Más allá de lo epicúreo o de lo estoico, el asunto de que como Seres (Humanos, por cierto) nos encontremos ordenados en desorden como miembros de la colectividad de lo colectivo, debe resultarnos – como parte de eso que aparentemente somos – majestuoso.
No tan allá, deberíamos ser conscientes de que a pesar de la destrucción de unos sobre otros y otras (sobre todo de otras), como Seras y Seres, que somos, tenemos la indudable y evidente capacidad de armonizar nuestra existencia con nuestro entorno y que eso no implica, hoy en día, destruir tal entorno, con todo abordo.
Por ello, quizá como una suerte de revelación sostenida en el tiempo, al ver corrientes de pensamiento orientadas unas hacia la razón; otras hacia el placer, y demás explicaciones posteriores, hace tantos días pasados, me resulte propicio afirmar hacia el espacio que os circunda: “No hay acción más idiota que pretenderse…
“El mundo no tiene que ser destruido por guerras, desacuerdos y odio.
Todo lo que tenemos que hacer es seguir hablando”
(Hay que traducir, te anticipo…)
Hoy más que ayer, resulta idóneo y lleno de sabiduría pensar en lo colectivo.
Si tú respiras, puedo hacerlo yo.
Si tú plantas un árbol, puedo hacerlo yo.
Si tú me disparas con un arma de fuego, pues sólo quedaste vos.
deberíamos ser conscientes.y no destruir nuestro único planeta en el cual nacimos.creo que los politicos son los mas inconscientes,en vez de construir ,destruyen.