Mantener la felicidad conyugal a través del tiempo no es tarea fácil. La oficina, las cuentas por pagar, mantener la casa en orden, las obligaciones sociales, el estrés que implica llevar una vida sexual fresca y entretenida y lo que para algunos es el principal "problema" los niños: todo atenta contra las posibilidades de felicidad eterna de tu matrimonio... Entonces, ¿Es ésta una misión imposible?
No son los hijos la principal causa de conflictos en la pareja, como pueden pensar algunas personas, según la mayor parte de los expertos en problemas de familia. Si bien estos constituyen fuente permanente de preocupación y trabajo, su presencia y el amor que de ellos deriva es parte integral de la estabilidad de la mayoría de los matrimonios bien avenidos.
Ignorar tus necesidades como persona y las de la pareja si son argumentos vistos por la mayor parte de los expertos como culpables de muchos fracasos matrimoniales. El matrimonio es mucho más que la unión formal de dos individuos, es más bien un "contrato" hecho por amor que requiere de continuos cuidados y atenciones para sobrevivir. Así como no puedes estar demasiado ocupada como para no dar de comer a tu bebé, tampoco puedes dejar pasar el tiempo sin nutrir tu relación de pareja. Cuando falta la emoción y el afecto, el matrimonio comienza a tornarse aburrido y, eventualmente, se queda sin razones para subsistir.
Para asegurarte de que llegues a tus bodas de oro con toda la felicidad posible, sigue estos fáciles consejos:
1. Róbale momentos a tu día:
Busca tiempo para estar a solas con tu esposo: aunque tengas una docena de hijos, dedícale un tiempito cada dia a tu relación de pareja. Conversa con él por teléfono a media mañana, enviale un mensaje, robate un momento para hacerle una caricia mientras tus hijos ven televisión y enamóralo en la intimidad antes de que se levanten los niños en la mañana o busca la ayuda de alguien que se quede con ellos una noche a la semana. Nutre tu relación de pareja para tener la fuerza que les permita enfrentar con alegría las dificultades que inevitablemente aparecen.
2. Redescubre tu sexualidad:
Mantén activo el contacto físico con tu pareja tanto como sea posible. El sexo no se practica solo en la cama y de noche. Bésalo y abrázalo con ganas y deseo en vez de hacerlo como una formalidad. Acuéstate a la misma hora que él y trata de que se duerman abrazados ¿Cuando fue la última vez que te duchaste con tu esposo o que le hiciste cosquillas? Relájate y revive tu sexualidad.
3. Revive los buenos momentos que pasaron juntos:
Quítale el polvo a esos viejos álbumes de fotos, o los ahora álbumes digitales, y siéntate a tomar una copa con tu esposo para recordar cómo se veían cuando eran más jóvenes, no tenían niños y parecía que tampoco tenían compromisos ni preocupaciones. Revivirán muchos momentos felices.
4. No le temas a una discusión:
Muchas veces en un intento vano por evitar conflictos -y en consecuencia impedir la verdadera intimidad- evadimos conversaciones acerca de nuestras diferencias, rabias, miedos, deseos, necesidades, sentimientos y tantas otras cosas. No tengas miedo de tocar asuntos delicados, ya que comunicación no es solo conversar acerca de las noticias, el trabajo o los problemas de la casa. En la medida que puedas tumbar barreras en la comunicación con tu esposo, ambos serán más libres y capaces de dar y recibir del otro.
5. Trátalo con consideración:
En vez de reclamarle por haberse olvidado de recoger la ropa en la tintorería de regreso a casa, comprendelo y dale otra oportunidad. Piensa que algo similar es lo que te gustaría escuchar de él si se te quema el almuerzo. Reclamar todo el tiempo no conduce a nada bueno, solo aleja a tu pareja, mientras que reconocer los valores del otro es reconfortante para ambos. A todos nos gusta que alaben nuestras virtudes.
6. Invítalo a salir:
Aunque a veces sea complicado, es imprescindible que salgan de casa periódicamente. No hace falta que gasten demasiado: a veces un paseo por un centro comercial o sentarse en un café de moda para probar un postre es suficiente para que ambos se sientan como novios nuevamente.
7. Paciencia:
Sobre todo cuando acaba de nacer el bebé en la familia, papá y mamá necesitarán de mucha paciencia. Tú estarás permanentemente cansada, tendrás mucho menos tiempo para dedicarle a tu esposo, te pondrás monotemática y habrá mucho menos sexo. Recuerda que esto es pasajero y cualquier señal de cariño entre ambos hará de este período más llevadero.
8. Cuídate:
Cuando puedas toma una siesta (aunque sea por 10 minutos), no pases todo el día sin asearte alegando que es por atender al bebé, sino tienes otra manera de ejercitarte sal de la casa con tu pequeño en coche y camina a buen paso durante 30 minutos. No dejes de arreglarte tu cabello, ya que sentirte bonita y cuidada es importante, especialmente para tu pareja, a quien no le agradará verte descuidada constantemente.
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P.D.: La imagen principal fue tomada de la página web imer.mx
