Admirando a Anna

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2 years ago

El mundo está lleno de gente así, de tramposos, de estafadores que se aprovechan de la credulidad y de la estupidez de los demás. ¡Pero ellos, al menos, son inteligentes! "Las semillas de la felicidad" (1957).

La real Anna Sorokin en su juicio 2019

Para principios de febrero del 2022, la aplicación principal de streaming, Netflix, llevo a su usuarios dos series de mucho interés para un publico que seguramente algún momento se sintió afectado, otros por el morbo, otros inclusive por saber como es "el arte de un estafador".

La estafa es un delito contra la propiedad o el patrimonio. En ocasiones se asimila al fraude, el timo y el engaño, pero aunque estén relacionados no se trata de lo mismo ya que estos últimos suelen formar parte del entramado de la estafa.

Son dos Series, El Estafador de Tinder" e "Inventando a Anna", de esta última daré mi pequeña opinión y es el conductor del título de mi post, ya que vi toda la serie de corrido y decidí no dormir hasta después de escribir lo siguiente:

A fines de 2018 New York Magazine reveló sus notas más leídas del año, liderando la lista el reportaje How Anna Delvey tricked New York’s party people, donde Jessica Pressler trazó la crónica de la falsa heredera que fue la inspiración de la serie Inventando a Anna.

“Toda esta historia es totalmente cierta, excepto por todas las partes que fueron inventadas” se lee al inicio del primero de sus nueve episodios, dejando en claro que, en pos de la atracción que debe generar su trama, incluye situaciones y nombres no tan reales.

Los que complementan y humanizan la impenetrable actitud de Anna “Delvey” Sorokin, encarnada por la actriz Julia Garner. En especial el de Vivian Kent, la versión de Jessica Pressler que ofrece Anna Chlumsky y que guía gran parte de la trama.

La misma reportera que en noviembre de 2017 se fija en una noticia del New York Post que, bajo el título de Aspirante a miembro de la alta sociedad arrestada, presenta la historia de una joven heredera alemana a quien acusan de robo.

La que mejor desarrollada le permitiría hacer una nota más interesante que la que le han asignado del #MeToo y dejar muy atrás un tropiezo profesional de hace unos años. Algo a lo que sus jefes no dan el visto bueno, pero ella no quiere soltar.

Así, de manera oculta, visita a Delvey en la cárcel y comienza, gracias a Instagram, a vincularla con figuras de la sociedad neoyorquina, como también con una de las empleadas del hotel en SoHo del cual nunca pagó una abultada cuenta.

Pero también la narración presenta a Todd Spodek (Arian Moayed), el abogado de Delver que mientras lidia con su defensa recibe las peticiones que ella le hace desde la cárcel, como también con su contraparte en la fiscalía y las visitas de Vivian.

Sin embargo, el espectador solo empieza a conocer más detalladamente la vida de lujo y engaños de la “heredera” cuando, avalada por su revista, la periodista accede a diferentes entrevistas, como las que hace a un especialista en moda o una rica socialité.

Desde ese momento la imperfecta, pero entretenida Inventando a Anna divide sus largos capítulos entre su presente y los días en que la joven -que todavía espera su deportación a Alemania- encanta, a pesar de su frialdad, a bancos y encumbrados neoyorquinos.

No quiero seguir con estos spoilers, pero te advierto que con esta serie he tomado un MasterClass para ser estafador y a todo esto, quedé impresionado de que esta muy, muy inteligente, exista en este mundo.

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