Politics in my Country (La Política en mi País)

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2 years ago

Venezuela has been a single-producer country par excellence. Since the beginning of the 20th century, the country embarked on the adventure of the peasant exodus, with the appearance of oil in different oil fields, which generated a large displacement of the rural population to the resurgent cities where the royalties that it generated were administered. the export of oil and of course to the oil fields and main ports of the nation.

After having been an agricultural power in the region, with the massive production of Cocoa, Coffee, Sugar Cane and Corn, coupled with a thriving cattle ranch, we were now a single oil-producing country.

The state consolidated an economy based on oil income, a tax policy aimed at collecting funds mainly from oil activity, and associated with the export of finished products to a lesser extent.

The policy of politicians always revolved around oil, there was no reinvestment in our agriculture, and this caused Venezuela to become a powerful oil exporting nation, but an importer of almost the rest of the items necessary for the subsistence of its population.

Contracts and concessions for oil exploration and subsequent exploitation left large profits for political operators who lobbied transnationals. In addition, in oil legislative matters, the royalties that these companies generated for the nation were less than or equal to 5% of the net price of the market price, something that was legalized even in the then current Hydrocarbons Law, which made legal the looting of our resources and the short political control.

In the nineties, there was a reaction from a large number of workers who were oppressed by the inflationary packages imposed by the International Monetary Fund (IMF) and executed by President Carlos Andrés Pérez. This caused many Venezuelans to fall for the siren songs raised by a young soldier who, in 1992, rebelled against the legitimate president of the nation, so after his attempted coup d'état was frustrated by forces loyal to the constitutional government of then, he still achieved the goal of being made visible by Venezuelan citizens urgent for change and desperate to get out of the co-governing bipartisanship for 40 years.

This is how Lieutenant Colonel Hugo Chávez turned from a coup leader to a democrat, causing a blind and oppressed people to give him their strongest electoral support.

President Chávez arrived with a speech of apparently democratic transformations, and promoted a refounding of the republic through the first National Constituent Assembly approved by the citizens in several referendums, but his economic policy was not different from that of his predecessor presidents, and that after having taken the discourse of oil planting in our fields, just as the illustrious lawyer Arturo Uslar Prieti once professed, he would do the opposite and promote a fierce oil renationalization campaign, which crossed our borders, making a tour to revive the Organization of Petroleum Exporting Countries (OPEC) and having a success that would not have been possible without the wars in the Middle East that affected the rise in the price of hydrocarbons at a global level to exceed $100 per barrel of oil. Petroleum. Hence the oil boom years of Hugo Chávez.

Chávez destroyed the old policy, reviving the old policy, that is to say: he used a discourse contrary to the economic policies of the past but making those policies his new policy.

And our politicians?

The opposition majority has been involved in unconstitutional adventures since then, in the times of Chávez because the numbers on the streets were not enough to contain Chávez's populist policy, but now they do it to feed their own interests, since being an opposition leader In times of Maduro, it seems that many have profited and guess what? Oil is once again the spark plug that ignites the desires of a certain sector of the opposition to Maduro, the one that moves their interests.

On January 23, 2019, the neophyte politician Juan Guaido proclaimed himself in a square in eastern Caracas under the auspices of the United States Government, creating a supposed government parallel to that of Maduro, which until now has only managed to request more sanctions from the government. but that Venezuelan citizens pay directly and increasingly screw the other ruling mafia to power. What these acts have created is greater corruption and failures within that adventurous opposition, which appropriated the main oil company of the Venezuelan state abroad: CITGO in the United States, and the petrochemical company MONOMEROS in Colombia.

Our politicians will remain the same until a true opposition is born that is connected to the true needs of our people. In the end, I think that oil, more than wealth for our country, what it has really represented is a true curse, which fills our political leaders with greed and is detrimental to our countryside and food sovereignty. Now we are not a single oil producing country, now we only produce corrupt politicians. We are a single-producer country of corrupt.

En mi idioma:

Venezuela ha sido un país monoproductor por excelencia. Desde comienzos del siglo XX, el país se embarcó en la aventura del éxodo campesino, con la aparición del petróleo en distintos campos petroleros, con lo que se generó un gran desplazamiento de la población rural a las renacientes ciudades dónde se administraban las regalías que generaba la exportación del petróleo y por su puesto a los campos petroleros y principales puertos de la nación.

Luego de haber sido una potencia agrícola en la región, con la masiva producción de Cacao, Café, Caña de Azúcar y Maíz, aunado a una pujante ganadería, ahora éramos un país monoproductor de petróleo.

El estado consolidó una economía basada en la renta petrolera, una política de impuestos orientada a la recaudación de fondos provenientes mayormente de la actividad petrolera, y asociada a la exportación de productos terminados en menor modo.

La política de los políticos giro siempre alrededor del petróleo, no hubo reinversión en nuestro agro, y esto ocasionó que Venezuela se convirtiera en una poderosa nación exportadora de petróleo, pero importadora de casi el resto de los rubros necesarios para la subsistencia de su población.

Las contrataciones y concesiones para la exploración y posterior explotación petrolera dejaba grandes ganancias a los operadores políticos que hacían lobies con las transnacionales. Además que en materia legislativa petrolera las regalías que estás empresas generaron a la nación fueron inferiores o iguales al 5% del precio neto de la cotización del mercado, algo que era legalizado incluso en la para entonces vigente Ley de Hidrocarburos, lo que hacía legal el saqueo de nuestros recursos y la corta política contralora.

El los noventas, hubo una reacción de un grueso de trabajadores que se veían opridos por los paquetes inflacionarios impuestos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y ejecutados por el Presidente Carlos Andrés Pérez. Esto hizo que muchos venezolanos cayeran en los cantos de sirena que planteo un joven militar que en 1992, se reveló en contra del presidente legítimo de la nación, por lo que tras su intento de golpe de estado frustrado por las fuerzas leales al gobierno constitucional de entonces, igual lograba el objetivo de ser visibilizado por los ciudadanos venezolanos urgidos de cambios y desesperados por salir del bipartidismo cogobernante desde hacía ya 40 años.

Así fue como el Teniente Coronel Hugo Chávez de golpista se volvió demócrata, haciendo que un pueblo cesgado y oprimido le diera su más contundente respaldo electoral.

El presidente Chávez llegó con un discurso de transformaciones en apariencia democrática, e impulso una refundación de la república a través de la primera Asamblea Nacional Constituyente aprobada por los ciudadanos en varios referendos, pero su política económica no fue diferente a la de sus antecesores presidentes, y que luego de haber tomado el discurso de la siembra petrolera en nuestros campos, tal cual como alguna vez el ilustre letrado Arturo Uslar Prieti profesara, haría todo lo contrario e impulsaría una feroz campaña de renacionalización petrolera, que cruzo nuestras fronteras, haciendo una gira para revivir a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y teniendo éxito que no hubiese sido posible sin las guerras en el medio oriente que incidieron en las subidas de los precios de los hidrocarburos a nivel global hasta superar los 100$ por barril de petróleo. De allí los años de bonanza petrolera de Hugo Chávez.

Chávez destrozó la vieja política, reavivando la vieja política, es decir: usó un discurso contrario a las políticas económicas del pasado pero haciendo esas políticas su nueva política.

¿Y nuestros políticos?

La mayoría opositora se ha enfrascado en aventuras inconstitucionales desde entonces, en los tiempos de Chávez porque los números en las calles no les daban para contener la política populista de Chávez, pero ahora lo hacen por alimentar sus propios intereses, ya que ser dirigente de oposición en tiempos de Maduro al parecer ha lucrado a muchos y adivinen con que? Vuelve a ser el petróleo la bujía que enciende las apetencias de cierto sector de la oposición a Maduro la que mueve sus intereses.

El 23 de enero de 2019 el neofito político Juan Guaido se autoproclamó en una plaza del este de Caracas con auspicio del Gobierno de los Estados Unidos, creando un supuesto gobierno paralelo al de Maduro, que hasta ahora no ha logrado sino pedir más sanciones al gobierno pero que pagan directamente los ciudadanos venezolanos y atornillan cada vez más al poder a la otra mafia gobernante. Estos actos lo que han creado es mayor corrupción y fracasos en el seno de esa aventurera oposición, que se apropió de la principal empresa petrolera del estado venezolano en el exterior: CITGO en los Estados Unidos, y de la petroquímica MONOMEROS en Colombia.

Nuestros políticos seguirán siendo los mismos hasta que no nazca una verdadera oposición qué esté conectada a las verdaderas necesidades de nuestro pueblo. Al final pienso que el Petróleo más que una riqueza para nuestro país lo que realmente ha representado es una verdadera maldición, que llena de codicia a nuestros dirigentes políticos y va en detrimento de nuestro campo y soberanía alimentaria. Ahora no somos un país monoproductor de petróleo, ahora solo producimos políticos corruptos. Somos un país monoproductor de corruptos.

@JimmyJQB

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