La penitencia de Canossa termina el 28 de enero de 1077 luego de que el emperador Enrique IV tuvo que permanecer arrodillado tres días y tres noches a las puertas del castillo mientras nevaba, vestido como un monje, con una túnica de lana y descalzo
Logra que el papa Gregorio VII levante su excomunión
La penitencia de Canossa termina el 28 de enero de 1077 luego de que el emperador Enrique IV tuvo que permanecer arrodillado tres días y tres noches a las puertas del castillo mientras nevaba, vestido como un monje, con una túnica de lana y descalzo Logra que el papa Gregorio VII levante su excomunión