Enero, 24, 2022. | No. 30
Han pasado muchas cosas en mi vida que no he sabido manejar, y mucho menos dejar atrás. Creo que el año 2020 y 2021, fueron unos de los más fuertes, en mi historia personal. Las cosas que sucedieron no las puedo ni nombrar porque aún me duele, y me cuesta aceptarlas. El día de hoy, mi corazón y mi mente se llenan de nostalgia de cierta forma. La fachada de la casa donde mi padre nos despedía con un beso, y esperaba allí hasta que desapareciera de su vista sus pequeñas, ya no está. La han comprado otras personas, sim embargo, el hecho de que ahora tenga nuevos dueños no me afecta como tal. Sino la sensación del recuerdo de mi padre. Hay muchas cosas que me golpean constantemente en mi memoria. Cosas que me dicen que no está. Cosas que me duelen.
Aaaah, pensar en todo eso me da ganas de llorar.
Aún hay cosas que no he vuelto a hacer, como sembrar plantitas nuevas, ahora solo cuido de mis cactus y mi pequeña planta de tréboles, la cual podo cada vez que está demasiado frondosa. Solo trasplanto mis cactus cada vez que mi perro hace un poco de desastre en ellos. Pero he dejado de sembrar, papá sabía que eso me gustaba, prometió regalarme especies nuevas para mi jardín. Y no puedo evitar la nostalgia.
He dejado de ir al final del patio donde nos sentábamos con él, no me gusta, él no está. Allí también enterré a algunas de mis mascotas que fallecieron, así que me cuesta mucho más ir. Sin embargo hago el esfuerzo, haya están mis flores, y un arbolito de aguacate que mi mamá sembró. Hay que regarlo, siempre se olvidan de él porque esta al fondo. Así que lo riego, y voy al garaje que es donde paso la mayor parte del tiempo.
Hay días en que esto me afecta mucho, no me dan ganas de hablar o de escribir. Pero, poco a poco he buscado la forma de ir muy despacito, e ir volviendo a un estado “normal”. Ya por lo menos voy al fondo del patio a regar a ese mini arbolito.
Pero deje tantas cosas, que molesto conmigo misma, como las tres coronas de piña que sembramos. No volví a ir al patio, y ahora solo queda una.
Deje de escribir, deje de escribir poesía. Y para volver me costó, no podía escribir, me costaba, solo deseaba llorar. Poco a poco he vuelto, evito escribir sobre ello, solo escribo sobre romance. Pero, a pesar de ello, la escritura me ha ayudado, no solo a escribir mejor, y saber expresarme, transmitir lo que quiero y un sinfín de cosas. También me ha ayudado a sentirme mejor, soltar todo lo que tengo por dentro, reír, soñar, compartir, conocer.
Y aún hay cosas que no sé cómo superar, pero muy poquito a poco voy.
Disculpen que no sea un post motivacional, o entretenido. Solo necesitaba escribir, y soltarlo. Gracias por leer.