Sábado fin de mayo Mendoza, Argentina, llegó el frío, estamos en plena pandemia y salí de mi trabajo más tarde de lo común pero no tanto, a las 19 horas, ya está oscuro pero no del todo, más bien queda algo de claridad.
Instantáneamente recordé con el mismo frío llegar aquí cuando por primera vez pise esta tierra en otoño, hasta el color del cielo es diferente acá en el atardecer, tiene un color azul celeste increíble pero está noche me envuelve una sensación muy rara de soledad obligada y ver los negocios tan cerrados y la ciudad quieta menos ayuda, comienzo a manejar de regreso a casa y me pregunto para que todo esto? es como haberme concentrado solamente en el daño que la falta de libertad ocasiona? O en las costumbres? O será un capricho?
Llego a casa y tengo que sacar al perro a la plaza, el frío de la noche ya está anclado, busque un abrigo y no había, algo que diera calor a mi cuerpo y a mi corazón.
Pero de repente encontré mi campera nueva. Una campera de cuero pesada.
Agradeceré siempre que mi hermana me insistiera tanto en llevármela en ese calor de enero que con tanto frío se llevara al viejo...
Por insistencia me la probé aquella noche, aunque no la quería, me dio mucho calor abrochármela y tampoco quise aferrarme a más objetos en esta vida.
Pero ayer, meses después de esa noche todo era todo distinto, todo cambió, el frío, el cielo, la soledad, quería un abrigo para de una vez por todas volver al frío y sacar al perro, creo, y ese era el único abrigo que podía dármelo.
Descolgué esa campera nueva para mi, me la puse y fue ahí cuando me rodeó esa mezcla de aroma a tabaco y perfume que me volvió a abrazar en el calor que tanto necesitaba.
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It is strange how what we once didn't like comforts us now. A warm embrace from your sister. Enjoy the leather coat. 💕