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El gamonal, ya gamuzo y nacional,
a doce lustros de cruzado el umbral,
finalmente, a la inquieta Vida pudo agarrar.
Listo ya, para la barca con encono abordar,
Pensando: Sí ya yo me voy, mejor es depurar.
Manda, organiza, quema y reza.
A Confesar.
Distrajese un momento.
La vida es amplia para analizar.
Cuando volvió la vista,
un ángel lo llamó del cielo,
Diciendo: No pongas tu mano sobre la muchacha,
Tampoco le hagas nada.
Mirad, un cauquero, atrapado en un matorral por sus cuernos;
Ofrece al venado del Orgullo en lugar de a ella.
Pero el anciano no quiso, sino que mató a su hija,
Y la mitad de la semilla de América, una a una…