Ambos son afortunados

Joseph pasaba horas conectado a un sinfín de juegos online, era un joven demasiado introvertido para poder hacer amigos de su edad en la vida real. Por eso prefirió pedir a sus padres un ordenador gamer de alta gama y una unidad de estado sólido Kingston A400 para la velocidad como regalo de cumpleaños, su habitación era el universo tecnológico del entretenimiento. Por supuesto, a sus padres les parecía maravilloso que su hijo de 15 años se entretuviera con esas cosas, así podían seguir viviendo su propia vida, donde no había mucho espacio para Joseph.

Sus vecinos no se explicaban cómo una familia de clase media podía tener tanto poder adquisitivo. Cada día veían cómo los Sánchez compraban no solo regalos para el entretenimiento de su hijo, sino también un sinfín de posesiones materiales para ellos mismos. La ampliación de la casa era también el chisme de la semana en todo el barrio, donde la mayoría empezaba a sospechar de dónde salía el dinero para tanto lujo exagerado, no podían creer que fueran tan afortunados.

Una noche el señor y la señora Sánchez decidieron ir a una fiesta, y le dijeron a su hijo que volverían al día siguiente, lo que para José significaba una noche más de juegos y comida chatarra, es decir, felicidad extrema para él.

Se despidió de sus padres y comenzó a preparar su aventura medieval, uno de los famosos juegos online que nunca se perdió, junto con el club de fans que su alter ego tenía en el mundo virtual.

Algo que le hacía inmensamente feliz, ya que en la vida real los chicos de su edad únicamente lo golpeaban y le hacían blanco de sus burlas. Mientras que las mujeres nunca prestaron atención a sus pretensiones románticas, para ellas solamente era un gran perdedor. En eso estaba cuando miró el monitor de la cámara que tenía a su lado, supuestamente sus padres habían decidido colocar varias de estas en diferentes partes de la casa, para avisar si un ladrón quería entrar.

Lo extraño era que los sensores estaban activados, pero no había nadie en la calle, era un barrio de gente mayor. Únicamente los padres de Joseph, que eran buenos para la fiesta, llegaban a altas horas de la noche. Él no prestó mucha atención y siguió con sus juegos, mientras engullía patatas fritas, acompañadas de un par de refrescos.

Pasaron unos minutos cuando alguien llamó a su puerta desesperadamente, pudo comprobar que se trataba de Lidia, una joven que se ha interesado por él desde que eran niños. Pero Joseph nunca se ha sentido atraído por su aspecto físico de nerd. Inmediatamente, fue a abrir la puerta, sobre todo porque no entendía qué hacía ella en la calle a la 1 de la madrugada.

Lidia, casi al borde de un ataque de nervios, entró en la casa, cerró rápidamente la puerta y agarró a José de la mano, arrastrándolo hasta el salón. Él la siguió, le pidió que se calmara y que intentara explicarle lo que estaba pasando.

Un desconocido entró en la casa de la chica, que estaba al lado de la de Joseph, mientras sus padres se encontraban con unos familiares.

Los dos adolescentes no tenían adultos a los que recurrir y solo podían llamar a la policía, pero cuando lo hicieron, todas las luces se apagaron. Era más que evidente que el desconocido también intentaba colarse en esa casa. Sintieron que el cristal de la ventana que daba a la calle se rompía violentamente, los dos chicos corrieron a refugiarse en el dormitorio del segundo piso. Una vez dentro, no saben qué hacer y nada más consiguen colocar el escritorio en la puerta para que el desconocido no pueda entrar fácilmente.

El hombre comienza a patear violentamente la pequeña puerta de madera, mientras los jóvenes se abrazan y rezan para que algo bueno ocurra y los salve de morir a merced de aquel maníaco. La puerta se abre de par en par, y un destello de luz cae en los ojos de los jóvenes, ambos ven una figura oscura que no les permite diferenciar su rostro ni sus extremidades.

El palpitar de los corazones de ambos en aquella silenciosa noche, solo presagiaba lo peor, ya que el extraño se acercaba lentamente a ellos. Ambos permanecen en la oscuridad esperando su horrible final, de repente escuchan las voces de sus padres gritando sus nombres y al abrir los ojos la luz estaba de nuevo encendida. Aunque no hay rastro del ser que iba a matarlos.

Cuando llegó la policía, uno de los detectives les dijo que esto había estado ocurriendo en varias casas de la ciudad y que el autor siempre lo hacía cuando los padres no estaban presentes, e incluso les mostró una fotografía de una cámara de seguridad, donde se veía al extraño hombre como si no tuviera ni cara ni uno de sus brazos.

Por supuesto, la única diferencia con los otros casos era que en ninguno de ellos los adolescentes no estaban gravemente heridos. El detective les dijo que eran dos jóvenes que debían considerarse muy afortunados, sobre todo por su amistad, ya que si no hubiera sido porque Lidia llamó a sus padres antes de salir de casa, tal vez ahora no estarían hablando del tema.

A partir de ese día Joseph se olvidó por completo de su obsesión por los juegos y forjó una bonita amistad con Lidia, quién sabe si más adelante con los años se convertirá en algo más...

La imagen utilizada es la de un hombre que rondaba cerca de las casas de mi barrio, mi hermano lo vio con la cámara y dijo que no se distinguía ni su cara ni uno de sus brazos. También que había aparecido de la nada, supongo que por eso se me ocurrió este escrito, parece Slenderman. 😣