Enamorarse
Enamorarse es desconocer, pues implica tergiversar al otro. Es el desconocimiento mismo, pues ignora su propia ceguera, se embelesa con ella. Y, en cuanto se conoce de verdad al otro, se deja de estar enamorado: sobreviene el hastío. Pero, no obstante, se puede tener un matrimonio perfectamente exitoso desconociendo a tu pareja; ésta es, quizá, la única forma posible de tener un matrimonio exitoso: no saber demasiado acerca de la otra persona. Por ello, y a pesar de que el sentido común parece dictar lo contrario, una relación sólo puede ser larga y exitosa cuanto más complejas y llenas de matices sean las dos personas. Este combate entre caracteres sólo se resuelve positivamente cuando ambas logran construir un territorio compartido fuera de la toxicidad y las dominaciones del ego (y la dificultad en este punto estriba en que son las personas más complejas quienes tienen por lo común un ego más acusado).