La radio y yo.
La pasada semana, específicamente el 22 de agosto, se conmemoró el centenario de la Radio Cubana. Luego de leer la noticia y una publicación de Leopardo en Noise, me afloraron tantos recuerdos que quise evocarlos desde aquí, para ustedes.
Pasado:
Desde que puedo recordarlo, en casa la radio ocupó un lugar especial. Mi bisabuela tenía un aparato y alrededor de él nos situábamos, cual abejas a la miel. Y es que en la ciudad donde nací, desde el año 1974 fue fundada una emisora que ha perdurado hasta hoy, conocida como: “Radio Llanura de Colón.”
Bastaba sintonizar en 101.1 Mega Hertz FM y allí estaba la maravilla que hacía volar nuestra imaginación, a través de buena música, novelas, programas de humor y lo último en noticias.
Luego hicieron su aparición las grabadoras y mi padre compró la suya. Con ella posicionada en nuestra emisora local yo despertaba cada mañana al compás de canciones de Teresita Fernández y Liuba María Hebia. El desayuno era animado por melodías infantiles que eran el entretenimiento ideal; así transcurría mi día hasta salir a la escuela.
En las tardes había un programa de participación en el cual hacían preguntas tanto para niños como adultos. Yo marcaba el número telefónico bajo la supervisión de mi madre y respondía, con la satisfacción de recibir como premio una de mis canciones favoritas. ¡Aquello era uno de mis momentos más felices!
Los fines de semana había música variada y además, series dramatizadas para niños, narraciones de cuentos, entre otras cosas que, al igual que la lectura, eran de mis preferidas.
Ya de adolescente mi madre me permitía escuchar novelas radiales y series policíacas. Yo imaginaba los personajes apasionados detrás de cada frase romántica, se me erizaba la piel de solo escuchar la voz de los villanos y el fondo musical que dejaba claro que algo estaba por suceder. Cerraba los ojos inventando rostros para cada narrador y figura, dependiendo de qué personaje representara. Era algo especial...
Debido a la pasión que sentía por la radio, aseguraba que de pequeña trabajaría en ella, como periodista, locutora o narradora; cualquiera de las tres eran mi sueño. (Al crecer no estudié esa rama; pero eso es otra historia).
Presente:
Actualmente, aún en medio de los grandísimos avances tecnológicos y digitales, yo sigo amando aquello que desde pequeña conocí, y a quien le debo parte de mi conocimiento. En medio de la revolución y los cambios que vive la industria musical, para mí no existe nada mejor que escuchar la radio y volar con ella libremente.
Tengo instalado en el móvil aplicaciones de Internet FM de distintos países y géneros musicales, desde las canciones de esa década que algunos llaman "pasada de moda", pero para mí sigue siendo "prodigiosa", hasta otras actuales de pop-romance, tanto en español como en inglés.
Todas las disfruto, pero hay dos que son mis preferidas a pesar de no ser siquiera latinas, pero con ellas me siento identificada en muchos aspectos de mi vida: "Cadena Dial", radio española, y "La radio de la mujer", emisora Argentina. Ambas son pura belleza, desde sus locutores hasta la música que escogen.
Cada vez que puedo las sintonizo y con ellas bailo, canto, río, me informo y disfruto, agradecida de que existan cosas como la radio, que hagan mi vida más feliz.
En homenaje a la Radio, principalmente la cubana, y a quienes con su dedicación y entrega hacen que llegue a todos los rincones del mundo.
Imágenes Propias tomadas en uno de mis últimos paseos por el centro de la ciudad.
Hermosa publicación; te felicito. Todo un homenaje.