Cuando decidí tener un vehículo no se lo manifesté a nadie. Fue mi secreto por varios meses. Fui sola a la agencia automotriz de ese entonces y solicité los requisitos necesarios para comprar un vehículo. Todo lo gestione sola, y sin anunciarlo a nadie. Al poco tiempo me llamaron de la agencia para retirar mi vehículo. Pero como no conocía el manejo de un carro sincrónico, tuve que buscar ayuda, para poder sacar el carro de la agencia y llevarlo a mi casa.
Fue una sorpresa para todos en casa cuando dije que había comprado un carro nuevo, no me lo creían. Fue algo gracioso, porque pasé toda la mañana de ese día tratando de convencer a mis hijos que lo que yo decía era cierto, hasta tuve que enseñar las fotos que había tomado desde mi celular al carro cuando fui a firmar los documentos de propiedad.
Luego de varios días con el carro ya en casa, noté algo entre mis amigos, mis vecinos y mis compañeros de trabajo. Todos ellos manifestaban una variedad de sentimientos, unos de felicidad, otros de alegría, pero el más poderoso sentimiento que se manifestó en algunas personas y que sobresalió de entre todas, fue el sentimiento de envidia. Algunas personas de mi entorno deseaban tener lo que tenía yo en ese momento, un carro nuevo. La envidia se manifestó en esos días como un sentimiento de impulso intenso, de poseer algo que tiene otra persona.
Hablemos un poco sobre la envidia. Manifestar una carencia frente a otra persona, de algo que no hemos conseguido es algo difícil de hablar o confesar en público, por lo menos no directamente. Ese sentimiento de envidia es reservado, oprimido, no se confiesa. Y por eso muchas personas viven frustradas por no alcanzar el triunfo de otros. Una persona con fuerte sentimiento de envidia es una persona frustrada, manifestando en su expresión física y verbal, experiencias de privación y carencia.
Sentir envidia no es malo, la envidia es un sentimiento más, vamos a ser sinceros, en algún momento de nuestras vidas lo hemos sentido. No hay envidia buena o envidia mala, es envidia y ya. El problema está en cómo la persona canaliza y exterioriza ese sentimiento. Todo radica en cómo deseamos y toleramos esa frustración e impotencia que sentimos al desear algo que no tenemos pero lo tiene otra persona. Es importante entender que la envidia es un sentimiento más, pero es responsabilidad como lo canalice la persona que en ese momento de frustración por su carencia manifiesta envidia.
Es difícil asumir cuando surge ese sentimiento, la mayoría de las personas negamos ese sentimiento de envidia. Pero la envidia es una emoción social, porque se manifiesta cuando nos comparamos con otras personas. Muchos de nosotros hemos envidiado en algún momento de nuestras vidas, por darle ejemplos sencillos: el cabello hermoso de una mujer, la casa de un artista famoso, la fama de una estrella de cine, la manera como redacta o expresa libremente un escritor sus pensamientos, o si cierta persona, vecino o familiar, le da más a uno que a otro, serían muchos los ejemplos de las manifestaciones que sin darnos cuenta surgen por querer compararnos o tener lo que tienen otras personas.
Es normal sentir envidia, pero lo malo es cuando una persona tiene sentimientos fuertes de envidia, se vuelve problemático ya que como la envidia es la carencia de algo, esa persona se siente pobre, con mucha escasez. Siente celos, y sentimientos de destrucción. Cuando llega a esos extremos debe recurrir a la ayuda de un especialista. Porque hasta puede llegar a hacer daño a otras personas. La envidia es peligrosa cuando nos sentimos por debajo de la persona que envidiamos, cuando el pensamiento se centra en que el otro tiene lo que no tenemos y lo deseamos con una pasión enfermiza.
Si tu sientes que eres invadido frecuentemente por ese sentimiento de envidiar, por lo que tienen las otras personas, lo primero que tienes que hacer es aceptar ese sentimiento, no minimizarlo, explora cómo se formó en ti, ¿sera porque no te sientes realizado? O ¿piensas que te faltan capacidades?, o ¿no te valoras como persona?.
Canalizarlo y afrontarlo es lo más importante, y sobre todo, buscar ayuda de un profesional para afrontar ese sentimiento fuerte que destruye el alma.
Trato en lo posible de no revelar mis planes, no tanto por eso que comenta, sino porque soy reservado y no me gusta que me estén presionando o preguntando sobre cómo o que hare para lograr lo que planeo. Pero tiene mucha razón con que hay muchas personas que siempre se la pasan envidiando a los demás en vez de ocupar esa energía en mejorar o lograr algo que se propongan.