El Estado o la Voluntad(*)

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2 years ago

Todo gira en torno al Estado, al gobierno, a las decisiones de un grupo muy reducido de personas que, con el título de “políticos”, hacen y deshacen nuestras vidas de acuerdo con sus particulares intereses. Da igual las afiliaciones políticas o ideológicas, los métodos (democráticos o de otro tipo), las características (autoritarias o un poco más condescendientes) y las intenciones (buenas o de las otras), siempre son lo mismo: quienes sufren las consecuencias son los individuos que se quedan fuera de esa selección de iluminados líderes y representantes.

Y debajo de esa estructura, insoportablemente grande y pesada, queda sepultada y oculta la realidad: la potencia de la voluntad individual y las maravillas del intercambio voluntario. Intercambios, de todo tipo, que no son otra cosa que la sangre misma de aquello que llamamos sociedad.

Muchos confunden sociedad con estado, recitando el famoso verso: “El estado somos todos”, siendo que en los pasillos gubernamentales, el canto del monarca absolutista nunca se calló… “El estado soy yo” (1).

No representan, no defienden, no arbitran. Simplemente cuidan sus intereses, protegen sus castas violando derechos individuales y juzgan y castigan acorde a oscuras conveniencias.

Argumenten como sea que argumenten, “el estado son ellos”, nosotros, los que no entramos a palacio, no somos más que su fuente de riquezas. Tal como las personas que, conectadas y dormidas, alimentan a la “Matrix” (2).

El relato palaciego dice una cosa, y todos creen y obedecen, sin darse cuenta que sus mentes y su creatividad, que sus manos y su voluntad están forjando la realidad. No hay “Matrix” posible sin cuerpos generando energía.

Es cuestión de despertar y cortar el cable que une nuestra voluntad, nuestra fuente de energía, a la maquinaria de opresión.

En la mente del individuo habitan los sueños, los proyectos, las ideas e intuiciones de como llevarlos a cabo. En la razón de cada uno están los problemas y las soluciones, los costos del hacer y los beneficios que el hacer puede traer. Y en las manos la fuerza y la habilidad para lograr los soñado y lo planeado.

Nada tiene que ver, saber, decidir, hacer, intervenir, regular el monarca. Nada le importa, ni debería importarle.

Su palacio se cae a pedazos si el fruto de nuestras manos se queda en nuestras manos, o en las de aquellos a quienes elegimos para intercambiar nuestras riquezas.

Todo cuanto hay en este mundo, salvo lo que fue creado por la naturaleza, es obra de las mentes y manos de millones y millones de individuos, por la fuerza de sus propios intereses y voluntades. Absolutamente todo, incluso aquello que se adjudican los moradores del palacio.

No hay ley de papel capaz de crear nada. No hay decreto ni ordenanza que pueda soñar y proyectar. Son solo los hombres, empujados por esa milagrosa fuerza del espíritu emprendedor, los que dominaron el fuego y se lanzaron a conquistar las galaxias.

El momento que nos toca vivir a la humanidad, ha desnudado todas las miserias del estatismo. Algunos lo confirmamos. Muchos lo descubrieron o lo están descubriendo ahora, con la realidad golpeándoles la cara. Pero todavía son demasiados los que aún no se despertaron, que siguen conectados a la “Matrix” y defienden la absurda idea de que esa es la única realidad posible.

Todavía no se dieron cuenta que son ellos la fuente de energía, no se dieron cuenta que todo aquello que le dieron o le prometen dar, primero se lo quitaron, con violencia, con amenazas, inculcando culpas, creando sumisión.

Me preguntan siempre, qué leer, que estudiar, a quién seguir, para poder abrir los ojos y ver la realidad y así poder despertar de este largo sueño. Yo les contesto que nada en particular. Que simplemente se miren al espejo y que ese que ven en el reflejo es su líder… el que mejor sabe como sacar adelante sus vidas, mejor dicho: el único. Les digo que escarben en sus mentes, porque es allí donde están los libros, las universidades… en sus verdades. Y que duden siempre del poder, pues la melodía que viene de los pasillos lujosos del palacio, son sólo canto de sirenas.

No hay que eliminar el estado, derrocar gobiernos violenta o pacíficamente, simplemente hay que dejar de validarlo, de justificarlo… de “usarlo”.

“¿Qué sucedió con los gobiernos?” se preguntaba un personaje de un cuento (3) de Jorge Luis Borges, y el otro personaje le contestaba “…fueron cayendo gradualmente en desuso…”.

La prosperidad vendrá de nuestra voluntad, sólo tenemos que despertar y empezar a vernos a nosotros mismos como lo que realmente somos.

La revolución es en nuestras mentes, una revolución interior (4)… del espíritu.

El mundo que soñamos, que deseamos es posible (5)… ¡Vamos! ¡Empecemos a construirlo! 

 

Referencias:

(*) Publicado originalmente por Gastón "El Tucu" Gardella en "La Revista John Galt"/"La ventana Rota". Publicado en "El blog del Tucu" (https://elblogdeltucu.blogspot.com/2020/07/el-estado-o-la-voluntad-articulo-para.html)

(1) “El Estado soy yo” (en francés “L'État, c'est moi”) es una frase atribuida a Luis XIV Rey de Francia. (1655 aprox.)

(2) “Matrix” es una trilogía de películas de ciencia ficción escritas y dirigidas por las hermanas Wachowski, entre 1999 y 2003. Ficha IMDB: www.imdb.com/title/tt0133093

(3) Jorge Luis Borges, "El libro de arena" en Obras completas III (Barcelona: Emecé, 1996), p. 55. Fragmento: “–¿Qué sucedió con los gobiernos? –Según la tradición fueron cayendo gradualmente en desuso. Llamaban a elecciones, declaraban guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer la censura y nadie en el planeta los acataba. La prensa dejó de publicar sus colaboraciones y sus efigies. Los políticos tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos cómicos o buenos curanderos. La realidad sin duda habrá sido más completa que este resumen.”

(4) “Una revolución interior…” fragmento de la entrevista al Prof. Jesús Huerta de Soto, en el podcast “Bailando con lobos”, (https://youtu.be/qX2BoEHDGCs)

(5) Inspirado en el fragmento del discurso de John Galt, en “La rebelión de Atlas” de Ayn Rand: “…El mundo que deseas puede ser ganado, existe, es real y posible; es tuyo."

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