Josefina era una anciana que vivía en una casa de barro en un terreno a las afuera del pueblo, la casa de barro era pequeña con apenas 2 habitaciones, Josefina compartía su casa con su hijo Darío. Ambos trabajaban en su propio terreno sembrando plantas de Yuca, Josefina también tenía árboles de Mango, Naranja, Limón y Cemerúca.
Josefina y su hijo eran personas pobres y se notaba en los alrededores de su terreno y en el interior de su casa, lo que ellos cosechaban era una parte para su propio consumo y el resto para vender en el pueblo.
El pueblo estaba a una distancia no menor de 2 kilómetros, Josefina se trasladaba hasta el pueblo caminando ida y vuelta, en aquellos días no había transporte en su pueblo.
Con el paso del tiempo el lugar donde Josefina vivía se fue poblando, más personas vinieron y construyeron casas de bloques de cemento, algunas de ellas con acabados de primera porque pertenecían a personas con un nivel económico superior, de esa manera se forma una comunidad de gente de clase media y baja, mientras que Josefina continúa habitando en medio de ellos en su casa de barro.
Las personas alrededor de Josefina le tomaron afecto, la querian mucho y ayudaban constantemente. Entonces frente a la casa de Josefina había un terreno grande que se convirtió en una granja de Naranjas, era la granja del Señor Jaime, un Español inmigrante de las Islas Canarias que compró el terreno para hacer su granja de Naranjas.
El Señor Jaime conoce a Josefina y le ofrece trabajo a su hijo Darío, como obrero en su granja de Naranja. Darío con alegría comienza a laborar en la granja de Naranjas frente a su casa de barro.
La situación económica para Josefina con el nuevo trabajo de su hijo Darío cambió notablemente, ahora Josefina no tenía que ir caminando al pueblo para vender la poca cosecha de sus plantaciones. Darío se encargaba de hacerlo pero como un complemento a su salario que recibía del trabajo en la granja de Naranjas y se transportaba en el camión del Señor Jaime, cuando éste se dirigía al pueblo.
El terreno de Josefina era grande así que le dió una parcela a su hijo Darío. Darío construyó una casa espaciosa muy bonita con bloques de cemento jardín delantero, garage y un patio en el que plantó algunos árboles frutales.
Josefina envejeció y nunca quizo abandonar su vida en la casa de barro, vivió ahí hasta el final de sus días, pero sus días fueron felices rodeada del amor y amistad de todos los habitantes de la comunidad.
Hay personas pobres porque no tienen dinero y hay personas pobres en su mente pero sea cual sea la situación de pobreza tenemos que cambiar nuestra manera de pensar para salir adelante y mejorar nuestra calidad de vida.
Josefina decidió quedarse en su pobreza pero Darío avanzó.
Hasta la próxima entrada.
Victoria
josefina se acostumbro a su casa de barro.se sintió muy bien ,vio crecer a su hijo lo enseño a trabajar sola sin que nadie la ayudara ,todo el mundo la quiso,no necesito de casas grandes ni hermosas para tener la tranquilidad que vivió en su casa de barro .