Un Sábado muy extraño

Hoy comenzó mi sábado como de costumbre, ropa esparcida por doquier, botellas de alcohol vacías y una resaca para morir. Mientras intentó buscar el control del televisor, tropiezo con unos zapatos que me logran lanzar al suelo dándome un golpe en el tobillo que me dejó un corte bastante profundo. Después de unos improperios a la nada, me levanté como pude y fui a buscar algo para parar el sangrado.

De repente suena el timbre y yo me pregunto, ¿por qué siempre llegan visitas en los momentos más incómodos?. De todas formas preferí no abrir y el que fuera podía volver a irse por el mismo camino que lo trajo a mi casa. Aunque parece que el visitante tenía otro interés diferente al mío y siguió tocando el timbre como si su vida dependiera de ello. Entonces no me quedo de otra que colocar una gasa en mi pie y salir a abrir la puerta.

Miré por todos lados y la persona que estaba hace unos segundos tocando una y otra vez ya no se encontraba. Pues me imaginé que se hartó de tanto esperar y se fue o quizás eran los niños del barrio que me habían elegido como blanco para sus travesuras del día. Entonces cerré y mientras me doy la vuelta nuevamente comienza a sonar el bendito timbre. 

Ya en ese punto estaba completamente furioso y solo deseaba agarrar a esos niños para darles un buen escarmiento. Porque era obvio que eran ellos los que estaban logrando agotar mi paciencia.  Otra vez abrí la puerta y nuevamente no había absolutamente nadie, pero a diferencia de la primera vez, pude sentir una leve brisa que entró por ella.

Ya fastidiado por lo sucedido desde que me levanté de la cama, preferí ir a la cocina a prepararme un gran sandwich y a comerlo con un par de cervezas bien frías, jamás son suficientes para mí. 

En eso estaba cuando dejé el pan en la mesa del living y me fui al refrigerador a buscar la botella. Pero a mi regreso se había esfumado como por arte de magia, únicamente dejándome el plato vacío. Eso ya estaba bastante raro, me dije a mi mismo, tomando el atizador de la chimenea para salir valientemente a espantar al intruso que se coló en mi casa.

Me di vueltas por todo el lugar sin encontrar nada, aunque me faltaba revisar el ático. Que curioso que la película que iba a ver esa mañana se llamaba "El ático maldito", eso acobardaba hasta al más valiente. Pero de todos modos debía de ir a mirar por si un ladrón estaba escondido en ese sitio, en el cual jamás había entrado desde que llegué hace 1 año a esa casa.

El ático estaba arriba y para llegar debía de hacerlo por unas escaleras que se encontraban en la puerta del mismo. Armado con mi atizador valientemente escalé hasta la pequeña abertura que tenía por puerta ese ático.

Una vez dentro miré sorprendido a mi alrededor, el sitio estaba repleto de objetos olvidados en el tiempo y ciertamente buscando en los escondrijos no divisé ningún ladrón. 

Para ese momento no sabía que pensar, cuando de repente se cae un enorme libro, el que va a dar justo a mis pies. Al agacharme a tomar el libro pude ver qué se trataba de un álbum de fotografías. Me imagino que eran de los años 40 por la vestimenta que llevaba la gente en el. En especial un hombre que parecía estar enojado en todas las fotos.

Ya en la noche me olvidó de todo y me voy directo a la cama, tenía un cansancio descomunal. Solo necesitaba cerrar mis ojos y suponer que mañana sería un mejor día. Pero en el mismo instante que coloque mi cabeza en mi suave almohada, comencé a sentir pasos alrededor de mi cama. Asustado me levanto velozmente y enciendo la lámpara para verificar que nadie estaba ahí. 

Realmente ya no sabía qué pensar, primero la puerta y ahora mi habitación, nada más me faltaba ver algún muerto. Me persigné por si acaso andaba por ahí un alma en pena y me fui a la casa de mi vecina, tal vez ella sabe algo de lo que está sucediendo. Ya que la señora es más chismosa y se sabe la vida de todos los del barrio.

Mientras estoy con doña chismes, me cuenta algunas cosas interesantes. Cómo que el dueño anterior era el bisnieto del señor de las fotos y que esté intento muchas veces vender la casa, pero los inquilinos se iban asustados. Ya por el barrio todos saben de la historia del anciano, quien asesino a su esposa, para luego irse con su amante. Aunque antes de lograrlo, su hijo lo enfrentó apuñalándolo directo en el corazón.

No puedo creer que terminé gastando todos mis ahorros en esta casa y tal vez tendré que convivir con un espíritu. Yo pensando que lo peor que tendría este día sábado, sería una simple resaca después de una noche de copas.

Historia ficticia creada a partir de mi imaginación.