El Gran Barco
Siempre he pensado que la vida es como un gran barco en alta mar y ninguno de los que vienen a bordo sabe de dónde partió, cómo, y mucho menos a dónde va. Pero nos han contado todas esas bonitas historias y han hablado maravillas del capitán. Tampoco nunca nadie lo vio, parece ser un buen tipo. Mientras nos asomamos para mirar a los delfines, tirarles piedras a las gaviotas y espiar el horizonte para ver si asoma ese puerto, una isla, un faro, otro barco o cualquier mierda que no sea esta inmensidad de lo igual donde nada más sucede, el tiempo pasa y yo estoy harto. Porque se alza en mí una duda, pienso: ¿Y si el capitán es ciego? ¿O está borracho? ¿O aún peor, y si se murió? Digo, ninguno de esos casos le haría mella a su reputación, pero ya alguien dijo que el camino al infierno está lleno de buenas intenciones. No sé, pero de algo estoy seguro: yo no estoy ni ciego, ni borracho, ni muerto, y me encantaría hundir el barco, pero vos también estás acá.
Buena metafora bro