Beneficios de las Malas Palabras, Como Influyen en tu Vida

Se suponía que era un signo de poca inteligencia y lenguaje débil, el poder maldecir es una forma que muchos recurren para desahogarse.

Pueden afectar nuestros pensamientos, muchas personas asocian esta práctica con una liberación de emoción.

Decir estas palabras despierta emociones en las personas que las escuchan y en los que las dicen, pueden observarse un aumento de la frecuencia cardiaca y sudoración en muchos casos.

Maldecir puede producir acciones de lucha o huida.

Estas palabras pueden permanecer bien grabadas incluso después de algún daño cerebral o dificultades en el habla. Una razón posible es que fueron en situaciones de alto impacto emocional.

Estudios muestran que las groserías se recuerdan más al llamar la atención acompañada de una fuerte emoción.

Hay experimentos donde una persona se sumerge en agua helada y expresan malas palabras y produce una especie de alivio, una forma de canalizar lo que sienten.

Otro efecto que produce es una tolerancia al dolor que con otros vocablos no sucede, otras personas pueden notar un incremento de fuerza física.

Según investigaciones lingüísticas, estas palabras mal sonantes tienen diferentes propósitos sociales como: expresar agresión, ofender a alguien, fortalecer vínculos, sentido del humor, narración de historias.

También muestran intimidad y confianza.

El Efecto

¿De dónde viene el poder de las malas palabras?

Escuchar una palabrota en otro idioma no produce ningún resultado ofensivo porque no conocemos el significado y parece una palabra más.

Entonces el poder puede venir del significado y no de la palabra en sí.

Otra clave para entender es en la infancia cuando se es castigado por decir ciertas palabras y se establece una conexión emocional con el lenguaje.

A lo largo de los años puede convertirse en una forma de canalizar emociones fuertes.

Los recuerdos de maldecir pueden ser la base para repetirlos en futuros acontecimientos.

Por otro lado, si maldecir fuera aceptado socialmente como palabras normales, perdería su carácter ofensivo y ya no tendría la fuerza que tiene actualmente.

Por ahora es una conducta a corregir y fuente de energía para muchos, una división entre lo socialmente aceptado y una forma de expresar sentimientos.