Una Odisea para volver al jardín
Un post que creé por casualidad cuando en uno de mis días ordinarios me encontré con un pequeño caracol que intentaba encontrar su camino por la tierra.
Debo decirles que tengo una enorme paciencia para observar la naturaleza, me gusta todo lo que veo, ya sean plantas, animales o minerales. Las cosas más sencillas me parecen maravillosas de admirar.
Hace un tiempo me llamó la atención este amigo caracol que intentaba trepar por una roca. Claramente, lo hacía de una manera sin tiempo, o sea lentísimamente, y me sorprendió mucho verle intentando sobrevivir ante un sol tan fuerte que quemaba todo a su paso.
Esta es la asombrosa naturaleza de diversas criaturas que para muchos son simplemente intrascendentes. Que pasan desapercibidos en un mundo como el nuestro o mejor dicho una sociedad como la nuestra.
La mayoría de ustedes lo aplastaría y listo, luego seguirán con sus vidas como si nada hubiese pasado, a veces me preguntó ¿Repercuten este tipo de actos en nuestras vidas? ¿Pagaremos de algún modo lo que hicimos? Bueno, me estoy desviando de este post...
La ruta para llegar a su destino
Todo comienza en un lugar sin nada de vegetación, donde el sol muestra todo su esplendor, pero también su crudeza. Mi ciudad tiene un clima desértico, así que los rayos básicamente te queman demasiado en verano.
Ponte en su sitio por un instante, nosotros no soportamos los rayos del sol por mucho tiempo, ahora imagínalo a el y en lo que significa para su pequeño cuerpo tal grado de calor. Debe ser todo un calvario intentar protegerse de la dureza del día, en especial para una criatura acostumbrada a la humedad.
Aquí podemos ver cómo va dejando su huella de baba en el suelo cuando se arrastra. Otra cosa de la que me percaté es que tenía algunos guijarros en su cuerpecito y una pequeña fractura que significaba que tiene una lesión y necesitaba regenerar su caparazón. Esto le sucede todo el tiempo a estos animales quienes poseen la capacidad de regenerar su casita.
Traté de quedarme junto a él la mayor parte del tiempo, pues no deseaba que mis gatos lo pisaran o lo molestaran. Son 8 gatos que tengo en casa y son una manada bastante inquieta, siempre tengo que estar pendiente de sus travesuras. Pudieron usarlo de pelota, ya los he visto con otros hacer esas tonterías.
En ese momento llegó a la roca que separa el jardín del patio, lo malo es que tardó tanto en llegar, que se cayó fuertemente de nuevo al suelo. Supongo por el cansancio o quizás se le secó la baba por el calor que hacía a esas horas.
Una vez que fui testigo de tan asombrosa e intrépida travesía, no podía dejarlo a su suerte y que corriera el riesgo de que alguien lo aplastará, por ello tuve que intervenir.
Es el jardín de mi casa, así que no lo consideré incorrecto, ya que es gracias a nosotros (mucho más a mi padre) que estas criaturas han proliferado. Es diferente a cuando los humanos interfieren con la fauna en un hábitat salvaje, por ejemplo.
Lo tomé en mis manos y lo dejé en una parte del jardín, donde existía una hermosa planta de calabaza que le serviría de alimento.
También le eché un poco de agua para enfriar su cuerpo, obviamente no pude hacerle un seguimiento, ya que hay tantos que existen en ese huerto, que se hace imposible reconocerlo.
Esta ha sido la historia de vida de un este simpático amiguito caracol y su enorme deseo de sobrevivir...
Quizás debí tomarlo y dejarlo rápidamente en el jardín, pero nunca pensé que llegando a su meta se caería. Además, es mejor que lo intentará por sí mismo ¿No creen?Una publicación extraña, pues si, pero así soy yo rarita total :))
Juany te cuento que tenemos mucho en común. A mi los animales y el respeto a su espacio y vida me supera; pero así soy feliz. En casa tengo un jardín y pequeño huerto y allí hacen vida muchas especies. Pienso que en este mundo todos cabemos, desde un caracol hasta el más grande de los elefantes. Me ecantó esta historia que lejos de ser simple, encierra una gran lección de vida: ¡Nunca rendirse! Feliz tarde.