La casa de Morales, la de la capitulación en Maracaibo, hecha a mediados del siglo XVIII y frente a la plaza Bolívar, cerca de la Catedral; fue testigo de una serie de hechos siniestros que cuenta la historia, relacionados con un brutal crimen y otros asesinatos más; de los cuales, aún hoy en día en nuestra ciudad, se siguen comentando.
Casa de la Capitulación
Esta hermosa y sencilla casona es del período hispano, siendo actualmente el único edificio residencial del siglo XVIII que permanece en pie; y luego de la lucha por la independencia en Venezuela, el jefe realista, general Francisco Tomás Morales, la tomó en forma militar para residenciarse entre los años 1822 y 1823.
Es un misterio quién la construyó ni se sabe con certeza quien fue su propietario inicial; y la fecha aproximada de su construcción se piensa que está entre el año 1750 y principios del 1800.
Pero, se sabe que:
Cuando Jorge Valbuena, el Juez Superior de la Corte Suprema del Estado Zulia era propietario de la casa y era su residencia familiar, allá por el año 1880-1900 y vivía allí junto a su familia y un nieto con Síndrome de Down, quien por los cuidados tan especiales que requería necesitaba de una persona a su cargo, así, era cuidado por una dama colombiana llamada Josefa Caballero.
El niño, por complicaciones cardíacas falleció a los 3 años de edad y Josefa, prácticamente se quedó sin su quehacer dentro de la casa.
Sin embargo, el juez, mantuvo a Josefa a sus servicios como ama de llaves hasta el 27 de septiembre de 1891 en que fue hallada en un campo, violada y con 7 puñaladas en sus partes genitales.
Aún vivía.
Los vecinos la vieron, la llevaron hasta el hospital cercano del entonces pueblo de Maracaibo y mientras era atendida, fue llamado el cura, el sacerdote José Parra quien le logra confesar y sacar la información del hecho, incluyendo a quien le había hecho semejante atrocidad.
Horas de la tarde-noche; y ni Josefa Caballero ni el sacerdote José Parra, verían la luz del sol del nuevo día.
Amanecieron muertos, ambos, el cura y Josefa.
Josefa Caballero fue asesinada en la parte posterior de la casa, transportada en un carruaje de la familia Valbuena a altas horas de la noche y lanzada a un campo distante moribunda.
Las leyendas que nacen de la zona y de esos años, relatan que el ama de llaves, Josefa Caballero, era una mujer muy hermosa, y que con el tiempo en la casa, se convirtió en la amante del yerno del Juez Jorge Valbuena; lo cual condujo al crimen con tintes muy pasionales.
Un crimen que quedó sin resolverse y sin detenidos pues el Juez, utilizó todas sus influencias para borrar evidencias, entorpecer la investigación y, como si fuera poco, todos y cada uno de los implicados en el caso y conocedores de la víctima, fueron muriendo de causas extrañas.
Las actas de defunción y las evidencias desaparecieron.
Sin embargo, el fantasma, la silueta de una joven hermosa, morena. Con largos cabellos negros hasta la cintura que se mueven con el viento, y de vestido ceñido al cuerpo, muchas veces descrito como de color verde; muchas veces ha sido visto deambulando por la casa; por posteriores habitantes, por los actuales visitantes y turistas…
Hoy en día al valor histórico que tiene esta casona para la ciudad y sus habitantes actuales, se suma el hecho evidente y muchas veces relatado, del espectro permanente y vigilante del lugar que, según las leyendas populares, vaga sin cesar por los pasillos y terrazas, en espera del castigo no cumplido.
La Casa de la Capitulación en su salón principal, fue testigo de la firma del Acta de la Capitulación del último Capitán General español en Venezuela, el Comandante Francisco Tomás Morales.
Hecho ocurrido el 3 de Agosto de 1823, luego de haber sido derrotadas las fuerzas españolas el 24 de julio de ese año, en la batalla naval del lago de Maracaibo. De allí su nombre.
Porque no solo los estados llaneros en Venezuela tienen sus historias de fantasmas y aparecidos.
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Fuente histórica: @maracaibofotogénica
Emilio Rios-Venezuela
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