Nuestra cultura occidental relaciona al silencio con aislamiento, soledad, tristeza, abandono... Nada más alejado de la realidad, pues a veces solo hacemos ruido para llenar el espacio en el que el silencio se impone. Por otro lado, la cultura oriental lo asocia al crecimiento, a la prudencia, al desarrollo de la creatividad.
En este mundo que vivimos de este lado del océano, tendemos a llenar los espacios como si mantener algunos despejados fuese una forma de fracaso; así llenamos de ruido nuestros días, hablamos sin parar, escuchamos música en todas partes, hasta cuando estamos escribiendo; no dejamos que en compañía se instale un rato de paz y de silencio.
Llenar espacios está en nuestras mentes, es parte de una cultura que nos ha enseñado que hay que tenerlo todo y hay que tener más; de allí que llenamos nuestras vidas de relaciones, amistades, de actividades, de planes, de expresiones, de objetos, de tecnología, de ruidos....
Parece que fuera el nunca acabar de tener; y el "re-llenar" cada espacio y cada parte de nuestras existencias termina siendo el resultado, pues al final terminamos con exceso de cosas inútiles o poco usadas; relaciones que están y a veces no; amistades y enamoramientos inadecuados, muchas veces abusivos; y días completos en que no tenemos un momento para pensar siquiera del ruido que explota en nuestro entorno.
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Recuerda que el silencio es necesario para calmarte, para tranquilizar tu organismo; para el control de emociones y el crecimiento de las ideas; para pensar acertadamente y con mapas que te permitan organizar los objetivos.
El silencio es necesario para apreciar el entorno; para entender al otro permitiendo su expresión; ya que estamos costumbrados a drenar y drenar, pero no escuchamos nunca a los demás.
El silencio asociado al crecimiento por los orientales es tan cierto como que es solo la única forma en que puedes evaluarte a ti mismo, percibirte, y saber qué estas sintiendo; cuán pleno vas por la vida, analizarte, planificarte, corregirte...
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No necesitamos comunicar todo; tampoco hacerlo con palabras o con muchas de ellas; los actos solos hablan más a veces; tampoco es necesario que exista ruido para que exista vida; y el lenguaje, hay que aumentar el número de palabras usadas en nuestros discursos mediante el aprendizaje, pero disminuir el número de ella que usemos al día.
Cuando sientas que hablas de más, respira; relájate, concéntrate un poco en algo lindo y positivo, y baja el ritmo.
Cuando el otro hable, evita expresiones, asentimientos, reforzamientos del discurso escuchado; simplemente calla y escucha, observa sus expresiones, está atento.
Cuando hagas las actividades físicas o simplemente salgas a hacer tus cosas, no coloques nada en los oídos, solo percibe, comparte, sé parte de este mundo que no deja de enviar sonidos al ambiente.
Si estás en casa solo, evita la televisión, la radio, el colocar música; intenta sentirse en silencio, dejar que fluyan las ideas.
Acostumbrate a meditar y a contemplar...
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En materia de salud, generalmente en medicina y en el área psicológica, se utiliza mucho el silencio contemplativo durante las consultas para dejar que el paciente se exprese y se escuche a sí mismo; y esto es solo un reflejo de lo que nos está pasando ahora, tenemos tanto ruido a nuestro alrededor que no nos escuchamos, ni nos relajamos, nos perdemos nuestras propias señales.
Hacer un alto es necesario, y hay que comenzar poco a poco, pero sabiendo el increíble valor que tiene el silencio para poder crecer y conocernos mejor.
Emilio Rios. Venezuela
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Rara vez veo la televisión y no escucho la radio, pero leo mucho en read.cash y noise.cash. ¿Se puede considerar eso también silencio?