Desde una tierra caliente como radiante y llena de energía, donde las nubes te besan la piel en las alturas y las arenas del desierto se cuelan entre los dedos de tus pies. Desde acá, te escribo éstas letras.
Suelo pensar que lugares como Chile, con sus paisajes patagónicos o Argentina con sus pampas, son destinos obligados para cualquier alma que desarrolle su existir en América latina, pero he aprendido, en mi corta vida, sobre la indiscutible y potente relación - no sé si eléctrica, química o electroquímica - que existe entre un Ser Humano y la tierra donde se nace. García Márquez solía decir que siempre, al volver de alguno de sus viajes en el extranjero, experimentaba una sensación de euforia al sentirse de nuevo en su tierra, al aspirar su aire, al plantar sus pies sobre la tierra.
Yo soy nativo - oriundo - de mi tierra, de La Guajira, uno de los Departamentos de la República de Colombia, anteriormente llamada Provincia de Padilla, en honor a Jose Prudencio Padilla, caudillo libertador nacido en la ciudad de Riohacha, hoy capital.
Península, tierra milenaria de los Caribes, aborígenes bravos, en mayor o menor medida, que no comenzaron a existir con la llegada de los conquistadores españoles, franceses, ingleses y demás navegantes de la época del siglo XV, sino que llevaba mucho tiempo construyendo su civilización, viviendo en junta con la naturaleza, con las voces de la tierra, del agua, del aire.
Las voces de los bosques locales hoy han sido mermadas, los ríos ya no suenan con la fuerza del pasado, el aire ya no se respira tan limpio y puro. Pero éso es un asunto general, hoy ando particular.
Comencé a escribir textos con ritmo musical hace alrededor de 5 años, para evitar que esas rimas - sonantes en la mente, vibrantes en el cuerpo - se perdieran en la inmensidad del index etéreo de las redes neuronales. Hoy, he compuesto algunas canciones y grabado algunas de las mismas, es decir, algo he producido.
Uno de los motores de mi composición es el rescate de la realidad local y regional, a través de las posibilidades que la oralidad, la música y la trasmisión global e instantánea de información ofrecen a quien quiera dedicarse unas horas a tal efecto.
Ésta es una de esas canciones:
Si he de salir de mi tierra, me llevaré algo de tierra, algo de aire, algo de agua; guardadas tales cosas en mis canciones, para que la euforia me acompañe hasta la Patagonia, hasta las Pampas, hasta los Polos y a bordo de un Apolo o de un Falcon.
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tiene razon no hay como la tierra en que nacimos