Divide y vencerás: malos usos de la segmentación digital
El ciberespacio se ha convertido en una extensión de nuestra vida y, por lo tanto, en un escenario deseado para influir en nosotros. En ocasiones aportando libertad y, en ocasiones, coartándola.
Lo que nos hace pensar que internet es el quito poder. Hemos visto como las redes sociales masivas son escenario de batalla de servicios de inteligencia, para obtener información y para expandir otra.
Paradójicamente, la idea original de estas herramientas, las redes sociales, fue convertirse en el paradigma de la libertad absoluta para todos, donde cada persona pudiese expresar lo que nadie se atrevía en los medios de comunicación masivos, sin embargo, hoy también existe censura en estos espacios virtuales.
Segmentación o… ¿segregación?
La propaganda masiva, no es nada nuevo, estamos expuestos a ella desde la Primera Guerra Mundial, pero la propaganda masiva y segmentada si lo es.
La capacidad de segmentación actual es admirable. Segmentar, en el contexto digital, significa analizar e identificar los perfiles de grupos de usuarios que pueden tener filias y fobias específicas, que reclamen cambios o que necesitan soluciones, para posteriormente ser satisfechos con estrategias, mensajes y contenidos específicos para ellos.
Estos ataques a la población a través de propaganda, consigue polarizar a millones de personas, haciendo que llegue a justificar acciones que son de hecho injustificables, si son llevadas a cabo por “uno de los suyos”.
Divide et impera
Esto nos lleva a una técnica milenaria “divide et impera” y parece que funciona muy bien en la actualidad. La división y fragmentación de nuestros días consigue lo propuesto: que las personas no se unan y hagan frente a los disparates y atrocidades de la política actual.
¿Funciona? Si, y funciona muy bien. Vemos como las sutilezas han desaparecido en política, ya no existe problema alguno en reírse en nuestra cara sin avergonzarse lo más mínimo.
Adormecimiento social
Por otra parte, también podemos ver como el entretenimiento masivo y a grandes dosis que se inyecta a los usuarios, termina por adormecerlos.
La pregunta que nos podemos hacer es si esa capacidad de distracción vacía, provoca la delegación de problemas reales, a los que necesitamos dar solución, a gobiernos u otras entres de poder factico.
Falcon-node
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