Nychel comía antes que ningún otro miembro de la manada. Todos respetaban eso. Todos excepto el lobo tuerto que se volvió a girar hacia el niño.

Para entonces, el cuervo ya estaba junto al bebé. Extendió sus alas ante las fauces de la bestia indicándole que no le tenía miedo. El lobo gruñó, se giró hacia Nychel que avanzaba hacia él, y de nuevo miró al cuervo gruñendo.

Finalmente desistió, agachó la cabeza y se unió a la manada tratando de esquivar a Nychel, alejándose de ella lo máximo posible al pasar a su lado, temeroso de que su desobediencia fuese castigada por la loba albina.

Nychel miró al cuervo y después olisqueó al bebé. Lo tomó delicadamente entre sus fauces y volvió hacia el bosque ante la mirada complacida del ave. Cuando llegó a su guarida, dejó al pequeño en el suelo. Al hacerlo, vio que algo resplandecía en su pecho. Era una medalla dorada que tenía una sola palabra grabada en el idioma de los humanos: Klhovetz.

 

PD: Esta historia está inspirada en un microrrelato publicado en noise.cash con motivo de la dinámica de las 15 palabras celebrada en el canal ‘En Español’ (https://noise.cash/post/16vv63vn). Si lo tuyo son los textos más breves, no dudes en probar noise y unirte a nuestro canal.

Además, este es el inicio de una serie de post sobre Klhovetz que pretenden participar, de un modo distinto, en la dinámica propuesta por nuestra compañera y amiga @SaraEscribe .

Pero aún hay más. También pretende ser el germen de una dinámica que pronto anunciaré en nuestro canal de noise.cash. Si te gusta leer o escribir este tipo de textos, deberías unirte. Puede que te guste lo que se avecina.

 

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3 years ago

Comments

Me encantó mucho, la forma en como se maneja la comunicación entre los personajes. Es primera vez que leo tus relatos, espero los siguientes.

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3 years ago

¡Gracias JesseZee! Iré publicándolos poco a poco. Espero que te vayan gustando, ya me contarás XD

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3 years ago

Al leer el titulo pensaba que era de tus post profundos y abarrotados de sabiduría, pero mientras iba navegando en la historia y llegaba cada vez más al fina decía "¿Sera?" "¿Es posible que...?" Y resulta que sí, un poquito de contexto para Klhovetz, que maravilla.

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3 years ago

Lo es, lo es. XD Si la cosa va gustando, probablemente serán 30 capítulos sobre la historia del viejo Klhovetz... y su fiel compañero.

Y te avanzo la idea: según avance soltaré a algunos personajes de la trama y los dejaré en manos de quien quiera escribir sobre ellos para hacer una historia coral llena de crossovers.

Que sepas, que en el futuro Klhovetz se va a encontrar con un tal Anton en una taberna...

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3 years ago

Que maravilla. Se vienen cosas buenaaaas! Debería ir desarrollando lo que ha hecho Anton durante este tiempo preparando ese encuentro :o

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3 years ago

¿Quieres vivir? Wow, pero que giro más significativo en la historia. Muy bien! Me encantó. Espero con ansias el próximo capitulo. Saludos.

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3 years ago

Te avanzo que no será la última vez que ese cuervo pronuncie esas palabras... XD Gracias por leer y por el comentario, un saludo Infinity.

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3 years ago

Un inicio un poco suave el tuyo ¿No? Menos mal que andabas agobiada jaja Lou ¿Ahora qué hago yo en todo este tiempo que significara la espera del segundo capítulo, ah? Esperemos que no nos pongas a esperar tanto, o sino todos los días te dejare alertar y recordatorios, ya sabes como soy cuando ando sin hacer mucho.

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3 years ago

No prometo nada por ahora, pero sí que trataré de avanzar con la historia con cierta regularidad, alternando entre distintos contenidos. Lo cierto es que ya tengo todo el esqueleto de a historia, pero luego toca escribirla XD ¡Muchas gracias maestrillo!

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3 years ago

Buenas noches, excelente lectura, me encanta como llevas el relato y la trama envuelve y sorprende, un gusto, felicidades y estare atenta para seguir leyendote. feliz día. saludos cordiales chauuuu.

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3 years ago

Muchas gracias por tus palabras LiviaV. Si te gustó, te invito a quedarte por aquí porque pretendo seguir la trama, al menos tanto como para completar el desafío de 30 temas de @SaraEscribe

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3 years ago