Doctrina de la desesperación
La vida no tiene sentido, es cruel, necia y a pesar de todo maravillosa – no se burla de los hombres (que para eso hace falta tener espíritu), pero tampoco se ocupa de ellos más que de los gusanos. Que precisamente el hombre sea un capricho y un juego cruel de la naturaleza, es un error que imagina el hombre porque se considera muy importante. Tenemos que ver que a nosotros, los hombres, la vida no nos resulta más difícil que a cualquier pájaro u hormiga, sino más fácil y más hermosa. Tenemos que aceptar la crueldad de la vida y la necesidad de la muerte, no con lamentos, sino saboreando esta desesperación. Sólo después de digerir toda la atrocidad o falta de sentido de la naturaleza podremos empezar a enfrentarnos a esta cruda falta de sentido y arrancarle un significado. Es lo máximo y lo único de que es capaz el hombre. Todo lo demás lo hacen mejor los animales.
-Hermann Hesse
Lo más valioso en el hombre es aquello que más peligroso lo hace: su desesperación. No, no el resto de los animales no desesperan: para desesperar primero se debe aprender a decirle no a todo. La desesperación es un no imposible donde ni el suicidio aparece como solución conveniente. La desesperación es un dios como un niño flaco temblando dentro de una jaula sembrada de pájaros muertos.
Pero nosotros, ¿no somos el producto de la desesperación fecunda de los cuerpos sudorosos de nuestros padres fornicadores? Follar es amar sin compromiso. El amor es una hipérbole de eyacular. Las corridas son sacudidas de relámpagos negros que estremecen la carne, dichosos pecados como buitres picando entre los despojos. Te amo, te amo, te amo, le dijo la noche a la ruina humana sacrificada mientras las aves inmensas de la muerte desplegaban silenciosas las alas. Pero, sin embargo, te odio. En el fondo del amor se engalana el desprecio.
La fe es un deleite ignorante que se sacia en cuanto se adquiere el conocimiento. El desesperado tiene fe, el desesperado tiene fe en su desesperación como el caníbal en alimentarse de sí mismo si se apodera de su instinto el hambre. La imagen del caníbal devorándose a sí mismo en un restaurante chino, ¡qué macabro plato es ese! grita un hombre educado, ¡quiero de eso, mamá! grita su obeso hijo tonto. Las luces tiemblan en el techo como el plano de una calle que se lleva el viento. Este caníbal, ¿no es un héroe de nuestro tiempo? Si odiarse es vomitar, ¿alimentarse de uno mismo es amarse? No, no, nadie se ama tanto a sí mismo como aquel que ha aprendido a despreciarse. ¡Los hombres no saben despreciarse! Para despreciarse a sí mismos deberían primero aprender a reír con desesperación pero ninguno de ellos conoce la auténtica desesperación ni mucho menos la risa de hiena eufórica de la desesperación. El desesperado es la víctima de su espacio vital, como el vanidoso lo es de su reflejo impreciso.
Sólo cuando un hombre se desespera percibe su vida en su exacta (e ínfima) realidad. Un hombre desesperado es un espíritu aplastado por un enigma paradójico. ¡Oh, qué de sensaciones avisa el desesperado! Su pulso corriendo bajo la piel como un murmullo al ritmo de sus latidos sincopados, la respiración anhelante, el sudor derramándose lentamente como con una sensualidad atroz. El tiempo es la medida de mi desesperación: se acelera o se pausa en la medida en que estoy desesperado. Esto es, en la medida en que somos perfectamente humanos.
Desesperados del mundo, ¡uníos! Vuestra desesperación, vuestra histeria, vuestra angustia, es lo que más os engrandece. Sin ella, seríamos puercos sin hocico ni cola helicoidal y nada más. ¡Máquinas, eso es todo! Pero no somos máquinas, pues la perfección es un prejuicio: nuestra desesperación es la coronación de nuestra especie. Pero, ¡nada de vanidad! Eso lo estropearía todo, pues nos haría infértiles de desesperación. Es hermoso contemplar un hombre al límite de sus posibilidades, estallando, suplicando, maldiciendo, por eso disfrutamos tanto con las guerras, con los suicidios y con el porno.
Qué de deleites acuden a mi mente, son del sabor de mis lágrimas...
Sincerely, desperation is never the best option to choose:) he day that the human being manages to establish a balance in his emotions will have crowned