Mujeres que hicieron historia: Puduhepa, la reina del gran imperio hitita.

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Hay muchas mujeres que han cambiado el rumbo de la historia, de las ciencias, de las artes, ya sea desde un lugar principal o secundario.

En esta serie de artículos iré presentando algunas figuras femeninas de la antigüedad que tuvieron un rol preponderante en las política interna y/o externa de cada país o imperio.

Muchas de ellas han sido reconocidas un poco por su contemporaneidad (han vivido en los dos últimos siglos), y otro poco por su aporte a las ciencias y a las artes, y poco podemos agregar en mérito. Serìa larga la lista y caerí en el error de olvidarme de muchas de ellas.  Sin embargo están siempre presentes en nuestras mentes.

De otras, en cambio, por su lejanía en la relación tiempo-espacio, tenemos un recuerdo muy vago y, a veces, un total desconocimiento de ellas.

Propio, de este grupo, quiero comenzar a ocuparme en esta serie de posts.

Hoy les hablaré de Puduhepa la reina del imperio hitita que llegó a crear un influyente imperio gracias a su gran habilidad diplomática.

Por su potencia militar y por su importancia geopolítica fue considerada la «tercera» potencia en Oriente Próximo, junto con Babilonia y Egipto.

El Imperio Hitita.

El Imperio Hitita tuvo una duración limitada en la Edad Antigua (del siglo XVII al siglo XII antes de Cristo) de alrededor de cinco siglos y fue el enemigo principal de los faraones del Antiguo Egipto.

Por su naturaleza belicosa y guerriera trataron de expandirse de su territorio natural (Anatolia, la península llamada del Asia Menor que actualmente comprende el territorio de Turquía) y llegaron a conquistar parte del norte de Africa y Asia como Siria y la península de Canaam hasta llegar a las riberas del Delta del Nilo, donde -en ese momento. gobernaba uno de los más famosas y carismáticos faraones: Ramses II, conocido simplemente como Ramses, hijo de Sethi.

Lo realmente destacado de Puduhepa es que gobernó a la par del marido Hattusili III (que sucedió a su hermano Muwatalli) en una época en la que los roles entre mujer y hombre estaban en un grado de neta subordinación. E, incluso, en una sociedad en la cuál existían esclavos.

Un largo reinado.

Otra característica distintiva es su largo reinado. De los documentos encontrados se supone que gobernó el Hatti por más de 60 años y murió cuando contaba aproximadamente 90 años de edad.

Otra característica que demuestra la longevidad de hombres y mujeres en la Edad Antigua, especialmente Grecia, Egipto y otros estados euro-asiáticos en los cuáles la principal causa de muerte eran las heridas en batalla y no las enfermedades. Señal del notable avance que había alcanzado la prevención de las enfermedades en épocas tan remotas. Situación que retrocede hasta límites inimaginables en el Medioevo cuando el promedio de vida no llegaba a superar los 50 años.

Puduhepa es también la última reina hitita de la que hemos oído hablar: unos años después de su muerte, contra todas las expectativas, el imperio hitita desaparecería.

Fue, junto con Nefertari, la esposa de Ramses, la principal artifice del Tratado de Paz entre el Antiguo Egipto (el Alto y el Bajo Egipto) y los hititas después de la batalla de Qadesh, en la actual Siria, donde se encontraron Ramsés el Grande, como también era llamado el faraón uno de los reyes egipcios más recordados de la historia, y por el otro, Muwatalli II, el rey del Imperio Hitita.

Un país de tránsito para los mercantes.

El Hatti era un paìs de tránsito por el cuán pasaban enteras caravanas que versaban al estado hitita fuertes tributos en tal concepto. Y estos impuestos contribuían en gran medida a alimentar una casta militar cada vez más numerosa y poderosa.

En las ciudades y en los pequeños países de montaña los mercantes habían construído verdaderos centros comerciales poniendo en funcionamiento un ingenioso y eficaz sistema económico gracias a los derechos de transporte, débitos comerciales e incluso algo muy similar a las actuales cauciones en procedimientos judiciales diversos.

Incluso, en caso de homicidio, era posible pagar una multa muy fuerte y recuperar la libertad.

Por lo tanto el ejército y el comercio eran los dos pilares básicos del poder del emperador, el cuál no podía prescindir ni de uno ni de otro.

Uri-Teshup, ídolo de los militares representaba, por así decirlo, el ala dura de las negociaciones. Constantemente su deseo era exterminar los egipcios y apoderarse del Delta del Nilo.

Hattussili el esposo de Putuhepa por el contrario, conciliador por naturaleza y hermano del emperador Muwatalli siempre era proclive a negociar e dejar la guerra como última instancia.

Puduhepa era siempre la aguja de la balanza que aconsejaba al rey a seguir el camino justo. 

La astucia y la violencia fueron durante muchos años el común denominador de la política exterior y el expansionismo del imperio hitita.

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