Cuestionando el poder. ¿La obediencia es tan buena como parece?

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1 year ago

Venezuela tierra donde todo ocurre, y tampoco pasa nada. Frase que oímos en las calles, leemos en las redes, y de seguro hemos dicho alguna vez. La realidad es que este país es una especie de Macondo pero con petróleo, Nutella, bodegones, edificios con luces Led, y otros negocios menos lícitos, que son sólo un espejismo. Un oasis en medio del Desierto.

A diario nos supera el realismo mágico en el que vivimos. Cuando piensas que no se puede estar peor, pues algo nuevo pasa, y nos lanzan por un tobogán hacia un nivel más abajo en el inframundo. Lo peor es el adaptarnos tan pronto a cosas tan malas. A llegar a casa y lavarnos las manos y la cara en un tobo, o esperar que pongan el agua para bañarnos, no poder cocinar a gas porque no hay, esperar el día de la placa del carro para poner gasolina, y así entre tantas cosas que hemos normalizado, que nada tienen de normales.

El problema no es lo que nos pasa, sino lo que hacemos o dejamos de hacer ante esas situaciones. Nos quitan la luz, el agua, el gas, la gasolina, y lo peor es que cada día son más caros esos servicios y sirven menos. Sí, algunos dirán que tampoco es el fin del mundo, pero vivir en estado de alerta tanto tiempo cansa, y mucho.

Que llueva y salgas corriendo a cargar el teléfono porque se ira la luz, o que tengas miedo que se caiga un árbol, que se inunde tu casa, o que se corte el servicio eléctrico y no saber porqué, ni cuando volverá, te mete en un espiral de ansiedad terrible. El no poder planificarte, no poder trabajar, sin luz no puedes hacer casi nada. Y si no tienes cocina a gas ni comer puedes. Es inhumano lo que vivimos a diario, en un país lleno de riquezas, pero destruido por todos sus gobernantes.

En donde vivo el día de ayer se cayeron al menos 5 árboles en un tramo de menos de un kilómetro, en una carretera principal, dejando casi todo el dia a ese sector sin luz, y sin paso hacia Caracas. Las colas fueron descomunales, las vías alternas colapsaron, que además estan en pésimas condiciones, sin mantenimiento, llenas de monte, deslizamientos y fallas de borde. Muchas personas tuvieron que faltar a sus trabajos por ello, otros amigos perdieron sus clases y exámenes de la universidad, y así tantas cosas que se suponen deberían prevenir, y ser algo normal, afecta a toda una población y las respuestas son tardías, culpando siempre a los demás o a la naturaleza.

Como seres pensantes que somos, debemos exigir no sólo que nuestros gobernantes nos representen, sino que defiendan nuestros derechos individuales, que ante la adversidad tengan un plan de contingencia, para proteger a sus ciudadanos. Y que toda ley o decreto que se promulge sea en pro de nuestro bienestar.

El problema es que desde pequeños nos han enseñado a ser personas obedientes, a portarnos bien para recibir un premio, Mientras más buenos somos, menos problemas tenemos ¿no? Crecemos con esa lógica, una idea que no nos sirve si pensamos que algunas veces es necesario desafiar a las autoridades, y replantearnos si todas esas imposiciones y supuestas normas que debemos cumplir a cabalidad, realmente nos benefician a todos los ciudadanos.

Hace unos meses estuvo rodando además por las redes el reto del chocolate, en donde aplaudimos lo buenos que son los niños al no comerse los dulces hasta que los padres digan. Claro está que los niños saben están siendo vigilados, y si hacen algo malo, habrá consecuencias. Acá es donde entendemos que algunos premios no son solo trofeos ganados, sino más bien una especie de soborno, para recibir el aplauso para el que actúa bien solo porque hay un ojo que todo lo ve.

Quizás este sistema funcione con los políticos, si entendieran que hay consecuencias si roban. Que estamos la sociedad civil denunciando y vigilandolos, quizás servirían para algo. El problema principal está en la raíz, en el sistema educativo, en la falta de valores, en el poco compromiso humano que tienen los que tienen acceso al poder.

Entonces cabría preguntar si estamos educando a las próximas generaciones como seres sumisos sin poder de decisión, con cero criterio para poder elegir, que estarán sometidos a la desidia y el abandono de un estado que les pide obediencia pero que no vela por sus derechos.

Desde hoy podemos empezar a cuestionar nuestras formas y métodos de enseñanza, para ver si a futuro logramos finalmente construir sociedades civiles, conscientes y respetuosas, con seres sentipensantes que tenga valores e ideales plausibles para la mejoría del país y la humanidad entera.

(Foto portada extraída de Twitter)

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1 year ago

Comments

Saludos, buen escrito, pense que te irías mas por el lado político del problema, pero diste un conveniente giro al post y terminamos con una reflexión sobre el "como educamos a nuestros niños" y para que, ¿ queremos sumisas ovejas ?, que no cuestionen, que no piensen ni reclamen, o mejor seres pensantes, alertas, rebeldes porque no rebeldes pero no sin causa.

Feliz día.

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1 year ago

Así es Arturo, es tan esencial educar, que las personas aprendan a tener criterio, a hacer valer sus derechos... Un camino largo, pero necesario para que dejen de pisotearnos, y que cuando algo esté mal hecho, podamos reclamar y ver resultados. Gracias por tu comentario

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1 year ago