¿Vives el presente?

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Nuestra vida está llena de experiencias que juzgamos como buenas y malas experiencias, muchas veces pensamos y juzgamos las cosas que suceden y nos lamentamos por las malas situaciones que pasamos buscando siempre una explicación, pero sólo cuando las consideramos malas, sin embargo cuando nos suceden cosas buenas nunca reflexionamos ni nos preguntamos ¿por qué a mí? ¿qué hice para merecer esta bendición? Una vez leí un libro llamado "La muerte de Iván Ilich" de León Tolstoi (Lev Tolstoi). Trata de un exitoso abogado que, ante la inminencia de la muerte, reflexiona sobre su vida y cree que no la ha vivido como debiera porque está vacío y solo en su situación; Sin embargo, y a pesar de la dura trama sobre los acontecimientos que rodean su paso hacia la muerte, me doy cuenta de que analiza el vacío y la impotencia hacia lo que no podemos manejar, y no lo que manejamos y es una especie de pregunta de ¿por qué luchamos? ¿Y si pudiéramos tener una muerte mejor?

 

 La vida y la muerte son hermanas en este mundo y si bien es cierto que cuando andamos de la mano de la primera siempre vemos lejos o negamos a la otra, siempre está ahí, esperando su turno para acompañarnos en el viaje hacia lo desconocido, por lo que vivir la vida en los pequeños micromundos que nos hemos hecho es un paso que muchas veces damos a ciegas y la mayoría de las veces mirando hacia nuestro pasado (que ya no está) o hacia nuestro futuro que siempre será incierto porque independientemente de las metas que tengamos, la muerte siempre estará esperando su turno.

 

 Así que si cambiamos eso de recordar tantas cosas vividas y esa espera por lo que será mañana; por lo que está siendo hoy, por lo que estoy sintiendo hoy, agradeciendo cada momento que estamos viviendo en el presente y valoramos cada sonrisa y cada lágrima, viviendo intensamente cada éxito y cada derrota; levantándonos cada vez que nos caemos con la alegría de saber que estamos vivos, sintiendo la brisa acariciando nuestro rostro o la lluvia cayendo, así como el sol abrasador quemando nuestra piel cuando estamos expuestos; sabiendo que ciertamente no tenemos ninguna certeza de lo que será el mañana, pero sí sabemos que estamos viviendo el hoy y lo que estamos haciendo hoy. Porque nuestro paso por este mundo tiene un sentido para nosotros y tiene un sentido para los demás, pero ese sentido para nosotros es el que marca una existencia plena, es el paseo por este mundo estando en él, sin pertenecer a él .

 

 Ayer vi la historia de un chico en un país latinoamericano que se dedicaba a hacer obras de caridad y murió atropellado en una carretera después de haber hecho su última obra de caridad, grabado en vídeo, el joven tenía sólo 27 años; si valoramos su vida desde nuestro punto de vista, según el que tengamos, podemos pensar que su vida servirá de ejemplo para muchos de que en poco tiempo se pueden hacer muchas cosas buenas; Por otro lado, si lo vemos desde otro punto de vista podemos pensar que lo hizo mal porque el día de mañana todo el mundo se olvidará de él y dejó de hacer muchas cosas por él, para dedicarse a la filantropía, y hay un tercer punto de vista que es la visión de sí mismo, para saber lo plena que era su vida en el momento de encontrarse con la hermana no deseada llamada muerte, que dice soy feliz con lo que estoy sintiendo y haciendo en este momento y no importa si mañana no lo soy porque mi hoy tiene todo lo que debe tener.

 

Tener sentido o no tenerlo en todo lo que hacemos es darle el valor que creemos que tiene según nuestras creencias y experiencias, a veces vivimos la vida sin sentido para nosotros solo pensando que significa algo para nuestra sociedad o nuestro entorno sin darnos cuenta de que realmente no estamos viviendo plenamente; entonces ¿qué es vivir plenamente?

 

En la actualidad, debido a la situación de la pandemia, muchas vidas han tenido un parón, es decir, muchas personas han dejado de vivir su vida pensando en continuar o normalizarla cuando todo acabe y en este momento hace más de un año que todo empezó, por lo tanto, si seguimos haciendo cosas o dejando de hacerlas, posponiéndolas para cuando todo acabe, deberíamos pensarlo mejor y cambiar esta forma de hacerlo, es decir, empezar a vivir la vida hoy, sin pensar en ese futuro que no sabemos si llegará y mucho menos cómo llegará.

 

 Entonces, ¿tengo que vivir la vida como un loco?  Vivir la vida hoy es cuando disfrutamos, sentimos, sufrimos y lloramos a cada momento por lo que está siendo y no por lo que será, cuando hacemos las cosas sabiendo que el hoy nos está dando resultados a veces inesperados pero que importa el proceso y no el resultado y que independientemente del mañana estamos siendo felices hoy, lo que no significa que hagamos cosas que destruyan un posible futuro.

 

 ¿Cómo se hace eso? Por ejemplo, en el momento de escribir estas palabras no estoy pensando en cuántas personas lo leerán, o si les gustará o no, o si creará polémica o no, y mucho menos en el impacto que pueda tener o no, simplemente lo estoy viviendo, disfrutando y sintiendo en cada pulsación que estoy dando, dejando fluir por mi mente los pensamientos que le siguen. También en el momento en que tomamos la decisión de hacer cosas que nunca hemos hecho pero que hemos querido hacer, porque quizás siempre hemos temido a lo desconocido y no nos arriesgamos por el qué dirán, siempre hemos estado atados a una forma de pensar que nos impide ver más allá, pues es en ese momento de explorar todas estas cosas cuando estamos viviendo el presente.

 

 ¿Qué estoy haciendo de forma diferente para llegar a estas experiencias? Estoy haciendo lo que me gusta y siempre he soñado hacer, que es dejar que mi mente se expanda y vaya más allá de lo físico, más allá de lo real, más allá de los sueños, teniendo como recompensa, la alegría de sentirme vivo en cada momento con cada palabra escrita, con cada imagen que pasa por mi mente, leyendo historias tan fascinantes como la vida de Stephen Hawking por ejemplo, que a los cuarenta años perdió por completo la movilidad pero logró ir más allá a través de su imaginación, quizás en una huida de la realidad que le subyugaba y logró muchas cosas, quizás sin proponérselo realmente, como Ludwig Van Beethoven que a pesar de su sordera logró crear la más bella sinfonía jamás escuchada, pero ¿qué creo que significó para él esa sinfonía?  Porque si nos interiorizamos en su pasión y en sus vivencias porque no me interesa su legado cultural sino sus luchas internas, sus fantasmas y sus demonios, al igual que Horacio Quiroga, Vincent Van Gogh pero no visto desde el punto de vista psicológico sino espiritual y humano porque es una paradoja pensar que disfrutamos tanto de sus obras, pero no nos damos cuenta del ser humano que hay detrás de ellas y de la lucha que se estaba gestando en su interior, ni de la belleza de su mundo que a veces pensamos o juzgamos según la historia que nos han contado, diciéndonos que sigamos el ejemplo de cómo consiguió tanto con tan poco, o con tantas limitaciones o juzgando el suicidio de unos y la locura de otros, sin darnos cuenta de que, sólo vivieron y que quienes los hicieron iconos o símbolos, fuimos nosotros en muchos casos post mortem; es decir, a veces no fueron valorados por su tiempo o cultura, sino por otros tiempos y otras culturas.

 

 A veces se nos vende como parte de la inmortalidad el hecho de dejar un legado, es decir que tenemos que vivir de tal o cual manera para hacerlo, pero ¿es justo que sacrifiquemos vivir nuestro presente para dejar un legado que quizás sólo sea apreciado por generaciones posteriores y que depende de que los valores culturales a los que se somete ese legado no cambien? porque si lo hacen, entonces estarías dejando un legado herético, ahora bien, si tu felicidad es el sacrificio del hoy en pos de un legado futuro entonces hazlo, sé feliz porque estamos hablando de vivir el hoy y ser felices hoy con lo que tenemos y lo que hacemos.

 

Espero que hayan disfrutado de estas locas divagaciones o desvaríos de un literato.

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